El estudio del dolor en medicina se ha convertido prácticamente en una especialidad. Lo complejo que es identificar la fuente del dolor en el cuerpo y la dificultad en prescribir un tratamiento que realmente alivie, se ha convertido en un reto para quienes manejamos este tema. Pongamos un ejemplo, llega la persona con dolor de espalda, lumbar. Fácil decir simplemente “señor, usted tiene lumbalgia, tome estos medicamentos y haga determinado ejercicio” El médico aquí –y disculpen los colegas- no ha hecho nada. Lumbalgia es un termino que significa “dolor lumbar”, con él no se ha identificado el origen (músculo, vertebra, ligamentos, disco, incluso aorta, renal, colon, etcétera). Sin origen no puede existir tratamiento que realmente elimine el dolor. Y no se crea que es fácil llegar a ello, no. No siempre, solo algunas, lo que vemos en una radiografía o resonancia es la causa de un dolor, ya sea en espalda, o en cualquier otro sitio del cuerpo. Para no extenderme, de allí a un alivio permanente, pasará tiempo, camino, esfuerzos, aciertos y desaciertos.
Ni qué decir de la complejidad que es en la génesis y perpetuación del dolor, la interacción entre la persona que lo sufre y sus emociones, su familia, su medio ambiente, su mente, sus expectativas de vida, sus creencias espirituales y más. Estudiar la relación entre estos factores es motivo de amplias discusiones dentro de la comunidad médica y por fuera de ella. Allí, en la interacción de todos los aspectos, radica en gran medida el éxito o fracaso del manejo del dolor. Un motivo más para estudiar, analizar, investigar y proponer nuevos enfoques en el diagnóstico y terapéutica.
Ni qué decir de la complejidad que es en la génesis y perpetuación del dolor,
la interacción entre la persona que lo sufre y sus emociones,
su familia, su mente, sus expectativas de vida, sus creencias espirituales
Por ello los médicos estudiamos continuamente sobre el dolor. Esa es la intención del V Congreso Internacional de dolor de la costa Caribe. Este espacio académico va a realizarse en la ciudad de Santa Marta entre el 16 y 18 agosto del año en curso. En su quinta versión espera superar los 800 participantes que asistieron en la versión anterior, hace 2 años. Bajo el lema “Excelencia en dolor” y novedades como el uso de la termografía para el diagnóstico, la humanización en la atención médica, la actividad física y la rehabilitación como ejes centrales, son aspectos que me mueven a promocionarlo a través de esta columna.
La intención es lograr que algún día dejen de existir quejas de los pacientes como: “Es que no me creen que tengo dolor, porque no encuentran nada en los exámenes”, o “Llevo innumerables médicos, chamanes, terapeutas, bioenergéticos, coaches y no me alivio”. Estas realidades son pan nuestro de cada día. Indispensable entonces el avanzar y dejar de quejarnos: pacientes de los médicos; médicos de los pacientes; administradoras de todos; todos de las administradoras. Indispensable romper el círculo vicioso del dolor incomprendido. Indispensable ahorrar sufrimiento al ser humano. Indispensable crear nuevos enfoques para superar aquellos que ya hemos constatado que no sirven, aunque se sigan usando por no tener ni alternativas, ni la humildad de reconocer su futilidad.
No escatimemos esfuerzos en el estudio. No dejemos pasar oportunidades como la de este congreso para actualizarnos.
Médico fisiatra. Medicina del Alma
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