Ocurrió en una cena benéfica del 2011 en Hollywood. Cristiano Ronaldo compartió una mesa con Bruce Willis. Mientras que la estrella de Duro de matar se mostraba interesado en conocerlo, el portugués, simple y llanamente decidió ignorarlo. Cuatro años después vendría la venganza: el actor, en su cumpleaños número 60, se dejó ver con Irina Shark en una discoteca, cuando la modelo rusa recién acababa su relación con CR7 cansada que él usara más cremas, maquillaje, gel y acondicionadores que ella.
Los aficionados del Real Madrid son los únicos que lo niegan pero no existe un jugador más odiado que Ronaldo. A él parece no importarle. Alguna vez dijo: “Si Dios no agradó a toda la gente, yo por qué voy a tener que agradar”. En el vestuario del Real Madrid no se mueve un guayo sin que él lo ordene. Es él quien decide qué música se escucha y cuál es el jugador que el grupo señalará y detestará. El primer consejo que le dio Jorge Mendes a James cuando se convirtió en jugador merengue fue el de ganarse el cariño del portugués.
Su prepotencia ha sido fundamental para que el Madrid sume dos Champions League en los últimos tres años. Nadie lo puede tocar en el campo de juego porque es falta y amarilla. En el área es reliquia cerrada: cualquier interrupción a su eslalon es penalti. Penaldo lo llaman sus detractores. En Zagreb, hace un par de años, se quejó de que lo habían cocido a patadas porque esos pobres jugadores croatas le tenían envidia “Como soy rico, guapo y gran jugador” declaraciones que por supuesto hicieron que la opinión mundial siguiera hincada de rodillas ante Messi, mucho más efectivo y amable con la gente.
El año pasado un comentario suyo estuvo a punto de fracturar el vestuario madrileño. Después de que el Real perdiera 1-0 el clásico contra el Atlético de Madrid CR7 se despachó: "Si todos estuvieran a mi nivel, quizás seríamos primeros. Aquí parece que yo soy una mierda, siempre cuestionan mi valor, pero los números no engañan, mírenlos".
Tal vez el lugar en el mundo donde menos lo quieren es en su país. Allí le cuestionan su estrecha relación con el campeón de kick-boxing marroquí Badr Hari, su culto al guardarropa, las declaraciones de Paris Hilton en donde afirmaba que era más frívolo que ella y, sobre todo, su rendimiento deportivo y personal cuando viste la camiseta de Portugal.
Ronaldo, uno de los dos mejores jugadores del mundo, nunca ha quedado campeón con el equipo nacional. En la Euro del 2004 que jugaron en casa, los lusitanos perdieron en la final contra Grecia. En el pasado mundial, Portugal ni siquiera pudo pasar de la primera ronda. Dicen que no mete las ganas que debería, las que le sobran en el Real e incluso muchos piden que se retire definitivamente de la selección.
Esta Euro de Francia se está convirtiendo para él en una pesadilla. Primero fue haber despreciado al capitán del seleccionado de Islandia, Aron Gunnarson, cuando éste le pidió la camiseta después de terminar el partido. “Y tú quién eres” le contestó el astro mirándolo de arriba abajo. Gunnarson se lo tomó con humor y ésta semana, en su cuenta de Instagram publicó una foto poniéndose una camiseta de Portugal pirata. Esta mañana, mientras paseaba con su selección por un parque, un periodista se le acercó para entrevistarlo tomó el micrófono y lo arrojó a un lago.
Por estas razones siempre que juega el Real Madrid o Portugal medio mundo le hace fuerza para que pierdan. Todo porque a casi nadie le gusta ver sonreír a Cristiano Ronaldo.
Al día de hoy, ha hecho dos goles en el Mundial de Rusia 2018 en solo medio tiempo del primer partido. Contra la temible España, un gol de penal y un remate, Ronaldo es temporalmente el goleador del certamen.