Platón en su República señalaba que todo proceso de construcción social debe ser respaldado por un proyecto educativo que dé cuenta de las aspiraciones colectivas, es sencillo, la educación debe ser el fundamento sobre el cual se levante todo proyecto de nación. De hecho si revisamos los libros de historia que hacen referencia al siglo XIX, en especial al momento de la construcción de Estados Nacionales, es notable la influencia que tuvo la escuela en esos procesos. Como sugiere el historiador inglés Erick Hobsbawn, la construcción nacional es un proyecto educativo.
En esta coyuntura tan particular por la que atraviesa nuestro país en materia educativa vale la pena preguntarse ¿en Colombia existe un proyecto de educativo que ayude a construir nación?
Para muchos la respuesta es No, y de hecho si revisamos nuestra historia podemos notar que a nuestros dirigentes les ha faltado visión sobre qué tipo de país somos. Esa miopía sobre nuestra identidad nacional es la culpable que querer imponer cualquier modelo educativo sacando la excusa que es exitoso en otros lares.
Desde la introducción de Benthan en los inicios de la República hasta las actuales discusiones si copiamos en modelo finlandés o chileno no son más que el reflejo del desconocimiento de nuestros dirigentes de lo que somos como país. Colombia no es Finlandia o Chile, posee necesidades colectivas diferentes, por tal razón, un proyecto educativo serio debería tener en cuenta lo que somos. Un modelo educativo que mire nuestro pasado guerrerista y tenga en cuenta las esperanzas de una futura Colombia más tranquila.
En este contexto tan difícil para la labor pedagógica, la lucha de los maestros no es más que la lucha que por definir un futuro como colectividad. Una tarea que le ha quedado grande a nuestros dirigentes, todo por el simple hecho de desconocer lo que somos en cuanto nación.
La crisis en la educación en nuestra sociedad es también la crisis de nuestra identidad como país, el querer pareceremos a otro es síntoma de nuestra baja autoestima colectiva, producto a sus vez del autodesconocimiento al que se ve sometido por parte de nuestra dirigencia. Sin embargo, también es señal de que este colectivo nacional llamado Colombia no tiene claro su rumbo.