Cada vez más crece la audiencia y participación de ciudadanos descontentos con la corrupción y los problemas sin resolver que desde hace tiempo sufre el país.
Aunque no alcanzamos el umbral como pasó con el sí en el plebiscito —que perdió por pocos votos—, a pesar de la oposición de Uribe que presumió de su "honradez" en el manejo de los asuntos y dineros públicos, y con la escurrida de bulto de la mayoría de caciques de los partidos en el poder —que ignoraron la consulta, no le hicieron campaña ni propaganda—, con una votación mayor que la que subió a Duque a la presidencia más de 11.600.000 colombianos votamos por el sí a las 7 preguntas.
Es un gesto más simbólico que efectivo para cambiar el comportamiento de la clase dirigente y un sector de la sociedad que sigue creyendo que ser pillo paga, porque pueden perpetuarse en sus curules, esconder los dineros de la corrupción —ya no solo entre familiares sino entre los sacamicas "asesores" que los acompañan—, y si los cogen pueden pagar "prisión" en sus casas. Sin duda la alta votación lograda es un paso adelante en el propósito común de construir una sociedad más transparente y equitativa, y un poderoso llamado acogido por presidente Duque, que ya presentó un paquete de leyes recogiendo algunos de los puntos votados el domingo.
Como lo destacaba en Semana en Vivo Juan Carlos Henao, expresidente de la Corte Suprema de Justicia, el tratamiento a la corrupción no debe centrarse en aprobar más leyes, pues las hay de sobra, sino en cambiar los valores y patrones de comportamiento. Esto debe empezarse desde la educación a los niños para alejarlos de la cultura del "vivo", del ladrón de cuello blanco al que le abren las puertas en los clubes sociales, del traqueto que ostenta sus lujosos autos, joyas y mansiones sin que la sociedad y autoridades cuestionen ni averigüen cómo las obtuvo, del que se salta la cola, del contratista que en complicidad con funcionarios y políticos amaña las licitaciones, y otros comportamientos delictivos que son admirados e imitados en amplios sectores de una sociedad dominada por el clientelismo y la corrupción, que cierran oportunidades a miles de colombianos que son marginados a vivir del rebusque informal o del delito callejero, que va del raponeo, atraco al microtráfico.
El hecho de que cada vez más ciudadanos nos interesemos por los temas públicos y la política sin politiquería, ni clientelismo, es una buena señal.
El presidente Duque votó la consulta a pesar de la oposición de Uribe y la descalificación de Rafael Nieto Loaiza, quien fue derrotado en la lucha por la candidatura del Centro Democrático a la presidencia.
El sector de Paloma Valencia, la Cabal, Ernesto Macías, Paola Holguín y otros hooligans de racamandaca se debilita cada vez más en cuanto a su influencia efectiva ante el presidente Duque, quien entiende que debe mantenerlos a prudente distancia si quiere asegurar la coalición con los congresistas del partido Liberal, Cambio Radical y de la “U”. Sin estos no consolidará las mayorías que requiere para aprobar sus proyectos de ley sobre temas candentes como la reforma tributaria, política, judicial, pensional, a la salud, etc.
Aunque los principales promotores de la campaña contra la corrupción fueron del Partido Verde y dirigentes de la coalición que respaldó a Petro ningún grupo político puede apropiarse de los resultados. No obstante, sin duda la participación de más ciudadanos que los que votaron por Duque (más de 11.600.000) es un avance en un país donde la abstención tiende a mermar y cada vez más millones de compatriotas se interesan más por los asuntos públicos, por participar en debates, asambleas y elecciones, y que además se constituyen, en gran parte, en un sector fundamental para apuntalar a los grupos y dirigentes políticos que trabajan por la consolidación de las fuerzas alternativas con miras a ganar las próximas elecciones para alcaldías, gobernaciones, asambleas y concejos municipales y tienen en la mira fortalecer programática y numéricamente la coalición alternativa que aspira a posesionarse en la presidencia cuando el presidente Duque termine su mandato.