Resulta paradójico cómo el departamento del Quindío está sumergido en el consumo de heroína, cuando su actual gobernador se favoreció con los votos de los adictos o exadictos, quienes acudían a la fundación familiar FARO para encontrar en su coofundador un apoyo que los ayudara a salir del bajo mundo de esta peligrosa droga, no sin antes haber asumido los altos costos de tratamiento.
La fundación familiar FARO, fundada el 15 de agosto de 1990, en el municipio de Filandia (Quindío), tiene por objeto tratar a personas adictas a sustancias psicoactivas. Su fundador y presidente ejecutivo es el cura Carlos Eduardo Osorio, hoy gobernador del Quindío.
Su lema de campaña lo hizo popular entre sus pacientes, “el cura que tiene la cura para todos los males del Quindío”. Sin embargo, hoy está siendo objeto críticas enfundadas y señalamientos por parte de los quindianos, quienes ven cómo sus hijos están perdidos en el consumo de la heroína y demás drogas ilícitas y deambulan por las calles de Armenia, mendigando entre sus habitantes y turistas, quienes se ven intimidados por los consumidores de heroína como producto de una sociedad en descomposición sin hallar cura a este flagelo.
Desde hace 15 días, más de mil familias ruegan a la administración del departamento una solución pronta para la ausencia del suministro del medicamento Metadona. No obstante, solo han encontrando argumentos y evasivas de la administración que se hizo bajo el lema ya mencionados.
El mismo secretario de salud, César Augusto Rincón Zuluaga, explicó a los medios de comunicación locales, el pasado 22 de abril, lo siguiente: “Para este año se adelantó el trámite con el Fondo, pero han habido algunas dificultades de tipo administrativo con este que lleva cinco años en liquidación. El año pasado vivimos el desabastecimiento de tipo administrativo, entonces cuando tuvimos desabastecimiento de metadona nosotros decidimos que los hospitales mentales del departamento Quindío como el de Filandia, la clínica el Prado y Red Salud que maneja el suministro de este medicamento en la Milagrosa, hiciera la compra directa, no a través del Fondo departamental sino nacional”
Mientras tanto, quienes fueron pacientes de la fundación Familiar FARO, manifiestan “cuando nosotros fuimos pacientes de la fundación, el mismo señor Carlos Eduardo Osorio Buritica, hoy gobernador del Quindío, nos decía para esa época que nosotros no teníamos por que tomar metadona, situación que nos dejaba en desconsuelo y desconcierto a todos los adictos ya que para nosotros el medicamento que nos ha ayudado a superar esta difícil adicción en la que estamos sin poder superarla”.
La preocupación y la angustia manifiesta para más de mil familias aún se mantiene en pesadilla por esta adicción entre sus hijos, sobrinos, esposos y demás integrantes de su núcleo familiar, quienes no han encontrado en la administración su “cura a esta pesadilla”, gracias a las evasivas de quienes tienen la responsabilidad de brindar los derechos fundamentales constitucionales entre ellos la dignidad humana, la salud y en especial la vida.
El fenómeno social hoy en la capital del Quindío, es la habitabilidad de adictos a la heroína en todas sus calles mostrándose como una preocupación generalizada entre sus habitantes, sin que se dé una respuesta de atención, por parte de la administración, quienes muestran más preocupación en mostrar cifras que los lleven a ocupar primeros puestos en el orden turístico o firmar cuantiosas contrataciones de cemento para recuperar corredores viales, como el deprimido o mole de cemento inaugurado en la ciudad de Armenia en vísperas de la semana santa.
Deprimido está nuestro pueblo del departamento del Quindío al ver cómo se está perdiendo toda una generación gracias a las constantes “peleas politiqueras por tener el poder” entre sus gobernantes de turno, de quienes solo se ha tenido una ausencia total, como la que así se pudo apreciar el pasado 18 de abril en el Congreso de la República, cuando se llevó a control político el tema de pandillismo, donde el gobierno santos y sus ministros poco o nada les importó estos temas que involucran a la juventud de Colombia.
Señor gobernador, el Quindío, no aguanta una tragedia más entre sus habitantes y esperan que su administración sea un verdadero FARO de orientación y no un puente, un “deprimido” o un negocio lucrativo con la salud mental de la juventud Quindiana, quienes hoy ruegan y mendigan su dosis de atención para no llegar nuevamente como pacientes adictos a su propia fundación.