Si algo está claro en estos difíciles momentos por los que atraviesa el país, es la muerte de todos sus partidos políticos. La prueba reina de esta realidad es que estamos jugando para la Presidencia de la República con individuos y nombres, así el Centro Democrático respalde totalmente a Iván Duque. Pero una sola pregunta: ¿es ese el partido dominante que toda la sociedad colombiana desea? Si de verdad la mayoría de los colombianos creemos en la democracia, no en el caudillismo; si nos jugamos por el respeto a los derechos consagrados en la Constitución del 91; si creemos que la vida se debe respetar independientemente del tipo de individuo de que se trate, y que es la justicia la que debe determinar su castigo y no una o varias personas por importantes que se crean, este no es ni el jefe de un verdadero partido, ni el tipo de político a quien debemos apoyar.
Una mirada al Liberalismo, el más destruido de todos; al Conservador dividido como pocos; al Polo fraccionado en muchos pedazos, al Verde que es un cóctel de ideologías; es evidente que uno de los grandes errores que ha cometido Sergio Fajardo y sus más cercanos y eternos seguidores como Iván Marulanda, es haber acabado con "Pido la Palabra", el más serio intento que se ha hecho para organizar un partido realmente democrático.
En la primera vuelta cada uno votará por quien mejor se ajusta a sus ideales,
en mi caso lo haré por Humberto De la Calle;
después será la hora de la reagrupación
Pero para no seguir llorando sobre la leche derramada, es hora de hacer propuestas viables y una de ellas es la creación de nuevos partidos sin los cuales no hay democracia posible. Mucha gente está totalmente insatisfecha con la política actual y existen muchas coincidencias entre distintos sectores. Para no hablar de derecha e izquierda realidad que, como las brujas, quiérase o no, existe, la verdad es que siempre en una sociedad se dan por lo menos tres tendencias. Una que preserva los valores del pasado, y que en términos económicos cree en el crecimiento del pastel para después repartirlo, como si los pobres pudieran seguir esperando. Otro sector que se va al extremo y quiere un Estado que controle demasiado y que reparta independientemente de cuánto y cómo se crece. Y como siempre, el centro, aquel en donde siempre se ubica la verdad. Desarrollo sí, pero incluyente, respeto a los derechos de todos sin excepción; igualdad en donde es evidente y posible; inclusión económica y social e integración a este mundo global que tanto afecta la vida de todos y cada uno de los individuos de este planeta.
En la primera vuelta cada uno votará por quien mejor se ajusta a sus ideales, en mi caso lo haré por Humberto De la Calle; pero después de estos resultados frente a los dos ganadores —hombres porque a las mujeres les pusieron un techo de cristal, la vicepresidencia— será la hora de la reagrupación. Solo los liberales aguastibias se irían con el Centro Democrático y como lo que les importa es el poder y no las ideas guiados por el peor enemigo del Partido, César Gaviria, muchos se unirán a Uribe. Algo similar les pasará a los conservadores que se identifican de entrada con los ideales del Centro Democrático, que no tiene nada de centro y muy poco de democrático.
El centro, a menos que se produzca un milagro que muchos deseamos, será el que quede pulverizado y tendrá que reinventarse. Pero depurado de aquellos "Ni Ni", se agruparán los verdaderos socialdemócratas, los que se la juegan por la paz y con seguridad habrá mucha gente de los Verdes, muchos Liberales y aquellos no extremistas de la izquierda, que los hay. Se sugiere que así surja el partido Social Demócrata de Colombia. Los otros dos partidos serán el Centro Democrático y la extrema izquierda. ¿Será posible este sueño?
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