¿Qué es la religión para usted y para mí? Bueno, no hay más norte del norte en relación a mi ateísmo, pero entre todo lo que he podido conocer sobre ello y del mismo modo sobre la fe, más me convenzo del desafortunado error en que entró la posición atea o humanista.
Pasamos de ser aquellos que no creen en nada a aquellos que atacan a la religión y al hombre creyente. Los eternos indignados y en relación a este punto, pude descargar aquel documento para solicitar la apostasía y sinceramente, sentí una vergüenza ajena que me reafirmó en mi posición. Aquella solicitud es un manifiesto de un ser indignado, ofendido y sumamente grosero, no sé si sea la mejor forma, pero…
En fin, la religión es también un conjunto de prácticas, de herramientas, de procedimientos, muy similares a una mafia o clan, el cual se ha convertido poco a poco en el arraigo de identidad último y hermético, de un pueblo, tradición o cultura. El rezago final de aquel animal adorador, como mencionó alguna vez Baudelaire o el mismo San Francisco de Asís, pero en el que también la ciencia tiene y por supuesto, el ateísmo, su club de bravucones…
¿Ha dado el ateísmo un camino más atractivo?
Sinceramente no. Básicamente, el ser ateo es un ideal más individual y anárquico que un club o grupo, mucho menos una comunidad. A él, se llega solito, y sin querer hacer una relación directa con cierta pseudo-religión, una iluminación personal. De ninguna manera es más atractivo, porque, le dice a la gente que es estúpida, incluso el mismo Dawkins lamenta tal interpretación o métodos. Le dicen a la fe y a sus representantes que han mentido y siguen haciéndolo, que son ladrones, que dominan todo y que sus fundamentos están basados en la necesidad del pueblo ignorante (también lo dice la solicitud de apostasía).
Entonces, forman estos ataques, un movimiento reaccionario, más fanático, más compacto, donde defienden ese minúsculo rincón donde vivieron sus padres, se constituyeron sus hábitos y costumbres, diciendo ¿por qué me ataca de esa manera?
—Estas allí, porque eres estúpido y la santa ciencia con su grupo elitista no acepta a personas así.
¿Bien y qué puedo obtener?
Absolutamente nada, porque como reitero, está mal direccionado y ahora existen movimientos ateos militantes. Debería mejor, ser un trabajo de destronamiento mitológico, convirtiendo a Dios en hombre, —usando las mismas palabras de los creyentes reaccionarios—, y después, que sea humano y finalmente que sea el mismo sujeto. Hay de este modo, un camino, una senda para satisfacer esa necesidad natural de divinizar algo, divinizándose, transfiriendo todo el valor que tenía aquel, o aquello, a mi persona, una humana transformadora y social.
Es tratar de identificar, de reconocerse con ese ente o ideología, verse allí y por lo tanto, desilusionándose pero, al mismo tiempo amándose porque fue progresivamente, un gigantesco personaje que contenía todo lo bueno que, “potencialmente” puede ser el humano.
No hagamos y lo digo como ateo, que el animal asustado nos tema más, ni se retraiga hacia esa fría y húmeda congregación que les brinda una oportunidad, una ruta, sino, invitarlo a salir diciéndole que es bello y valioso aquí donde está el mundo real, sin la vanidosa y pedante ciencia al timón, más bien como una eliminación de supuestos históricos sobre nuestra identidad. Es indicarles que el Dios, al que siguen, es el antropomorfismo de otros, y viene de un lugar muy lejos de aquí, pero como sujeto o creencia de su comunidad ancestral, es solo una variante y gradualmente, le dará piel y carne al ser divino que al fin de cuentas, todos somos en nuestra individualidad.
¿Pero qué somos como identidad?
