Crónica de una represión anunciada: censura en #UnDíaEnLaUN

La Universidad Nacional de Colombia cumple 150 años de vida y para celebrarlo, la institución de educación pública más grande y más importante del país ha decidido realizar una película. Para la dirección del largometraje ha convocado al director Rubén Mendoza, egresado de la carrera de Cine y Televisión de la mejor universidad de Colombia según el Consejo Nacional de Acreditación, el Ranking QS (según el cual es la primera en el país y la octava en Latinoamérica), Shanghái Academic Ranking of World, Ranking U-Sapiens y University Rankings by Academic Performance. En pocas palabras, de la Universidad Nacional. Estos motivos de celebración contrastan con la realidad del campus: la carrera de Arquitectura no tiene edificio porque fue derrumbado en 2015 y sus docentes, estudiantes y personal administrativo han sido desplazados al CAN. En el 2017, se les unen los de la facultad de Artes, cuyo edificio (que queda enfrente a las ruinas de Arquitectura) ya se encuentra desalojado, y se suma a la lista de facultades desplazadas del campus, sin espacio propio a pesar de haberlo tenido por décadas (incluso siglos).   

Ver: El deterioro de la Universidad Nacional

Es tan curiosa la devastación de la universidad que incluso la División de Vigilancia y Seguridad (DVS), el poder más fuertemente financiado y visible en el campus desde hace varios años, perdió sus oficinas y le tocó mudarse a la torre inclinada de Enfermería, evidentemente en riesgo. Ante todo esto, y a pesar de tener 21 edificios en estado de vulnerabilidad, con los techos de los edificios de Derecho y Cine derrumbados en un numerosas ocasiones por varios aguaceros, con un estadio y un hospital en ruinas, lo que se ve en la Universidad Nacional es la ampliación de parqueaderos, la destrucción de huertas, murales y celebraciones estudiantiles por parte de la DVS y sobre todo la aparición de empresas privadas como Cosechas, Oma, entre otras, al interior de la institución. Mientras los 150 años se evidencian más en las grietas y fisuras que en los reconocimientos oficiales, la vitalidad de la universidad parece más una anciana esperando la muerte o el trasplante de recursos privados que una institución pública en crecimiento. Porque para ser honestos, la Nacional en el pregrado es una universidad semi-pública a duras penas (si se compara con las instituciones de México, Brasil o Argentina donde la educación pública superior es gratuita), y en el posgrado es absolutamente privada, ya que cuesta prácticamente lo mismo que la Javeriana o el Externado y cuenta con muy poco apoyo de Bienestar Universitario.

Ver: Privatización y universidades públicas

En las cifras, es evidente el sector de la población colombiana al cual están enfocados los esfuerzos de la universidad: hay el doble de posgrados que pregrados y cada vez se crean más maestrías, especializaciones, doctorados, cafeterías privadas, parqueaderos y medidas represivas de seguridad, mientras se ve una censura radical a los estudiantes de carreras tan vitales como Sociología, Medicina, Artes y Derecho. En resumen, cada vez entra más gente que paga una matrícula de millones mientras salen personas de poblaciones que realmente necesitan una universidad pública porque no tienen recursos para pagar una privada y cuya matrícula no excede el medio millón. Así, es evidente que llegan cada vez más estudiantes en carro mientras se ven los recortes en Bienestar, Residencias, Cultura, Salidas de campo y apoyos a los estudiantes de las regiones, los barrios o las comunidades étnicas.

Dictadura universitaria: desapariciones, censuras y represión

Ver: ¿Paranoia y censura en la Universidad Nacional?

