Crónica del Bogotazo

Crónica del Bogotazo

Una violencia que perdura con el tiempo

Por: Jefersson Andrés Rodríguez Blandón
abril 10, 2014
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Crónica del Bogotazo

Gaitán era el jefe del Partido Liberal Colombiano, un hombre anticomunista, liberal socialista, magnífico orador e idolatrado por el pueblo. Su pasión y arrojo se plasman estupendamente en los apartes de sus discursos y en las declaraciones de sus seguidores, tanto así, que durante la lectura es inevitable sentirse identificado con los ideales gaitanistas, como tampoco se puede eludir, mientras se lee, el sentimiento de rabia y vergüenza por la muerte del caudillo liberal. Los ideales sociales de Gaitán y su inigualable oratoria llegaban hasta los tuétanos, calaban en el alma y hacían latir el corazón con la esperanza de un país igualitario y próspero.

La situación de orden público en Colombia era un serio problema para el Estado e indudablemente para la población civil que ponía muchos de los muertos y heridos. El gobierno de Ospina Pérez estuvo marcado por el sangriento enfrentamiento entre liberales y conservadores. El gobierno nacional y sus funcionarios alimentaron esta violencia nutriendo las filas de la policía nacional con militantes conservadores. Había una tremenda polarización entre la población.

Gaitán era la esperanza del pueblo oprimido. Los liberales vislumbraban un futuro mejor para ellos (No necesariamente para todos los colombianos, pues también estaban cegados por el odio político) viendo en la figura del caudillo al próximo presidente de la república, con ideales liberales, con una marcada ideología social-demócrata, además antiimperialista declarado y anticomunista. Gaitán representaba el centro, representaba a los pobres, su vozarrón retumbaba en las plazas públicas dándoles voz a esas multitudes olvidadas, esas mismas que gritaban a voz en cuello su nombre, extasiadas por su presencia, enaltecidas por sus discursos, arrebatadas por la esperanza.

El 7 de febrero de 1948 Jorge Eliecer Gaitán encabeza una histórica manifestación a la que acuden más de cien mil personas, es conocida como la Marcha del Silencio, en ella se protesta por la violencia política en todo el territorio nacional. Gaitán emotivamente le pide al presidente Ospina:

“Señor Presidente: Os pedimos cosa sencilla para la cual están de más los discursos. Os pedimos que cese la persecución de las autoridades y así os lo pide esta inmensa muchedumbre. Os pedimos pequeña y grande cosa: que las luchas políticas se desarrollen por cauces de constitucionalidad. Os pedimos que no creáis que nuestra tranquilidad, esta impresionante tranquilidad, es cobardía. Nosotros, señor Presidente, no somos cobardes: somos descendientes de los bravos que aniquilaron las tiranías en este suelo sagrado. Pero somos capaces, señor Presidente, de sacrificar nuestras vidas para salvar la tranquilidad y la paz y la libertad de Colombia”.

En los días siguientes Gaitán se pronuncia en Manizales después de la masacre de veinte liberales a manos de conservadores, jurando que con la victoria del Partido Liberal restablecería la paz y orden en el país, en memoria de todos los muertos por la violencia bipartidista. Sin embargo, la violencia seguía creciendo desmedidamente por todo el país y tras una nueva masacre de liberales en Bucaramanga, Gaitán corta lazos con dicho partido al exigir la renuncia de todos los ministros liberales que ejercían funciones en el gobierno conservador de Mariano Ospina.

El 30 de Marzo de 1948 se inaugura la IX Conferencia Panamericana (Más tarde se llamaría OEA) en Bogotá, evento presidido por Laureano Gómez, quien censura a Gaitán y permite solo el acceso a los dirigentes liberales que están alineados con el gobierno conservador. Paralelamente se realizaba el Congreso Latinoamericano de Estudiantes en protesta por el constante intervencionismo de EEUU en los asuntos de otros países de la región. Este congreso de estudiantes fue financiado por el gobierno argentino de Perón y presidido por el entonces estudiante cubano Fidel Castro, quien fuera testigo de primera mano del Bogotazo.