Somos bogotanos, barranquilleros o medellinenses; colombianos, peruanos o venezolanos, y hablamos español, inglés o italiano, etc. Con el idioma, nos entendemos, pero con los otros dos, nos comprendemos. No veo religión allí. El enemigo de todos es el Estado, el mercado y los E.E.U.U, no entre nosotros ni entre creencias. El ideal máximo, es buscar juntos el bienestar, el respeto y la prosperidad para todos. Sé que están conmigo en esta parte, cuando digo que todos podemos disfrutar de los beneficios del mundo, en vez de considerar que existen pueblos elegidos o personas que no deberían existir.
Hagamos un ateísmo para todos
El humano necesita aún a la religión, por lo que hemos visto, y la sociedad se lo recuerda cada día. Pero mostrando únicamente con la inteligencia el camino, no basta; nos falta sensibilidad, delicadeza, cariño… para brindar medios, opciones, propuestas, porque ser ateo no es una carretera llena de flores, ni está lleno de alegrías, ni mucho menos existe la magia. Sí, existe la satisfacción absoluta, pero también vemos al hombre en su totalidad, sin espíritus, ni destino. Vemos a un insaciable y vil súper animal, maravillosamente versátil y tiránico. Una entidad sublime de cuerpo-mente que nos desilusiona pero que, lo hace porque desea aprender, desea mejorar, y puede elevarse al nivel máximo de sus capacidades, escalando centímetro a centímetro.
Aquí, amigo creyente, no consideramos que estemos solos. Glorificamos a los demás seres, a plantas y microcosmos, y por supuesto, al hombre con el que nos encontramos día a día; porque pensamos en que no tenemos otra oportunidad de hacer o ver o sentir las cosas, más que aquí, en este mundo y en este momento. Donde ustedes colocan a Dios, nosotros los colocamos a ustedes.
Nosotros somos periodistas independientes, y ustedes lo son de medios como RCN, Caracol, CNN, BBC o Fox News, New York Times… un poco menos objetivos. Sin embargo, ambos queremos encontrar la verdad, a pesar de las influencias.
Deseamos como ateos, el poder compartir esas capacidades, y juntos recorrer el maravilloso cosmos, en un placentero contacto social, cuidando juntos de nuestras ciudades, nuestros campos, bosques, nuestras familias… sin creer que algo bueno sucederá sin nuestra intervención. Mírenlo de este modo, todos nos necesitamos, nos complementamos, enfrentamos y podemos conquistar los miedos y prejuicios; las injusticias, los desequilibrios, la falta de respeto, la decadencia. Pero, creyendo en el vecino, en el otro, en nosotros mismos, porque si me preguntan: ¡Yo creo en usted, creyente!
Si usted es una persona desconsiderada, desordenada y egoísta, se reconocerá, lo afrontará y mejorará. Si es negro, también ayuda, lo necesito; si es alto o bajo, si es mujer, si es japonés u obeso; si posee alguna discapacidad, o si es gay o lesbiana; si es el más bello o el más indescifrable, todos ayudan, todos aportan. Todos hacemos el cielo, aquel que le prometen, todos aquí lo conformamos, es solo poner de nuestra parte y disfrutar de nuestra corta estadía.
Es como querer ser escritor; yo no soy escritor, ni me gustaría serlo, ni que me nombraran así, aunque para efectos prácticos lo use. Anhelo poder vivir de esto, poder crear oportunidades para aquellos que también escriben y necesitan apoyo, sin las ofensas de las editoriales. Pero, no soy ni seré escritor, porque son, igual que he venido fundamentando aquí, un grupito, una élite, unos arrogantes. Con ritos, dogmas, tradiciones. Personajillos de cierto origen, con determinadas costumbres. Yo solo escribo, me gusta, y espero llegar lejos en esto, pero no ser un escritor.
Descubriremos juntos, que entre más habilidades, poderes y méritos atribuidos a Dios, el que sea, y su paraíso o recompensas, menos compartimos entre nosotros, porque según lo analizo, es cada vez más difícil hacerlo, y al intentar hacerlo, necesitamos cosas menos humanas, más extrañas o más irreales. Entonces, ¿quién necesita todas esas características si solo habla y cede, comparte? No habrá Dios que nos separe nuevamente.