La Universidad Nacional tiene un sistema poco democrático que parece más una dictadura universitaria en la cual se nombra un rector tirano por parte de los gobiernos nacionales que un gobierno universitario autónomo elegido popularmente. Frente a las propuestas de los estudiantes y de la comunidad universitaria, en particular en actividades pacíficas y autónomas como las huertas, los conciertos, los murales, los encuentros, las jornadas de cuentería y los cineforos, la DVS ha ejercido tal represión, que los espacios emblemáticos están siendo amenazados, destruidos y desalojados. A tal punto ha llegado la destrucción de los símbolos de la historia de la universidad (la cual se supone se celebra en este sesquicentenario), que la plaza Che, bautizada así por los estudiantes que pintan el rostro del líder revolucionario y en la cual las generaciones de egresados de las últimas tres décadas se han tomado sus fotos de grado, está amenazada desde hace casi un año ya. Es tal el atentado a la memoria de la Universidad que muy pocos de los que han ingresado recientemente saben que el Che Guevara se pinta en la Plaza principal de la Universidad Nacional no por el comandante argentino sino por los estudiantes colombianos asesinados por fuerzas del Estado después de pintarlo por primera vez en ese lugar. Los hermanos Sanjuán, quienes pintaron hace 35 años el rostro de Ernesto Guevara, eran estudiantes de la Universidad Nacional que fueron perseguidos por el estado colombiano y se sumaron a la lista de los caídos en persecuciones particulares y en masacres como las del 54 o el 84: los incontables asesinatos que ha sufrido la universidad pública. En pocas palabras, el Che es pintado en la plaza por los estudiantes en homenaje a sus compañeros que fueron asesinados por pintarlo la primera vez allí, se pinta para que valga la pena el motivo por el cual perdieron la vida, para que ese símbolo sea el recuerdo de que necesitamos una institución donde se puedan expresar las ideas sin ser perseguido, exterminado o encarcelado por ello.

Ver: Así se pintó el primer rostro del Che Guevara en la Universidad Nacional

Sin embargo, esta encrucijada ha sido la crónica de una represión anunciada. Desde el 2013 las medidas de censura y represión fueron más que evidentes. La administración decidió cerrar los viernes por la tarde el campus, a pesar de los programas culturales de Bienestar y las clases institucionales que se realizaban. Los posgrados que tenían clase los viernes en la noche fueron desplazados al CAN y los programas de viernes culturales sencillamente se eliminaron. Así mismo, ya es habitual el cierre completo de la universidad días antes y después del 31 de octubre para reprimir la celebración estudiantil más grande que se realizaba cada año por décadas. Y de ahí para adelante, es la historia de una represión hipócrita y soterrada que ha llegado al punto de exigir el carnet a todo el mundo en la entrada (cuando es una institución que pertenece a todos los colombianos y cuya misión es estar en directa relación con la sociedad que la sustenta), prohibir la entrada de instrumentos musicales y sonido, al igual que la destrucción de las huertas, fogatas y prácticas culturales autogestionadas como los toques, murales, ollas comunitarias, cine clubes, encuentros cirqueros y jornadas de cuenteros que habitaban la universidad. Ante esta censura y destrucción de las iniciativas estudiantiles, se ha visto la actividad de numerosos colectivos que mantienen vivos estos espacios amenazados y perseguidos por la División de Vigilancia y Seguridad siguiendo las ordenes de la Vicerrectoría y la Administración.

Resiliencia cultural: 

Entre los colectivos que conforman esta red que autogestiona cada semestre varias celebraciones de las artes nacidas en la universidad, la ciudad y el país, se encuentran CAICAGUA, UN ECO VITAL, Raíz de Origen, La Charanga Campesina, La Fanfarsa, Tremendo Guajuco, Balde Boys, Arenga, Son Kalavera, Aula y Palabra, Comuna Universitaria, Grupo de Estudios Culturales Kumba, Red de Huertas UN, Llenemos de vida la Nacho, ¡Mantilla! me parece muy gonorrea de tu parte fest., AK UN, CineFreud, La Direkta, Memoria y Derechos UNAL, Exploratorio Intercultural Zewua, entre otros. Aunando fuerzas y cooperando entre artistas, gestores culturales, estudiantes, profesores, administrativos y la comunidad en general, se realizan festivales de resiliencia para mantener viva la cultura universitaria desde que comenzaron a ser demasiado evidentes las represiones por parte de la administración al negar la entrada de los estudiantes al campus en las tardes de los viernes. Así, se realiza cada periodo académico un festival artístico para manifestarse en contra de las acciones destructivas que realizan los directivos de la universidad al cerrar el campus, destruir huertas y espacios estudiantiles, cortar árboles antiguos, borrar murales, arrestar estudiantes y docentes, permitir el ingreso de la policía a la universidad en indefinidas ocasiones y permitir la caída de la estructura física de la Nacional. De diversas formas pacíficas, la comunidad se ha manifestado frente a las reformas, el cierre de becas, subsidios y apoyos para los estudiantes, las insuficientes condiciones laborales de los profesores y el apoyo a los repetidos paros de trabajadores que se han realizado a lo largo de los años.

