La mala hora entró por la puerta de la casa de Nariño, se instaló en la vicepresidencia y de esto puede dar fe Germán Vargas Lleras, jefe de Cambio Radical. Aunque su partido ostenta el mayor número de cargos de elección popular en todo el país tras las últimas elecciones regionales, “el vice” en lo personal ha tenido que pasar más de un trago amargo bajo el mandato del presidente Juan Manuel Santos.
Recordemos que tras la fallida reforma al equilibrio de poderes presentada por el Gobierno Nacional y las modificaciones hechas por el Senado para su aprobación, Vargas terminó jugando con unas reglas muy diferentes a las que tenía cuando se postuló como fórmula de Santos a la vicepresidencia, en la que, además de tener que renunciar un año antes de las elecciones a presidencia (mayo de 2017), no puede ocupar el cargo por ausencia del presidente en un período sucesivo de tres meses. Adicional a ello, su fuero quedó modificado pasando de ser juzgado por el Congreso, a la Corte Suprema de Justicia, lo que sin duda lo lleva a terrenos menos propicios en el caso de cometer faltas ejerciendo las funciones de su cargo.
Por otra parte, está el reciente episodio en el que sin mencionarlo directamente el mismo presidente públicamente le hizo un llamado de atención que sonó a regaño cuando dijo que “el presidente es quien tiene la chequera, y es que así funciona el sistema presidencial”. Lo que pone límites al manejo burocrático de la tan mencionada mermelada del actual Gobierno y ese juego de poderes en el que el presidente lleva las de ganar.
Superado el tema del manejo de las relaciones políticas y clientelares, el país recibe la noticia que, divulgada en cámara lenta por todos los noticieros y portales informativos, nos muestra a un Germán Vargas desplomándose estrepitosamente en pleno acto público, lo que hizo pensar lo peor, pero que finalmente es subsanado con la cirugía de lo que se explica es un tumor benigno.
Finalmente, cuando el vicepresidente está casi listo para retornar a sus labores y de paso seguir con lo que aún le queda de precampaña a la presidencia 2018, lo sorprende la noticia emanada desde el recinto de la Corte Constitucional, a partir de la cual se hacen serios condicionamientos a la implementación del programa bandera del alto Gobierno y que es del resorte de Germán Vargas como lo son “los megaproyectos y obras de infraestructura”. Esto plantea para el vicepresidente una paradoja: ¿Hacer parte del gobierno actual le genera tanta rentabilidad política como para continuar en él a pesar de todos los cambios ocurridos en el camino hacia la presidencia? Pero, estando fuera del gobierno ¿Podría haber conseguido solo con su partido la representación política que hoy posee? Difícil dilema. ¡Continuar o abandonar el barco antes de lo esperado, esa es la cuestión!
Las consideraciones de la Corte Constitucional que llevaron a esta decisión, tienen que ver con la preservación de los páramos y ecosistemas que brindan sostenibilidad ambiental y que no pueden seguir siendo sometidos a la depredación causada por la minería y obras de infraestructura, como lo son las grandes obras proyectadas por el gobierno con Germán Vargas a la cabeza, en lo relacionado con las vías de cuarta generación y la entrega de 'licencias ambientales express' a empresas que explotan este tipo de recursos naturales. Esto, a su vez, devuelve la autonomía para otorgar dichas licencias a los departamentos y municipios a través de las corporaciones autónomas regionales y les retira esa potestad a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, donde Vargas jugaba de local.
Esta parte de la mala hora de la vicepresidencia que al mismo tiempo es una buena nueva para los ambientalistas (y debería serlo para todo el país en plena era de cambio climático) se vio impulsada gracias a la demanda de seis artículos del Plan Nacional de Desarrollo instaurada por los senadores Iván Cepeda, Alberto Castilla, los representantes Víctor Correa, Alirio Uribe y organizaciones protectoras del medioambiente.
Este precedente de la corte traerá como consecuencia un efecto dominó que ya inició en Ibagué con el alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo, quien impulsa una consulta popular respecto al mismo tema sobre la mina La Colosa solicitada al concejo municipal y que encuentra un fuerte sustento en dicho fallo que de seguro será de constante revisión en cada departamento.
Y a todas estas ¿Se aplicarán términos parecidos al caso Bogotá donde el alcalde Enrique Peñalosa pretende intervenir la reserva Thomas Van der Hammen buscando su urbanización atentando contra el ecosistema? Sería éste, un golpe demasiado fuerte para el vicepresidente que respalda al alcalde de la capital del país que suena como Shakira, no solamente por parecer ciego, sordo y mudo, sino por querer convertir los campos en ciudad. Eso, señor Germán Vargas, sería un “apague y vámonos”.
@Nevil_22
