Las últimas imágenes que le quedaron al mundo de un barco lleno de turistas en alta mar fue de cruceros como el Diamond Princess y el Zandaam, ambos a la deriva, a la espera de que algún puerto lo recibiera y con personas contagiadas a bordo y toda la tripulación en cuarentena. Finalmente llegaron a Fort Lauderdale y ciudad de Panamá respectivamente.
En Japón, Italia, Francia, Australia y Estados Unidos se habían vivido días antes verdaderos dramas de cientos de personas atrapadas en barcos con personas contagiadas a quienes se les impedía desembarcar teniendo tierra firme a pocos metros de distancia.
También el primer caso de coronavirus que llegó a Cartagena fue en un crucero. Malos recuerdos que sin embargo no borran el sueño de muchos en el mundo que es poder darse un viaje en un crucero. Sin embargo, es por el momento un sueño aplazado porque desde el 11 de marzo los cruceros fueron obligados a apagar sus motores.
En cuestión de días, las líneas de cruceros, así como las empresas de turismo dedicadas a ofrecer este tipo de servicios empezaron a ver los números en rojo.
Solo en las aguas del caribe navegan semanalmente 7 compañias (MSC Cruceros, Pullmantur, Royal Caribbean, Costa Cruceros, Norwegian Cruise Line, Celestyal Cruises, Celebrity Cruises) cuyas flotas ubicadas en esta región del mundo ascienden a los 25 barcos, todos con capacidad mayor a los 2 mil pasajeros.
Lujosos barcos permanecen vacíos atracados en diferentes puertos ciudades que el pasado fueron paradas obligadas o puntos de llegada o de salida en sus rutas de viaje. Miami, Nassau (Bahamas), San Juan de Puerto Rico, Fort Lauderdale y Colon en Panamá, son algunos de los puertos con hasta 8 gigantes cruceros con capacidad de hasta 3 mil personas en sus costas parqueados.