—¿Usted tenía conocimiento de que el señor Álvaro Uribe Vélez sabía que ese grupo de autodefensas operaba en la hacienda Las Guacharacas? —pregunta el abogado Carlos Toro.
—Sí, señor. —responde Monsalve.
—Por qué dice usted que él sabía… ––contrapregunta el abogado.
—Porque él era muy allegado a Luis Alberto Villegas, y porque ese grupo fue 'montado ' para abrir la hacienda Las Guacharacas —responde Monsalve, quien por años trabajó en esa finca como labriego hasta que por cosas del destino, o porque lo reclutaron, dicen algunos defensores de derechos humanos, terminó haciendo parte de las filas del Bloque Metro de los paramilitares.
La audiencia estaba programada para las 8 y 30 de la mañana, pero debido a la logística que el Inpec debe hacer para movilizar al recluso desde la cárcel de Itagüí hasta el presinto, todo empezó más tarde. Pablo Hernán Sierra, alias “Alberto Guerrero”, excomandante del Bloque Cacique Pipintá de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), fue el primero en entrar a la sala de audiencias número 11, en el piso 19, del edificio de los juzgados de La Alpujarra de Medellín, eran las 9 de la mañana. Cuando su abogado defensor Carlos Toro se sienta a su lado, Pablo Hernán se había quitado el chaleco antibalas de color verde oscuro, que tres horas más tarde tendría que volver a usar. Voltea su rostro hacia el fondo de sala, y mira en toda la entrada de la puerta al periodista y camarógrafo de RCN, el único noticiero que hizo presencia. Entonces sonríe.
Un par de minutos después entra Santiago Uribe Vélez, con Juan Felipe Amaya, su joven abogado. A la derecha de Santiago se sienta la representante de la Procuraduría y el funcionario de la Fiscalía. Acto seguido, y mientras hacían la conexión vía internet con Juan Guillermo Monsalve recluido en la Picota de Bogotá, quien iba a declarar a favor del exjefe paramilitar, el hermano del expresiente Uribe sale tres veces de la sala de audiencia. Cada una de sus ausencias no demoran más de dos minutos.
El hermano del expresidente Álvaro Uribe denunció a Sierra por el delito de injuria y calumnia. El detenido aseguró en declaraciones anteriores que los hermanos Álvaro y Santiago Uribe Vélez conformaron un grupo paramilitar en su hacienda Las Guacharacas, a finales de 1995, tras regresar con un ejército privado para contrarrestar al ELN que un par de años antes quemaron gran parte del predio y se llevaron un hato de ganado.
Estando ya la conexión establecida con Bogotá, hace su aparición el juez primero penal municipal de Itagüí. Le toma el juramento a Juan Guillermo Monsalve (36 años) testigo de la defensa del señor Sierra. Pero se dispara una crisis de comunicación por la señal de internet, que se repetiría incontables veces durante las tres horas que duró la audiencia. Una audiencia un tanto desolada a pesar de que las preguntas del abogado y del juez, y las respuesta de Monsalve, se escuchaban por todo el piso 19 de los juzgados. Esa situación de comunicación arcaica hizo demorar más el cuestionario, pues varias de las preguntas tuvieron que ser repetidas por el abogado Carlos Toro. Fue tan mala la señal que varios de los presentes concluyeron que si hoy se llegaran a cruzar con el señor Monsalve, no lo reconocerían, pues su imagen estaba distorsionada en pantalla.
En suma el testigo a favor de Pablo Hernán Sierra ratificó lo que dijo en versiones anteriores; que, “el expresidente Álvaro Uribe es un paramilitar”. Santiago Uribe mira fijamente la pantalla donde se proyecta el rostro de Juan Guillermo Monsalve, mientras el juez le pregunta si jura decir la verdad y nada más que la verdad al responder las preguntas del abogado Toro. “Sí, juro”, responde. Contrapregunta el juez y le dice que si dice mentiras, comete un delito contra la administración de justicia, que se puede sancionar de 3 a 11 años de cárcel. Le iría peor, pues lleva preso más de 5 años.
Al terminar el protocolo, el abogado defensor empieza su interrogatorio con el señor Monsalve, que tuvo en total dos objeciones por parte del delegado de la Fiscalía, que fueron rechazadas por el juez. Una de esas objeciones se dio cuando el abogado de alias “Alberto Guerrero” empezó la sesión de preguntas, indagando acerca de qué grupos al margen de la ley operaban en la zona donde se encuentra ubicada Las Guacharacas. Es de recordar que la hacienda queda en la vía que conduce a Puerto Berrío, después del municipio de Cisneros (Antioquia), atravesada por el Río Nus, varios llanos y pequeñas montañas, con una extensión aproximada de 2.000 hectáreas.
El abogado empieza preguntándole a Monsalve por su edad, cuándo llegó a Las Guacharacas, sus estudios, la totalidad de la pena, su paso por el Bloque Norte. Pero él estaba ahí para afirmar o contradecir lo que Sierra ha dicho en versiones anteriores, que los hermanos Uribe Vélez conformaron grupos paramilitares en Guacharacas.
