La actual crisis de basuras en Bogotá es la mejor oportunidad que se presenta para que quienes aún no lo hacen empiecen a reducir el uso de materiales no biodegradables como plástico e icopor, separar la basura en la fuente y facilitar su reutilización y reciclaje.
En estos tiempos en que es tan fácil enterarse de todo en internet, la gente sigue prestando oídos sordos a informaciones cada vez más frecuentes sobre el impacto de nuestras basuras en el planeta, muchas de las cuales están yendo a parar al mar.
Cualquier persona con mediana conciencia ambiental debería ya saber generar menos basura y darle un mejor manejo.
Para empezar, se debe reducir al máximo el uso de bolsas plásticas (independientemente de que el Gobierno haya fijado un impuesto al uso de algunas) o de envases de icopor (que aún no es reciclable en Colombia, pero la tecnología para hacerlo ya la inventaron estudiantes mexicanos y esperemos que pronto lo sea a gran escala).
Y con la basura que se genera en el hogar o el trabajo, es indispensable separarla al menos en orgánica (residuos de alimentos, papeles o envases de cartón sucios), que es la única que produce apestosos lixiviados,e inorgánica (papel y cartón limpio, plástico, vidrio, metal, etc.).
Bogotá produce 6.500 toneladas diarias de basura, que en la actual crisis del servicio de recolección no están siendo recogidas.
Pero por un momento deténgase a pensar que si generáramos menos basura, y buena parte de ella la separáramos, reutilizáramos y recicláramos, seguramente habría mucha menos basura en las calles sin recoger y no estaríamos tan preocupados por la pestilencia que genera y los roedores o moscas que atrae.
La basura orgánica puede servir de abono para huertas caseras o productores de los alrededores de Bogotá, mientras que la inorgánica no genera malos olores y se puede conservar en el hogar o lugar de trabajo hasta que la recolección se normalice.
Ya es hora de que la población en general empiece a generar menos basura y darle un uso más racional e inteligente, lo que incluye separarla y favorecer su reciclaje.
De qué sirve pretender quejarse de que existan personas tan nefastas en materia ambiental como el presidente de EE.UU., Donald Trump, si en el resto del mundo mucha de la población se comporta igual de ignorante en el manejo de su propia basura.