Frente a mí se encontraba la casa museo Bolívar de Soledad, Atlántico, una casa grande con un color amarillo pálido, el cual lograba resaltar aún más con la madera que sostenía su segundo piso, el mismo piso que subí a un paso ágil. Al estar arriba logré ver dos puertas gigantescas, estas permitían observar su estructura republicana de una manera más profunda.
Me imaginé en aquel balcón como un criollo de aquella época, dónde el honor y el ser quien somos eran detalles que diferenciaban a sus sujetos. Me detuve a pensar de ello en medio de una lluvia demasiado extraña, siendo aquel día un 22 de abril de 2022 y mi motivo de estar allí, la celebración de la Primera Feria del Libro de Soledad Atlántico.
Mientras caminaba por los pasillos repletos de stands y estudiantes revisando libros, pensé en el Bolívar desgastado que un día camino por los mismos y que decayó a raíz de un mal que terminaría haciéndolo sucumbir tiempo después. Rápidamente me dispuse con un poco de afán a buscar relatos, historias y experiencias que me robaran la atención, claro está, basados en este célebre evento, ya que es muy poco común que se decida invertir en un espacio que plantea alternativas aparte de solo vender libros.
Seguidamente, entré al interior de uno de los salones donde se estaba realizando una exposición de cuadros, estos reflejaban la cultura de Soledad, Atlántico; se podían ver imágenes de colores vivos con protagonistas vestidos de ropas tradicionales. En cada pincelada se lograba cautivar la atención debido a sus trazos suaves en medio de un evento que permitía el ser leído dentro del contexto correcto para aquel habitante de esta tierra, conocedor de sus tradiciones.
Aquel salón conectaba con otro donde se estaba desarrollando una conferencia sobre “La pedagogía por proyectos y sistematización deexperiencias pedagógicas”, en aquel espacio tuve en gusto escuchar a la profesora Blanca Bojacá y realizarle una breve entrevista sobre su opinión del modelo educativo del Alberto Merani en Bogotá DC y el porqué aplicarlo en otras partes de Colombia es algo que aún no se ha podido lograr, ella resaltó que el hecho de decirle que era un modelo no era lo correcto, me respondió lo siguiente:
“Es necesario que los docentes estén formados y funcionalmente convencidos de que llegaron a la docencia por deseo y no por obligación, siendo una necesidad el que haya una revolución docente en la educación inicial”.
Lo anterior me pareció interesante, y haber podido conocer un cuerpo docente presto a ser parte de la Primera Feria del Libro de Soledad Atlántico y al mismo tiempo aportando con talleres formativos en las distintas áreas de la academia, dejando así una semilla para los diferentes pueblos de Colombia. Creo que en ocasiones se puede descubrir lugares o espacios, los mismos dóonde pareciera que el tiempo se detuvo por un rato para no volver nunca más, encontré esta particularidad al estar y poder observar detenidamente está casa que les describí anteriormente.
Tiempo después me acerqué a la secretaria de educación de Soledad, Atlántico, Aida Margarita Ojeda, a la cual le agradezco su amabilidad por haber aceptado que le pudiera hacer un par de preguntas sobre esta feria del libro. La primera pregunta fue la siguiente:
¿Cómo se logro dar está experiencia por parte de la Secretaria de Educación siendo parte de está primera feria del libro?
Se dio gracias al apoyo principal de la secretaria de cultura y con las distintas universidades, logrando así la oportunidad de publicar libros dentro de la misma feria y el poder contar con conferencistas y talleristas dentro de este espacio que giraba entorno de la lectura y escritura.
¿Por qué cree que es difícil realizar un espacio como este en otras partes de Colombia?
Creo que es un tema de ganas, pasión y de tener la disposición, este es el primer paso que se debe dar como entidad territorial para acercar a los niños, jóvenes y adultos a los libros, siendo el propósito de este evento incentivar la lectura y vincular al mismo tiempo el servicio educativo que estamos prestando.
Al poder hacer esta última pregunta y despedirme de Aida Ojeda noté que las hojas caían de aquel inmenso árbol del centro del museo, mientras a su vez algunas gotas las acompañaban en medio de una brisa, que refrescaba, tal cual al espíritu de sus gentes, como lo fue esta primera Feria del Libro de Soledad Atlántico, la cual puede ser esa brisa que necesitamos en más pueblos de Colombia.