COVID-19, un año después

COVID-19, un año después

El coronavirus lo cambió todo. Una revisión al panorama

Por: luis eduardo forero medina
marzo 17, 2021
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COVID-19, un año después
Foto: Leonel Cordero

En los últimos tiempos los titulares y contenido de los medios de información se refieren profusamente sobre la crisis sanitaria que enfrenta la humanidad y las repercusiones en casi todos los ámbitos de la vida, empezando por las costumbres que fueron adquiriendo las personas como el uso de mascarillas, tapabocas, distanciamiento social y confinamiento; y el trabajo, día y noche, de los científicos, para en un tiempo récord crear la vacuna que, sin embargo en lo que pareciera una carrera, ha sido acaparada por los países ricos, los primeros en la inoculación, en desmedro de países de menores ingresos que después de tres meses realizan la vacunación gota a gota. Colombia apenas empezó la jornada de vacunación a las personas mayores de 80 años de edad.

La vacuna como remedio, aunque “son una herramienta poderosa, no son la única”, ni benefician a los enfermos de COVID-19 y a los hospitalizados en estado grave, advirtió la OMS (la Organización Mundial de la Salud). El acelerador desde hace un año se viene aplicando para contrarrestar la pandemia mundial que deja más de dos millones de muertos, y para aumentar en la última semana el número de casos de COVID-19 notificados, que se observó por primera vez en siete semanas en las Américas, Europa, Asia Sudoriental y el Mediterráneo Oriental. La situación se torna más difícil con el transcurrir para numerosos sectores de la economía. “Esto es decepcionante, pero no sorprendente.” La COVID-19 ha conducido en un año a que posiblemente hasta 132 millones de personas pasaron hambre, fuera de los 690 millones que ya la padecían en 2019; talanquera enorme para lograr el Hambre cero, en un momento en que los precios mundiales de los alimentos siguen subiendo.

De otro lado, a causa de la pandemia, unos 100 millones de personas fueron conducidas a la pobreza extrema, según el Banco Mundial; y la misma puede sumir a las economías nacionales en una recesión, indicó la FAO (La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, ONUAA ); entidad que está preocupada no solo por lo sucedido, sino por las consecuencias a mediano y largo plazo de la pandemia; pero de otro lado considera que puede hacerse mucho para rescatar a las personas del abismo ahora. A corto plazo, para apoyar a los agricultores se recomienda “permitir la circulación de los trabajadores estacionales y los operadores de transporte a través de las fronteras nacionales e internacionales”.

El año pasado se perdieron o desperdiciaron las cosechas por falta de mano de obra y la imposibilidad de transportar alimentos, materias primas y combustibles durante las cuarentenas decretadas en decenas de naciones. Si a los pequeños agricultores no se les ayuda a plantar este año, “esto se traducirá en una falta de alimentos en lo que queda de 2020 y en 2021”. (FAO). En materia laboral, se disiparon millones de empleos, principalmente en la industria manufacturera y afines, incrementando las tasas de desempleo y el trabajo informal. Jardines infantiles, escuelas, universidades y otros centros educativos se paralizaron en el mundo debido a la COVID-19, y solo hasta ahora se habla de reaperturas semipresenciales. En los países de menores ingresos los niños no disponen de computadores o tablex, por lo que para las clases virtuales deben compartir el único teléfono móvil que tienen en un hogar. “Por eso, no es exagerado decir que el mundo corre el riesgo de perder una generación, ya que las pérdidas de aprendizaje de los jóvenes reducen su potencial de ingresos a largo plazo y disminuyen la productividad económica durante las próximas décadas” (Axel Van Trotsenburg).

En algunos países, se han concedido licencias o prestaciones sociales para ayudar a los padres en el cuidado de los niños. La COVID-19 de la misma manera aceleró las desigualdades de género, llevando a más mujeres a desvincularse de la fuerza laboral o ver reducido sus ingresos. En la pandemia la violencia contra las mujeres quedó en la sombra. El año pasado en Colombia aumentó en un 19.44% los casos de violencia contra Misiones Médicas en comparación con el mismo periodo de 2019; muchas de las víctimas, fueron mujeres. Las remesas de dinero, las más de las veces, un soporte necesario para la seguridad alimentaria de los destinatarios, se vieron afectadas. En 128 países, a mediados de abril del año pasado, las instituciones culturales permanecían cerradas y parcialmente cerradas en 32 países. La industria cinematográfica mundial registró una pérdida de ingresos de 7.000 millones de dólares. Esto ha llevado a la “necesidad de re imaginar el sector cultural a medida que se adapta a la nueva normalidad provocada por la crisis”.

El turismo prácticamente desapareció en varios pequeños estados insulares y en general las restricciones de viajes aumentaron o las condiciones se hicieron más estrictas, aunque comienza a renacer en este y todos los sectores, se reempodera la creatividad. Aunque, de acuerdo a especialistas, estamos lejos del final de esta crisis, continúa el “vacío de vacunas” en países en desarrollo, contrariamente al principio de solidaridad que debe reinar. “Los países deben centrar la atención en proteger vidas, proteger los medios de vida y prepararse para la recuperación”, afirmó la directora gerente del FMI.

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