En este contexto y con la oposición de la seguridad privada de la Nacional, junto a la obstrucción realizada por algunos administrativos, PARCHO EN LA NACHO, el CINEFREUD y los demás encuentros culturales estudiantiles autogestionados se siguen realizando a pesar de cortes de luz, amenazas e intentos de dispersión. Los estudiantes mantienen su vida comunitaria con diversas agrupaciones artísticas y culturales de la Nacional. Estas actividades de resiliencia tienen el fin de recuperar los espacios de diversidad y expresión que se realizaban antes de las medidas represivas tomadas por la administración, la cual que ha desalojado a los estudiantes, egresados y miembros de la comunidad del campus. Por esto, al volver a reactivar la vida artística y comunitaria que nace en la Universidad Nacional de Colombia, la actividad cultural se ha vuelto casi clandestina. A pesar de la persecución extrema del movimiento estudiantil que ha extinguido las protestas, marchas y paros estudiantiles en una universidad que se caracterizaba por ser la vanguardia del pensamiento crítico y la reflexión social del país, los estudiantes siguen realizando sus potenciales y produciendo críticas certeras a los grandes problemas institucionales que nos agobian tanto a nivel universitario como a nivel nacional. Como ejemplo, podemos ver el tour guiado de La Direkta que retrata claramente el contexto descrito anteriormente:

Esta represión de años a los movimientos estudiantiles, a los paros docentes y a las actividades de Bienestar universitario contrastan con la farsa que se montó por parte de la institución el 24 de agosto de 2017 para la grabación de Un Día en la UN. Primero, reprimió la entrada de las chazas, las tiendas independientes (aunque hace años se ha visto la conformación de una mafia que controla estas tiendas que eran improvisadas en su origen y lideradas por estudiantes, mientras ahora son todas iguales y cuentan con recursos privados ya establecidos). En realidad, no se vio nada de lo normal en la universidad ese día, lo que daba una imagen totalmente ficticia a lo que es un día en la Nacional desde hace décadas a los ojos de las cámaras que querían registrar y aportar al filme. Segundo, la administración puso unas tarimas pequeñas pocas veces vistas en el campus y obligó a sus docentes de último momento a convocar a los estudiantes del conservatorio y de los grupos institucionales para figurar ese día en los videos que se deberían grabar. Tercero, semanas antes borraron misteriosamente la boca del rostro del Che pintado en la Plaza y el uniforme guerrillero de Camilo Torres retratado por los estudiantes encima de la Biblioteca, dejando un claro mensaje de represión y censura (aunque desde hace años no se ve ni un grafiti de un grupo armado o una protesta violenta en el campus como era costumbre en décadas anteriores). Sin embargo, estamos en pleno Proceso de Paz y si alguna institución debería dar ejemplo de tolerancia en el debate pacífico y en la convivencia de la diversidad debería ser la Universidad Nacional de Colombia. Cuarto, invirtió una cantidad descomunal de dinero en publicidad impresa y audiovisual (casi nunca se había visto nada tan publicitado en la universidad). Incluso, dedicó un pendón del tamaño de dos pisos de la Biblioteca a la publicidad de un día, realizó la grabación de varios videos oficiales publicitarios y montó una página de internet exclusiva a la realización de este proyecto en medio de una represión social y una destrucción estructural de la Universidad.

