Era una mañana fría, sola y cero acogedora, o eso percibía yo. Por alguna extraña razón, así lo percibo desde que siento que no puedo ser yo misma, hace algunos días en mi colegio me tacharon de lesbiana rebelde y loca por el simple hecho de ser distinta al resto y expresar mi sentir.
Pero frente a la situación por el COVID-19 todo está peor. Recuerdo cómo era antes de esta emergencia sanitaria y también que en ese entonces me preguntaba lo mismo que ahora. Entre otras cosas, me cuestionaba si alguna vez las personas pensarían en el daño que le hacen a los demás con el simple hecho de intentar ser unos interesantes crueles.
Me siento completamente reprimida. Alguna vez leí que todos tenemos derecho a expresar y demostrarnos como lo percibimos, ¿pero es eso verdad ? También leí algo un día que decía “la sociedad también educa”. Eso fue algo que quedó en mi mente y que dio vueltas por un montón de tiempo en mi cabeza, porque es así.
Crecemos con paradigmas que pocas veces podemos dejar atrás, paradigmas que discriminan y hacen que alguien al que no le guste lo mismo que tú se crea con el derecho de decirte que eso está mal.
No me quiero levantar de la cama, no quiero ir a la escuela, no quiero estar rodeada de hipocresía y cinismo, pero lo tengo que hacer. Me levanto, me baño, porto mi uniforme y me voy de camino a la escuela. Mientras voy en el autobús, observo a la gente y me cuestiono si en su ser habrá un poco de censura a su personalidad.
Algunas veces hay marchas LGBT en la ciudad y algunas personas se creen con el derecho de decir que eso está mal. Hoy, por ejemplo hay una. Todos los años a mitad de año se celebra el orgullo gay en Bogotá, ¿pero ha desaparecido la represión? Esto es algo difícil de entender.
La vida continúa y lo hace con sus paradigmas sociales. Los medios de comunicación dictan lo que ellos quieren que el pueblo sepa y el mundo inconscientemente se enfoca en un control social sin fin. Creemos ser libres, ¿pero realmente lo somos?
Son preguntas que recorren constantemente mi cabeza, mi corazón, mi alma y mi ser, y no sé si algún día encontraré la respuesta de ellas.