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El 9 de abril de 1948, Gaitán se encontraba en su despacho con sus compañeros más cercanos, salen a almorzar a la 1:00 pm y saliendo del ascensor Gaitán y uno de ellos se adelantan al resto de personas, al llegar a la puerta un sujeto le dispara. Tres balas impactaron en el cuerpo del abogado penalista y dirigente liberal causándole la muerte pocos minutos después en la Clínica Central, mientras su amigo, el médico Pedro Eliseo Cruz procedía a efectuarle una transfusión de sangre.

Quienes presenciaron el hecho culparon a Juan Roa, a quien persiguieron hasta una droguería donde el hombre se había escondido, la multitud lo mató a golpes y arrastró el cadáver por toda la carrera séptima hasta el Palacio de San Carlos, donde colgaron su cuerpo desnudo. Hay versiones de policías que estuvieron presentes en el momento de los hechos que alegan que Roa no fue quien disparó contra Gaitán. La familia Roa posteriormente declaró que Juan tenía problemas mentales y que como hombre humilde nunca pudo cumplir su sueño de estudiar abogacía.

Cuando las masas se enteraron de la muerte del caudillo liberal se llenaron de tristeza por haber perdido a aquel hombre que era la imagen de la esperanza y del progreso de los más necesitados. Luego ese sentimiento se convirtió en una ira desmedida, deseos de vengar la muerte de Gaitán, sin importar que por ello tuvieran que dar la vida. En pocas horas miles de bogotanos se habían volcado a las calles incinerando los símbolos del gobierno conservador y de la iglesia católica.

Una serie de sucesos clave en aquel día sangriento fue la toma de varias radio estaciones por los furiosos manifestantes y por los estudiantes universitarios que a voz en cuello incitaron a sublevarse y a tomar las armas para ir a Palacio de Nariño a asesinar al presidente Mariano Ospina. Los monjes franciscanos tomaron las armas y dispararon indiscriminadamente desde el campanario de la catedral a los liberales que se manifestaban en la Plaza de Bolívar. En poco tiempo se exigía por todo el país la renuncia del presidente Mariano Ospina y la violencia se encrudecía por todo el territorio nacional.

Cientos de personas sin conciencia política aprovecharon para saquear el comercio bogotano, para violar a mujeres incautas y embriagarse hasta perder la conciencia. Ese día hubo saqueos, principalmente en el centro de Bogotá, a lo largo de la carrera séptima inicialmente,pero que luego se fueron esparciendo por gran parte de la ciudad para terminar extendiéndose a varias ciudades de Colombia.

La Policía Nacional se polarizó debido a que muchos uniformados se sublevaron y se unieron a las manifestaciones aportando armas a los liberales, mientras que otros tomaron las armas para disparar contra los manifestantes. Se calcula que unas tres mil personas murieron. Los daños materiales correspondieron al incendio y posterior derrumbe de 142 construcciones incluyendo casas particulares, el tranvía, hoteles e iglesias del centro de la ciudad.

bogotazo - Crónica del BogotazoFidel Castro culpó de la muerte de Gaitán a la oligarquía colombiana, que en general no simpatizaba con el caudillo liberal. Castro también planteó la posible participación del gobierno de EEUU debido al antiimperialismo que predicaba Gaitán. Al parecer Juan Roa, (el joven que fue linchado por ser el presunto asesino) solo fue víctima de los verdaderos asesinos, quienes en la confusión lo culparon frente a los presentes para poder huir y salvar sus vidas.

Al final fue Colombia la que perdió. Como siempre Colombia perdió un líder que necesitaba, un líder que no volvería y una esperanza de un país mejor. La violencia se perpetuó hasta nuestros días, la lucha entre conservadores y liberales se convirtió en una lucha de guerrillas contra el Estado, posteriormente entraron al conflicto los paramilitares y el narcotráfico como gran patrocinador de la guerra en Colombia. Esta es la historia que todos los días se repite en nuestro país.

Todos los días caen muertos y heridos por la violencia, los pobres siguen muriendo de hambre, los pobres siguen sin educación. Las brechas sociales cada vez son más amplias, la intervención de otros países en nuestros asuntos sigue siendo un tema controversial. Los desplazados siguen añorando sus campos y aumentando la miseria de las ciudades, el desempleo no da tregua. Gaitán murió y aunque hemos olvidado el Bogotazo, este no ha terminado.

Publicado originalmente en elpuntodeandres.blogspot.com

@AndresCaiman

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