Ver: Un día en la UN 

Días antes la Vicerrectoría manda un comunicado oficial a toda la comunidad universitaria en el que pide: “5. Se invita a los responsables de todo tipo de actividades lúdicas, culturales y académicas a participar grabando dichas actividades e incentivando a que los participantes en las actividades también hagan el respectivo registro en video.” Esta actitud hipócrita de promover el registro de actividades culturales en el día de la grabación de la película a pesar de reprimirlas por años en diversas medidas, se evidencia en la invitación que hace la Universidad el mismo 24 de agosto, en un video oficial para motivar a los estudiantes a grabar su cotidianidad en la Nacional. Lo más curioso es que lo primero que se muestra es la pintada del Che Guevara que realizan los estudiantes por su propia cuenta (aunque la administración lo borra cada vez que puede de la Plaza) pero no mencionan ni el personaje ni los autores de este mural. En el video, lo primero que se observa son los retratos de Ernesto Guevara y Jaime Garzón pintados por estudiantes de forma autónoma sobre el auditorio León de Greiff, lo cual contrasta con el pendón gigante de propaganda oficial en el que se invierten los recursos públicos de la Universidad junto al Camilo Torres que ahora los estudiantes pintan de cura (porque de guerrillero lo borran, lo manchan y le quitan el uniforme, como se ve en el mural de la esquina que representa su transformación de sacerdote y sociólogo a guerrillero con el uniforme manchado de blanco). Varios minutos después en el video, se ve cómo retratan a los cirqueros y a la gente que practica yoga o telas, a pesar de reprimirlos de manera oficial al negarle la entrada a los que no tienen carnet (tanto al público como a los artistas), al cortar ramas y árboles donde se cuelgan las telas y al sabotear los espacios donde se reúnen.

Ahora sí salen los estudiantes autónomos en medios oficiales y la administración promueve (cuando les conviene) las prácticas autogestionadas de los estudiantes que han pintado murales, realizado conciertos, convocado encuentros y mantenido viva las dimensiones socio-culturales de la Nacional por décadas. Pero cuándo se conmemora el 16 de mayo o las demás masacres que han perpetrado el ejército y la policía dentro del campus, cuando se realizan los festivales artísticos o los encuentros culturales, se evidencia la censura, la represión y la presencia intimidadora de la División de Vigilancia y Seguridad, nunca protegiendo la integridad de la comunidad sino, como la Policía Nacional, atropellando a los sectores activos de la sociedad. Llevan más de cinco décadas persiguiendo estudiantes y prácticas estudiantiles pero ahora nos piden que posemos para la cámara, sonriamos y hablemos de lo bueno que tiene nuestra querida universidad.

Ahora quieren realizar una película en la que se registre un día normal en la Nacional por parte de la comunidad, pero exigen una cantidad de condiciones incluyendo la referencia personal con nombre e identificación de cada video por parte de una persona que tenga un correo oficial de la institución. Es decir, solo pueden participar egresados, estudiantes, docentes y administrativos, ningún colombiano más, con nombre propio y cédula que los identifique y los relacione con los videos que aportan. Convocan un director egresado de la universidad que se ha caracterizado por temas sociales como Rubén Mendoza, pero interponen un filtro oficial entre el director y quienes envían los videos, desde la entrada al campus hasta la enviada del material, muy seguramente para tener un control de censura sobre lo que salga en el “registro” de #UnDíaEnLaUN. Conscientes de la farsa que hizo la administración de la universidad y viendo la evidente censura de la que será objeto la película, convocamos y realizamos (sin mucho anuncio para no alertar a la DVS y su sistema de represión) un concierto-mural-cineforo-fogata-partidodefútbol-lecturadepoesía-protestaestudiantilpacífica en la Plaza Che de la Universidad Nacional, actividades que fueron registradas por los colectivos que lideramos estas actividades y por la comunidad universitaria que fue participe de esta toma cultural. Es triste como amantes de la cultura en la ciudad ver cómo es posible reunir más gente en la Plaza Che de la Nacional con restricción de entrada, grupos locales universitarios y sin propaganda alguna excepto un flyer lanzado un día antes (con la cual se logró llenar la plaza central de la universidad) por parte de estudiantes, que la convocatoria de gente en el cierre de Colombia al Parque 2017, un festival que se ha visto cruelmente afectado por la alcaldía actual.

