El fiscal general Jorge Perdomo en entrevista a El Espectador avisora que los asesinos de Jaime Garzón serían beneficiarios de la Justicia Transicional que se negocia en la Habana, producto del proceso de paz.
De ser así, se cierne sobre Colombia un gran manto manchado con sangre, so pretexto de haber actuado en el marco del conflicto armado. Una gran puerta se abre para lavar todo tipo de culpas. Delicado que sea el mismo responsable de investigar y llevar a juicio a los asesinos, quienes les dé las claves a los criminales para asegurar su impunidad. No veo cómo puede seriamente afirmarse que el crimen de Garzón se haya dado en el marco del conflicto político colombiano. Qué tenía que ver el trabajo y el talento de Jaime con la prolongada violencia que nos ha tocado vivir a quienes no conocemos un solo día de paz, salvo por estos días de cese bilateral.
¿El saber hablar, el saber poner el talento personal al servicio de sus congeneres, el hacer del humor un bálsamo en medio del crimen rampante --que era lo que hacía Jaime-- el interpretar libretos con genialidad, puede honestamente afirmarse que era labor criminal, para que Perdomo salga con que dicha muerte es atribuible al conflicto armado y, por lo tanto, será cubierta por la justicia trancisional?
De verdad peligrosa la afirmación viniendo de donde viene. Si antes no investigó, no avanzó en el esclarecimiento del magnicidio. Ahora que está de salida viene a sellar y trancar por dentro las puertas para que los criminales jamás respondan y la verdad se pierda en las nebulosas del paso del tiempo. Desde ya debía declararse impedido de conocer el caso y dejar que sean otros funcionarios independientes, quienes impulsen la investigación a la plena claridad, y los criminales respondan como les corresponde por haber privado a Colombia de la genialidad de Jaime Garzón.