Lo estamos extinguiendo todo a nuestro nefasto paso, por eso escribo de nuevo para seguir denunciando el exterminio en Colombia de una especie de pez perseguida por su carne para complacer a comensales que no son conscientes de su culpabilidad, puesto que pagar en un restaurante por un platillo de este en cualquiera de sus preparaciones es una total aberración, ya que esta especie es vital para la regulación de los ecosistemas marinos costeros en el país. Hablo del gran mero guasa, hoy por hoy en peligro crítico de extinción, según menciona el libro rojo de peces de Colombia.
Sobre esta publicación, Luis Gilberto Murillo, exministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, señaló: “Un primer paso para preservar la biodiversidad es la iniciativa de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) en la elaboración de las listas y libros rojos de especies amenazadas, mediante la cual el país evalúa el estado de conservación y amenazas de sus especies, y propone recomendaciones y estrategias para la conservación de su diversidad biológica. Es así que la actualización del Libro Rojo de Peces Marinos de Colombia hace parte de las estrategias realizadas entre instituciones nacionales gubernamentales y no-gubernamentales, como también del compromiso de importantes expertos científicos del país, para aportar a la conservación de aquellas especies marinas amenazadas y se convierte en un instrumento para la paz que todos buscamos y queremos alcanzar”.
Ahora bien, entremos en detalle:
Nombre común: mero guasa, goliath grouper, jewfish.
Categoría nacional: en peligro crítico CR A2ad.
Más información: el mero es una especie longeva de crecimiento lento y reproducción sexual tardía, condiciones que no concuerdan con la sobreexplotación tan intensa a la que ha sido sometida a lo largo de la costa caribe colombiana por parte de pescadores artesanales, entre los cuales es muy apetecido por la calidad y el valor de su carne, sumado al gran tamaño que puede alcanzar en su etapa adulta. Además, la especie todavía continúa en la categoría de peligro crítico asignado en la primera evaluación debido a una considerable reducción por sobreexplotación pesquera (Acero et al. 2002), pues se considera que la situación no ha cambiado.
Ubicación: globalmente se distribuye en el Atlántico occidental, donde se le conoce desde Florida y el Golfo de México, por todo el mar Caribe y las costas de Sudamérica hasta el sureste de Brasil; nacionalmente se registra en la región de La Guajira (específicamente en Bahía Portete) y en la región del golfo de Morrosquillo hasta la frontera con Panamá (donde ha sido capturado esporádicamente), también en Santa Marta (la Ciénaga Grande), Cartagena, golfo de Salamanca, islas del Rosario, San Bernardo y Barú, y en toda el área del territorio oceánico del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Población: aunque no se tienen datos poblacionales en Colombia, actualmente a nivel global y regional se considera rara, a pesar de que fue abundante. Como lo dije anteriormente, la sobrepesca llevó a que el mero guasa sea considerado en peligro crítico de extinción, teniendo en cuenta una reducción significativa de su población de al menos un 80% en la últimas tres generaciones (40.5 años).
Extras: en Colombia, el Centro de Investigación, Educación y Recreación (Ceiner) adelanta investigaciones hormonales en el mero guasa, logrando en 2015 la reproducción de la especie en cautiverio. La talla de maduración para machos es de 113 cm y para hembras es de 128 cm, entre cinco y siete años de edad (Bullock et al. 1992).
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Es alarmante que la mayoría de colombianos no sepan que esta especie está en peligro de extinción y que contribuyan a su fin por querer complacer antojos que lo único que hacen es deteriorar aún más el panorama de vida y preservación del mero (para poder así crear un plan de desarrollo que permita preservarlo hasta su etapa adulta).
Con eso claro, es necesario que el gobierno dé charlas informativas a los pescadores con el fin de mostrarles los datos que comprueban la reducción de la especie en la región caribe colombiana. En ese sentido, es fundamental que las estadísticas tomadas a lo largo de los años sean evidenciadas a la población de pescadores para que observen que en un futuro no muy lejano no van a dejarle nada a sus sucesores.
Si bien es difícil educar a una persona adulta en materia de preservación ambiental, teniendo a cuestas también una pobre o nula educación a lo largo de su vida, se puede. Eso sí, hay que entender que muchos ya tienen un pensamiento muy marcado sobre este tema; sin embargo, el paso del tiempo dará cuenta de que todas las catástrofes ambientales futuras solo fueron y son producidas por la mano del hombre.
Acá insisto, no se están educando a las futuras generaciones de pescadores artesanales, cosa que hay que cambiar. Taganga, por ejemplo, es un pueblo que debe gran parte de su economía a la pesca y el turismo. Incluso, muchos trotamundos llegan allí convencidos de la increíble belleza que abunda no solo en la superficie sino también en el fondo de sus hermosas y cálidas aguas, lo que hace que sea un punto muy importante para practicar buceo recreativo. Si les importa la economía, entonces recuerden que muchas de estas personas vienen con el objetivo de poder ver especies de peces que en sus países por las condiciones climáticas no les es posible encontrar.
En fin, el mero es uno de estos colosos que ya no se ven mucho en el caribe porque están acabando con él. De hecho, están acabando con todo lo que se ponga en su paso, con el único fin de lucrarse y sin tener en cuenta el grave daño que están causando a los ecosistemas marinos. Ni aun ardiendo el planeta se dan cuenta del deterioro de este. Este tiempo está lleno de caos y mucha miseria mental. Si analizamos nuestras acciones a lo largo de nuestras vidas entonces caeremos en cuenta de todo lo negativo que hemos venido arrojando a la salud del único planeta que tenemos.
Para cerrar, recuerden que esta es una especie que se reproduce de manera lenta, por lo que necesita varios años para completar su ciclo de crecimiento... de ahí el llamado a todas las personas que aún siguen pidiendo mero en su menú negro cuando van a comer. No voy a decirles que dejen de comer pescado, porque, mis queridos amigos lectores, hasta la sierra (especie de pez) está en peligro de extinción, pero sí que tomen conciencia y que interioricen que por ustedes esta especie puede llegar a ser solo un recuerdo en nuestras memorias, porque al paso que esto va es posible que en un par de años ya no sea vea ni en las profundidades más oscuras del mar. Otra crónica de una muerte anunciada...