Para finalizar esta crónica y para que vean por sus propios ojos lo que ocurrió #UnDíaEnLaUN los colectivos estudiantiles de la universidad preparan su propia película no oficial de lo ocurrido el 24 de agosto de 2017, han escrito numerosos artículos, publicado fotos y videos, junto a certeras críticas a la manipulación oficial de la Administración de la universidad que reprime soterradamente a los estudiantes, pero publicita a su conveniencia las gestiones estudiantiles autónomas. Acá los dejamos con los primeros registros del 24 de agosto de 2017, los cuales enviamos a la película oficial, documentando las actividades universitarias autogestionadas por los estudiantes y fuertemente reprimidas, censuradas y amenazadas por la División de Seguridad y Vigilancia de la Universidad Nacional de Colombia. Exigimos el cese de las medidas de restricción en la entrada del campus, el cierre de las puertas los viernes y días de celebraciones, la destrucción de becas, huertas, canchas y espacios culturales. Seguimos en nuestra convicción de que la Universidad Nacional es el espacio más importante para la Paz y la Educación del país, por lo tanto, reclamamos el cese de la represión y la censura al igual que la apertura de sus puertas y sistemas de seguridad a la diversidad social y cultural colombiana. Rechazamos las fronteras que se han impuesto entre la comunidad universitaria y la comunidad colombiana en general, haciéndolos mundos radicalmente separados. Proponemos la participación y el involucramiento activo de las universidades públicas en la realidad del país y en la construcción del Proceso de Paz al respetar la cultura, la expresión y los derechos de las comunidades que componemos a Colombia.

#UnDíaEnLaUN

Al enterarnos varios colectivos estudiantiles de la realización de una película oficial por parte la Universidad Nacional, en el marco de la celebración de su sesquicentenario, recurriendo al formato “In a Day”, especialmente al ser testigos de la inversión de dinero que se hacía en este proyecto, vimos la oportunidad de intentar hacer un poco más pública la resiliencia que estamos realizando hace varios semestres. Entonces, de manera clandestina, casi como si se organizará un acto violento y terrorista (así nos ven o nos tratan los vigilantes privados que se han apoderado del campus), nos dispusimos a realizar un evento cultural pacífico sin despertar la represión a la que nos tienen acostumbrados las divisiones de seguridad que van desde el desalojo y el robo de equipos hasta el encarcelamiento y la desaparición.

Queríamos pintar al Che y a Camilo de nuevo desde hace varias semanas, pero vimos en el acto de borrar solo la boca y el uniforme guerrillero una provocación clara para después desatar una persecución. Ya conocemos los métodos de los integrantes de la DVS. Así que aprovechamos la coyuntura de la película para realizar, registrar y difundir lo que hemos hecho siempre de manera pacífica, tranquila y libre: pintar al Che Guevara y a Camilo Torres Restrepo en homenaje a los estudiantes y docentes caídos en la Nacional, realizar conciertos gratuitos de las agrupaciones musicales que habitan en la Nacho y que están compuestas por estudiantes y egresados, proyectar un documental sobre un personaje vital de la universidad, en este caso Jorge Eliecer Gaitán, y realizar una lectura de poesía.

Junto a lo anterior, preparamos un canelazo, un partido de fútbol y un conversatorio entre la directora María Valencia Gaitán y la gente presente para unir los lazos comunitarios en la Nacho. Entre las agrupaciones musicales que nos acompañaron se encontraron los Balde Boys con temas como “El doctor sin doctorado” dedicado a Enrique Peñalosa y “La tanqueta” dedicado a las entradas violentas de la policía, el ESMAD y el ejército a la Universidad Nacional. Luego se realizó la proyección del documental “Gaitán SÍ” por parte del CineFreud y el conversatorio con la directora presente entre la comunidad universitaria.

Al terminar la pinta del Che y Camilo, finalizado el conversatorio y la lectura de poesía, se cerró el evento con una fogata musical acompañada por la banda Tremendo Guajuco, en el final de una fiesta cultural que celebró la vida real y autónoma de los estudiantes en la Nacional. Vamos a ver qué sale en la película oficial, haremos lo posible por hablar con el director y de hacerle llegar de forma no oficial nuestros videos. Si no, siempre tenemos nuestros propias canales y medios donde mostrar nuestras realidades. Para terminar esta crónica les dejamos unas fotos y artículos de lo realizado el 24 de agosto y la invitación a dejar sus registros, aportes y debates en el #UnDíaEnLaUN. Es necesario empoderarnos cultural, social y pacíficamente de la Universidad Nacional porque nos pertenece a todos y la están devastando lentamente.

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