Enero del 2019 fue un mes triste para los hinchas del Pulso del Fútbol. En ese momento Iván Mejía decidió irse del programa y del periodismo. En su lugar, como director del programa creado por Hernán Peláez para el mundial de Corea y Japón en el 2002, entró César Augusto Londoño. Estaba claro que después del retiro del doctor Pelaez de Caracol Mejía se notaba incómodo con Londoño. La manera que abordaban el periodismo era muy diferente. Mientras a Cesar Augusto le encanta el poder y apoyar sin restricciones a su jefe directo, Gustavo Serpa, hombre fuerte del Grupo Prisa, dueño de la emisora, y presidente de Millonarios, Iván Mejía no concibe como el arte de pisarle los callos a los poderosos. Por eso chocaban tanto. César Augusto buscó el reemplazo para Iván Mejía en su círculo de amigos. Está claro que las peleas que tienen ahora Oscar Rentería y Peter Pan, son libreteadas. Londoño, a sus 62 años, ya no quiere tener peleas con nadie.
Hacer la fácil, consentir al que debe consentir. ¿Ustedes se imaginan lo que hubiera sido del programa ahora con la eliminación de Colombia? Seguro que Mejía se hubiera indignado ante las declaraciones que dio en el programa Londoño horas después de que Perú sellara la suerte del equipo de Rueda. Lo dijo, textual: “¿Qué es lo que quieren los jugadores, más no pueden pedir, les dan hoteles de lujo, primera clase?” Para Londoño la labor de la Federación se limita sólo a asegurarles tiquetes, hospedaje y comida, con eso cumplen, nada que ver con exigirles una planificación ordenada sobre cómo clasificar al equipo a un mundial, o cómo manejar las selecciones juveniles. Mejía, desde su twitter, asumió la posición crítica contra los poderosos que tanto le incomodó a Londoño mientras fue su director.
Pero los problemas de El pulso del futbol no son sólo de lagartería sino de conocimientos. ¿Cómo puede ser posible que la semana pasada proponga uno de los oyentes a Alejandro Sabella, quien salió subcampeón con Argentina en el 2014, para reemplazar a Rueda, cuando murió en el 2020? Y nadie dijo nada, ni Cesar Augusto, ni Rentería, quien es uno de los periodistas más vergonzosamente preparados en cualquier medio nacional, sabían que Sabella había muerto. Con razón Mejia se murió de la piedra cuando se enteró.
Y entonces Londoño intenta meterle video, ir a lugares como Chinacota, hacer encuestas, concursos, rifar camisetas, desnaturalizar un programa que cada vez está yendo al abismo, sobre todo ahora que Pelaez y De Francisco pisan duro. Londoño y Rentería, con sus chistes misóginos, su antipetrismo a ultranza, parecen la radio de antes. Un anacronismo que ojalá pronto salga del aire.