La afirmación, sin duda fantasiosa, “los buenos somos más” que tanto escuchamos, especialmente en Cali, como reacción del estrato treinta al paro de abril del 2020 y al ataque a la estatua de Sebastián de Belalcazar por un grupo de indígenas, cobra especial importancia a raíz del resultado de la reciente elección presidencial. Ahora sí, ¡los buenos somos más!
No voté por Petro, pues el candidato de mis preferencias era Fajardo y no voté en blanco porque el día de la elección me encontraba en aislamiento por Covid, pero no puedo disimular mi entusiasmo y optimismo a raíz de las decisiones del presidente electo en cuanto a la cuidadosa y excelente selección de su gabinete.
También algunas de las medidas que propone en cuanto a tributación, disminución de sueldos estrambóticos de los congresistas que supuestamente le deben servir al pueblo y no al revés, incrementar impuestos a la comida chatarra que desnutre y produce adictos, implementar y proteger el acuerdo de paz en todas las regiones, crear las medidas necesarias para que nuestro país privilegiado en fuentes de agua, tierra fértil y diversidad climática se convierta en un gran campo agrícola productor de alimentos que no solo exporte sino que también alimente el total de la población.
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El presidente electo, sorprende con su actitud magnánima en la victoria, buscando aunar propuestas, disposición y voluntad para sacar al país de una guerra fratricida liderada desde diversos flancos por la ambición de un poder egoísta e infame.
Confío, intentando ver el vaso mucho más lleno que vacío, que estos cuatro años que comienzan le darán a los colombianos la esperanza de que unidos y con los necesarios sacrificios se podrá construir un país más equitativo donde la salsa no solo se baile sino que se vea en el plato de comida, donde la felicidad no sólo sea un sueño sino una realidad masiva y los alimentos y productos de la canasta familiar carezcan del IVA.
El proceso del cambio será lento, no inmediato, pero tendrá al mundo entero de testigo y de socio en la erradicación de la corrupción heredada y contará con la disposición de muchos “buenos” que lo harán posible.