En medio de todo, de todo lo que pasa, no se pierde el humor; la campaña electoral va como (…) un buen chiste; agridulce; pero toca atacar la desesperanza y tomarlo amablemente; aunque la invitación es a desbocarnos; sí Señoras y Señores, desbocarnos o, ¿será mejor descocarnos?; se oyen tantos epítetos que se torna imposible entender lo que proponen los candidatos.
Entre ‘mamerto’ y ‘populista’ la polarización va en creciente. La verdad, el panorama es bien difícil de pintar.
‘Populista’ en una expresión de moda, y señálese o dícese de quien realiza propuestas irrealizables; ¡válgame Dios!, irrealizables, impensables se diría. Así vistas las cosas, recuerdan ustedes (los mayores) ¿cómo qué no, al añorado personaje Goyeneche?, quien fue descrito muy bien por el escritor: “La palabra Goyeneche, además de ser un apellido, fue hace años un genérico que servía para calificar las actitudes torpes, los comentarios estúpidos, las propuestas absurdas o los planteamientos incoherentes. Pero el célebre Goyeneche era en realidad un político. Se trataba de un demente protegido por los estudiantes de la Universidad Nacional, quienes lo exhibían como su dirigente de cabecera en una demostración de crítica hacia los políticos del país y, por supuesto, como una forma de distraer el tedio académico mamando gallo”. Hoy se sienten esos mismos vientos. Y la gente, el votante, además de quedar vivamente impresionado, para bien o para mal, lo cierto es que recibe el mensaje y, sobre lo irrealizable, el debate se inicia; por supuesto, no concluye, pues como no se sabe si va en ganancia o pérdida frente a una elección, sabrá quién sabe qué pitonisa, si tiene efecto en los hechos, no en los dichos. En mejores términos, la simbología del discurso se pierde en identificar la oferta y, después de nunca cumplir, no se puede aprehender, todo queda ahí: en nada; no aprender, sino aprehender: Coger, asir.
Un rebusque, una oferta de ideas,
de objetos que se tratan de vender
en el mercado de la imaginación, para convencer
Un rebusque, una oferta de ideas, de objetos que se tratan de vender en el mercado de la imaginación, para convencer. Lejos de popular, de agradable, de posible, consta de un esfuerzo inimaginable de rótulos vacíos. Populismo, degradación de popular, conveniente, posible, exhibición de postura agradable, pausada y acogedora, llamativa; en fin, lo popular es lo que pretende dar solución a una necesidad.
Ahora, el de ‘mamerto’, lástima grande que no encontré significado en los diccionarios tradicionales; pero sabemos qué es o, por lo menos a qué se asimila… algo así como: comunista y etc. -inenarrable el resto-; dejemos ahí.
A propósito de la expresión, no puedo dejar de mencionar el concurso o el premio al ‘mamerto’ ideado por la hoy Representante y candidata al Senado doña María Fernanda Cabal, quien invitada a entrevista por la periodista Vicky Dávila, presentó de manera muy divertida, hábil y descriptiva la clasificación con retratos; ufff. Muy divertido. Ello en respuesta o contraportada de otro concurso, dicen, que no lo quiero ni imaginar.
Al paso, en la cruda realidad, la polarización.
Es lo que preocupa.
No deja de ser el punto de inestabilidad, hasta, económica
Al paso, en la cruda realidad, la polarización. Es lo que preocupa. No deja de ser el punto de inestabilidad, hasta, óigase bien, hasta económica.
Al paso, lo alucinante. Se llama a la concordia, a la prudencia, a la unión. Y alguien me preguntaba con especial asombro: ¿quién el campeón de la polarización? ¿Quién cambió la idea por el epíteto? y, ¿quién la palabra, por las armas? Repito: alucinante.
En fin, vale un alto en el camino; en el abismo de una trágica impostura; trágica: lamentable; impostura: engaño; ¿un lamentable engaño será el reinante?
Entre ‘mamerto’ y ‘populista’ la polarización va en creciente. La verdad, el panorama es bien difícil de pintar