De labriego a 'paraco'
Según Juan Guillermo Monsalve, él llegó a la hacienda Las Gucharacas en 1990 con su familia. Para ese entonces era un adolescente y trabajaba junto a su papá como jornalero para los hermanos Uribe Vélez. En 1994 abandona la finca por los hostigamientos que sufrieron por parte de la guerrilla del ELN. A finales de 1996 regresa a la hacienda, según él, con un grupo armado de autodefensas, con el fin de retomar el control de ella y de esa zona del nororiente antioqueño. Ese momento es crucial en su testimonio porque afirma que Santiago Uribe Vélez sí tuvo participación directa en el Bloque Metro de los paramilitares, que se asentó en la hacienda Las Guacharacas, y que Santiago les decía que “no lo fuéramos a dejar solo, que no nos saliéramos, que tranquilos porque todo se iba a solucionar (…)”.
Más adelante, cuenta, entró a las filas del Bloque Metro de los paramilitares, que operó desde 1997 al 2000, y cuyo líder fue Carlos Mauricio García Fernández, conocido como “Doble Cero”. Este bloque no se acogió al proceso de desmovilización de los grupos paramilitares, y sus más de 1.000 integrantes fueron absorbidos por el Bloque Cacique Nutibara de alias Don Berna.
Fue tal el poder que alcanzó esta organización que tristemente eran parte de los protagonistas de la delincuencia de Medellín, asociados con grupos como La Terraza. Para el año 2000 habían cooptado a la gran mayoría de bandas criminales de la ciudad, y para finales del año siguiente era la organización delictiva que dominada en el Valle de Aburrá. Años después se conocería como la Oficina de Envigado.
La nueva versión que comprometió a Álvaro y Santiago Uribe Vélez
“Yo fui más uribista que la misma doña Lina”, le dijo el exjefe paramilitar Pablo Hernán Sierra a Telesur a finales del año pasado. Si bien eso lo había dicho en versiones entregadas a la Fiscalía, era la primera vez que le contaba su testimonio a un medio de comunicación. La nota fue una bomba mediática. Su abogado Carlos Toro insiste en que ese testimonio es determinante para señalar los supuestos vínculos de los hermanos Uribe con el proyecto paramilitar en Colombia, y esta audiencia no estuvo exenta de preguntas referentes al tema.
Luego de formularle dos veces más la pregunta al testigo Monsalve debido a las fallas de comunicación con Bogotá, él logra escuchar:
—¿Sabe usted quienes fundaron o crearon ese grupo de autodefensas que operó en la hacienda Las Guacharacas? —pregunta el abogado Carlos Toro.
—Sí, señor. —responde Monsalve.
—¿Quiénes fueron?” —contrapregunta el abogado.
—Santiago Uribe, Santiago Gallón y los hermanos Villegas —responde Monsalve.
Nuevamente, pregunta el abogado:
—¿En la hacienda Las Guacharacas estuvo instalado el Bloque Metro de las autodefensas en algún momento?
—Sí, señor —responde Monsalve.
—¿Los dueños de la finca Las Guacharacas sabían que ese grupo armado paramilitar se encontraba instalado dentro de la hacienda? —pregunta el abogado Carlos Toro.
—Sí, claro. —responde Monsalve.
—¿Por qué dice que sí? —contrapregunta el abogado.
—Porque la hacienda la hace cerrar el ELN y ese grupo llegó para proteger la finca. —responde Monsalve.
Al finalizar la audiencia, el exparamilitar Pablo Hernán Sierra le solicita el favor al juez, también a Juan Felipe Amaya –abogado de Santiago Uribe- y a los representantes de la Fiscalía y la Procuraduria que le reciban un sobre que contiene una carta dirigida al expresidente Álvaro Uribe, en la que le pide que no se oponga más al proceso de paz. El juez la recibe, pero el abogado Amaya, la Fiscalía y Procuraduría la rechazan, argumentando que este material no hace parte del expediente.
A este proceso aún le falta otra audiencia en la que se escucharán los testimonios del mayor Juan Carlos Meneses, quien ha señalado a Santiago Uribe como el fundador del grupo paramilitar Los 12 Apóstoles, que asesinó a más de 30 personas en Yarumal. Más el testimonio del líder paramiliara alias Don Berna. Luego entrará a la fase de alegatos ya no en La Alpujarra sino en los juzgados de Itagüí, Antioquia, donde la Fiscalía mostrará las pruebas a favor de las víctimas; en este caso, los hermanos Uribe Vélez.
El juez tiene la última palabra y dirá si lo que dicen Pablo Hernán Sierra, Juan Guillermo Monsalve, “Don Berna” y el mayor Juan Carlos Meneses sobre Álvaro y Santiago Uribe es cierto o no. Él, quizá, definirá si es imposible o no “estar en una piscina y no mojarse”, como concluyeron los magistrados del Tribunal Superior de Medellín en su compulsa de copias a la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, donde piden investigar a Álvaro Uribe Vélez por la supuesta conformación, promoción y financiación de grupos paramilitares en Colombia.