Gustavo Petro afirma que el presidente Duque está ejerciendo una concentración de poder a través de los organismos de control y que esto es antidemocrático y propio de los regímenes totalitarios.
Vistas las cosas así no más, no dejan de causar alarma y nos llevan a preguntarnos qué está pasando con esta incipiente dictadura. Analicemos con cabeza fría los nombramientos a los que se ha referido el senador:
- Magistrado de la Corte Constitucional: el artículo 239 de la constitución establece que los magistrados de dicha corte serán elegidos por el Senado de la República de sendas ternas presentadas por el presidente, la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado. No los nombra el presidente.
- Fiscal General de la Nación: el artículo 249 de la carta magna establece que será elegido por la Corte Suprema de Justicia de terna enviada por el presidente. Ya se han presentado casos en los cuales la corte ha devuelto la terna, más de una vez, hasta que incluya, al menos, un candidato elegible. Entonces, tampoco lo elige el presidente.
- Procurador General de la Nación: el artículo 276 de la constitución establece que será elegido por el Senado de la República de una terna integrada por candidatos del presidente, la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado. Tampoco lo nombra el presidente.
Si estos nombramientos, al decir de Petro, son antidemocráticos, totalitaristas y concentradores de poder, son producto de la constituyente del 91, en la cual el M-19 tuvo 19 de sus 70 integrantes con voz y voto, quienes en su época se atribuían la paternidad de la carta magna, como lo dice este artículo de El Espectador del 24 de abril de 2010: “Para antiguos dirigentes del M-19, como Vera Grave, Gustavo Petro y el mismo Antonio Navarro, dos décadas después de la desmovilización y del magnicidio de Pizarro, el legado más importante que ha dejado el movimiento al país es su participación en la redacción de la Carta Magna de 1991”.
¿En qué quedamos?