El apóstol San Pablo, al hacer una exaltación a la libertad, anuncia en Romanos 8:21, lo siguiente: “Porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de la corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios”. A propósito de eso, cabe resaltar que lo más corrupto que puede existir sobre la faz de la tierra son las dictaduras comunistas que conducen a las personas a vivir bajo el yugo de la esclavitud, para que una nomenclatura parasite a perpetuidad con los bienes del Estado.
Y precisamente es Mijaíl Bakunin, quien desenmascaró y derrotó a Karl Marx en el siglo XlX, y el que pronosticó lo que le ocurriría a una nación si caía en una tiranía comunista, dijo: "Ninguna dictadura puede tener otro objeto que el de perpetuarse, ninguna dictadura sabría engendrar y desarrollar en el pueblo que la soporta algo más que esclavitud; por ello la libertad solo puede ser creada por la libertad”.
De ahí precisamente que en las circunstancias actuales que vive un país como Colombia por la crisis social y económica que ha generado la pandemia, el oportunismo marxista con sus diferentes máscaras no se ha hecho esperar, mediante un discurso miserabilista de engaño a los pobres, cuando esas fuerzas totalitarias han sido el peor verdugo de los humildes, en contradicción con el cristianismo que a través de los tiempos con más luces que sombras ha practicado la caridad sin esperar retribuciones políticas.
Es indiscutible que la aparición del hijo de Dios en la tierra, con su doctrina, durante 2.000 años ha estado acompañando las reivindicaciones en favor de los más necesitados, pues Jesucristo en varias oportunidades dio muestras de privilegiar a los humildes por encima de la opulencia de los acaudalados de su tiempo, continuando los apóstoles con las enseñanzas, en donde el cristianismo primitivo tenía un gran fervor por el servicio a la comunidad.
Esa costumbre se practicó durante 3 siglos de cristianismo en el Imperio Romano y sus dominios, en donde se destaca a San Lorenzo mártir y diácono, quien fue sacrificado en el año 258 d. C., pues administraba los bienes de la iglesia y cuidaba de los pobres, a los que consideraba el mayor tesoro, situación que no permitieron las autoridades romanas que lo quemaron vivo.
Además, se destaca que el 15 de mayo de 1891 fue promulgada la encíclica Rerum Novarum del papa León XIII próxima a cumplir 130 años. En ella se muestra el carácter social de la iglesia, al apoyar a los sindicatos y condenar la avaricia hacia el capital como causante de la pobreza y degradación del trabajo.
Este documento se enmarcó dentro de la lucha ideológica al interior de los trabajadores en aquel entonces, pues existía la Segunda Internacional, en donde se enfrentaban comunistas totalitarios basados en el marxismo, con los libertarios y las corrientes socialdemócratas, así que la iglesia supo percibir el momento histórico y propuso esa encíclica social, que tiene vigencia hasta nuestros días.
La iglesia pasaba por momentos difíciles a finales del siglo XIX, por la arremetida en contra del cristianismo de algunos sectores proletarios, impulsada principalmente por el marxismo cuyo fundador planteó que la religión era el opio del pueblo y además le hacía apología a la violencia, pero lo combatió por esas posturas el dirigente libertario Bakunin, contradictor de Marx en la Primera Internacional de ese mismo siglo XIX, quien manifestaba su catolicismo por no tener elementos científicos válidos para volverse ateo (página 62 de La Libertad). Así que la iglesia con la encíclica Rerum Novarum, discernió el signo de los tiempos, siendo una actitud fundamental para contrarrestar a los adversarios de la iglesia y proyectar su doctrina social, que es base indispensable para la construcción del Reino de Dios entre nosotros.
La Iglesia pudo contrarrestar con el documento del papa León XIII en su aplicación práctica, la influencia de ideas totalitarias que buscaban que el materialismo fuera asumido íntegramente por los trabajadores, por ello se resalta que en la búsqueda de la dignidad de los obreros, la Iglesia ha promulgado a través de los años otras encíclicas de contenido social como: Quadragesimo Anno de Pío Xl en 1931; Mater et magistra en 1961 de Juan XXlll; Centesimus Annus de Juan Pablo ll; Populorum progressio de Pablo Vl en 1967, Laborem exercens del papa Juan Pablo ll; todas estas encíclicas exaltan el trabajo humano y rechazan las doctrinas absolutistas, el secularismo, el mercantilismo y el desempleo, recalcando que en el trabajo se imita a Dios, siendo Jesucristo hombre de trabajo; además Benedicto XVl durante su pontificado promulgó la encíclica Caritas in Veritate, en donde se reconoce grandemente la labor de los trabajadores.
Como una institución histórica, el cristianismo católico toma el trabajo como condición necesaria para el progreso, en donde este no se puede deshumanizar como lo hace el neoliberalismo, de ahí que la opción preferencial por los pobres es una premisa para el desarrollo eclesiástico siguiendo las enseñanzas de la palabra de Dios, respetando la tradición y fortaleciendo el magisterio.
La acción pastoral a favor de los trabajadores reconforta para lograr la dignidad social, sin olvidar que hay que trabajar defendiendo la creación, que corre peligro por el afán excesivo de poseer y acumular riquezas, como lo expuso el papa Francisco en la encíclica Laudato Si, difundida en el año 2015 y que se refiere al medio ambiente; por ello el desarrollo de las organizaciones sindicales debe de ir de la mano con la defensa de los nobles intereses, que mueven a las mujeres y los hombres de buena voluntad.
En Colombia, el cristianismo social tiene una tarea preponderante para seguir ayudando mediante acciones caritativas a los más necesitados, en especial por la tragedia sanitaria que se vive con el COVID-19, y así contribuir a lograr tranquilidad social, en donde las organizaciones sindicales podrán incrementar su participación, elevando la calidad de vida de la ciudadanía con sus luchas diarias; pues los grupos armados marxista-leninistas y sus aliados, que han propiciado 57 años de dolor, muerte y sufrimientos a millones de colombianos para la toma del poder, jamás han representado los intereses del pueblo