El municipio de Bello del departamento de Antioquia, situado al norte del valle de Aburrá, ha estado en los últimos tiempos en el ojo de huracán por diversas problemáticas que están afectando el normal desenvolvimiento de las actividades humanas de los habitantes de este municipio.
El problema que más ha llamado la atención de las autoridades, de los medios de comunicación y de la gente en general es la violencia por culpa de las diferentes bandas delincuenciales que han tomado posición en la geografía municipal. Al parecer estos “combos” se encuentran enfrascados en una guerra sin cuartel por el dominio del territorio: unas bandas pretenden entrar a las zonas de dominio de las otras.
Hay que reconocer que las últimas administraciones municipales no han tenido una mano firme con respecto a este problema y de algunas administraciones se ha rumorado y hasta denunciado que han cogobernado de la mano de estos “combos”.
La otrora ciudad industrial, sede de grandes empresas textiles que daban empleo a muchísimas personas, se ha convertido en una cantera de delincuentes hasta el punto de que algunas de estas bandas criminales se encuentran en la lista Clinton.
De todas formas, hay que decir que no toda la gente del municipio de Bello es criminal ni pertenece a bandas delincuenciales. En realidad, la mayoría de la gente es buena y solo quiere trabajar, sacar a su familia adelante y sobrevivir. Es gente echada pa’ lante (pa’ lante y pa’ atrás, dependiendo de la balacera, diría el filósofo antioqueño Suso).
Bello es el segundo municipio más poblado de Antioquia con casi 500 mil habitantes, pero curiosamente de la totalidad de su extensión geográfica de 142,36 km², solamente 19,7 km² son suelo urbano y los otros 122,66 km² son suelo rural y la inmensa mayoría de sus habitantes, más del 90% de su población, vive en la zona urbana.
Con el decaimiento de las empresas del sector textil y una alta población desempleada atiborrada en un reducido espacio geográfico, todas las condiciones están servidas para que se den estos fenómenos de las bandas delincuenciales (sin mencionar otros factores como la corrupción de sus últimas administraciones).
La única salida que tiene el municipio de Bello ante esta crisis que apenas empieza asomar cabeza es una salida a su sector rural. Si los administradores actuales y futuros quieren superar con éxito el problema de la creciente violencia de Bello, la solución a largo plazo no es militarizar el municipio como se ha hecho hasta ahora (esta solución es buena solo de forma temporal, nunca a largo plazo).
Con una extensión tan grande en la zona rural, el municipio de Bello debe procurar un crecimiento en esta y no debe permitir que la parte urbana se siga atiborrando de gente, pues dicho hacinamiento es seguro caldo de cultivo para más “combos”.
Un gobernante con visión sabría cómo sacarle provecho a dicha extensión de tierra y estimularía la generación de proyectos productivos, turísticos y ecológicos que den empleo a sus habitantes, abaraten el costo de los alimentos para el municipio de Bello por la cercanía entre su sitio de producción y sitio de comercialización, a la vez que vacien el sector urbano dándole un pequeño alivio a tan hacinado municipio.
Sin embargo, en las últimas cinco administraciones del municipio de Bello apenas se ha visto un gesto de preocupación por zonas como la Unión o San Félix. Han pavimentado alguna que otra vía porque curiosamente es en estas zonas donde están las fincas de recreo y resorts de los mandamases bellanitas.
Así mismo, las instituciones educativas de estas zonas son las más abandonadas por parte de la Secretaría de Educación de este ente territorial, pues en ellas siempre faltan docentes, se nombran las secretarias y demás personal administrativo de forma exageradamente tardía y en la institución educativa con más población estudiantil (I.E San Félix) hay un abandono total con respecto a su planta física que literalmente se está convirtiendo en una escombrera pues es una planta demasiado antigua que parece no se le ha hecho ningún mantenimiento.
Adicional, hay que comprender que por tratarse de una zona rural, muchos estudiantes viven en zonas alejadas de su lugar de estudio, lo que nos debe llevar a la conclusión lógica de que es necesario un transporte escolar, el cual muchos no tienen, pues no hay quién lo financie.
Por parte del sector salud, se puede decir que el corregimiento de San Félix tiene un centro de salud que supuestamente atiende toda esta zona rural. Digo supuestamente porque si en ese centro de salud encuentra una gasa puede usted considerarse muy afortunado. Este centro de salud es al parecer un adorno, pues nadie en el corregimiento que en serio busque atención médica de verdad acudiría allí. La gente se va la parte urbana de Bello o a Medellín a ver si la atienden.
Estamos pues ante un montón de medidas (o no medidas) que constituyen un causante o intención de desplazamiento forzado no armado. La gente quiere tener buena atención médica, que sus hijos estudien en buenos colegios, tener vías de transporte y demás cosas que se tiene cuando se vive en la civilización. Si el Estado no se las otorga en el campo, pues la gente va corriendo rápido a la ciudad, donde así sea atiborrándose unos encima de otros pueda obtenerlos.
Esperemos que la inteligencia de los gobernantes actuales y futuros de este municipio hagan caso de este llamado y empiecen rápidamente a tomar las medidas necesarias para hacer de Bello una auténtica sociedad convivencial.
