La historia del Palo del ahorcado inicia a mediados de los años 60. Para la época, Blanca Pineda tenía 9 años y sus amigos en el barrio, los niños Mantilla, 5 y 6 años de edad. A todos les inquietaban las tres luces que aparecían por las noches en la parte alta de la montaña y querían saber qué era lo que pasaba allí.
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Todas las noches ocurría lo mismo y Blanca le preguntó a su papá qué había ahí. Él le respondió que era el pecado de los compadres, que se amancebaron y de ese pecado nació un niño al que llamaron Jaime.
A sus trece años, continúo insistiendo en conocer más a fondo el misterio de las tres luces que alumbraban la montaña por las noches. Ni sus padres ni nadie podía ir hasta ese árbol debido a que quien se acercara, sería excomulgado por la Iglesia Católica, que en esos tiempos tenía su sede en Bosa, pues no existía Ciudad Bolívar como tal. Todo el mundo tenía miedo y se transmitía a los hijos. Por eso, nadie se acercaba por la montaña.
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A mediados de 1938, llegó a la zona la familia Guzmán. Se asentaron en la Hacienda la Carbonera que le compraron a los Cobo y tumbaron la montaña que era virgen. Estuvo varios días esperando a Don Santiago Guzmán en el camino para que le contara la verdadera historia y le descifrara el misterio que había en esa montaña.
“Me contó que la Ernestina, comadre de doña María porque era la madrina de uno de sus hijos, se amancebó con su marido, Don Pablo Mayorga, que vivía en los riscos de la montaña con su mujer María y se separó de ella para ir a vivir con Ernestina. La gente decía que era una mujer alegrona y la historia cuenta que una noche, Mayorga salió a orinar y se perdió entre los zarzales. Lo esperó toda la noche y el hombre nunca regresó.
Al día siguiente lo buscó por toda la montaña en los terrenos que en esa época correspondían a la Hacienda Cazuca y a la Hacienda Santa Rita. No lo encontró y decidió pedir ayuda a la familia Guzmán, los vecinos que habitaban en la montaña. Todos le ayudaron a buscar a Mayorga y lo encontraron con unas marcas muy extrañas. Entonces dijeron que el putas había sido el responsable de todo eso. Otros decían que el diablo lo había matado por vivir en concubinato”, dijo.
La Ernestina enloqueció al ver que su marido había muerto y al tercer día se colgó del palo de eucalipto al que le dicen el palo del ahorcado. A mediados de los años sesenta, las familias hacían paseo de olla al palo del que decían que ya se había ido la maldición y unas 20 familias habitaban en la zona.
Blanca Pineda, una de las matronas de Ciudad Bolívar, fue quien más ayudó a impulsar la historia del palo entre los años 60 y 70 llevando historiadores a la localidad para que documentaran el tema.
Las primeras familias que llegaron a Ciudad Bolívar vivían de la explotación del carbón y la piedra caliza. Según la leyenda, la Ernestina se cuelga del árbol en 1939 y las viviendas que existían eran hechas en guadua con techo de zinc, estaban ubicadas en los predios de la Hacienda el Resbalón de propiedad de la familia Cobo y los Prietos, quienes les vendieron a las primeras 20 familias que llegaron a vivir en la zona. También existía la Hacienda Santa Rita de propiedad de Doña Trinidad de Cobo, que en la actualidad se llama Altos de la Estancia.
Con el tiempo, los nuevos pobladores de Sierra Morena, Cazucá, La Estancia y Potosi, le atribuyeron más ahorcados, pero en realidad fue una sola ahorcada: la señora Ernestina. Sin embargo, la gente suma entre 11 y 20 muertos más, aunque han aparecido muertos debajo del árbol o muy cerca, pero no ahorcados.
Lo cierto es que el árbol en varias oportunidades lo quisieron quemar, pero no tuvieron éxito y la magia es que no se le caen las hojas, ha permanecido igual y es muy distinto a los de su especie por ser mediano y con varias ramas.
Se ha vuelto mítico e importante para la fe católica y hace más de dos décadas empezaron hacer rogativas cargando la cruz cada Semana Santa. Desde el barrio la Candelaria en Ciudad Bolivar hay peregrinación hasta el palo del ahorcado con la participación de hasta 30 mil personas un Viernes Santo.
El palo del ahorcado es un patrimonio religioso de la localidad de Ciudad Bolívar al que le atribuyen muchos milagros de sanación para la gente que ha pedido por su salud y hace parte de la resistencia de los jóvenes, la literatura y el fortalecimiento de una identidad cultural. El 13 de diciembre de 2023, el Consejo Distrital de Patrimonio Cultural declaró al área que corresponde al parque de Cerro Seco, donde está localizado el palo del ahorcado, como un bien de interés cultural del Distrito.