Mal estamos en este país con personajes tan siniestros como el mismísimo Opus Procurador y esta Vicky Dávila, quienes con la verdad en su mano y de forma ciega y grotesca atacan con lo que tienen todo lo que es diferente a su credo. El uno batallando como puede contra la homosexualidad, el aborto, el nuevo concepto que pueda haber de la familia y demás pecados veniales, con tanta contundencia que ya lo quisiera tener en su haber el recordado Jean Marie Le Pen, creador del Frente Nacional francés. Y la otra, solo con un afán ciego de venganza, sin consultar fuentes y ver qué contienen en realidad, sin medir resultados futuros, suelta al aire una grabación íntima y personal de dos personas que sólo hablan de sus apetencias sexuales. Usaban la narcotoyota que da el poder, pero eso es todo.
Y ya, con el tema de esta “periodista”, resulta triste en un país como el nuestro, en donde la corrupción cada día llega a puntos más candentes, ver a periodistas con la sana escoba de la limpieza apuntando donde no es.
Pero una cosa es equivocarse ingenuamente o por razones válidas, pero otra bien diferente es sacar a la luz un audio en donde el detestable y ojalá alguna vez punible asunto de la llamada Comunidad del anillo nada tiene que ver.
Y gratuitamente se juega con la gente sin importar que una de sus consecuencias sea la de destrozarle la vida a alguien.
Estas palabras solo pretenden recordar
una máxima del periodismo que debería decir
algo como que una cosa es una cosa, cuando otra cosa es otra cosa
Estas cortas, flojas y repetidas palabras no pretenden actuar en defensa del viceministro implicado en el audio, ni mucho menos, sino solo recordar una máxima del periodismo que debería decir algo como que una cosa es una cosa, cuando otra cosa es otra cosa. Y eso lo debería saber alguien que se ha ganado importantes premios de periodismo y ha luchado con valentía y fuerza con el caso de la Policía Nacional. Pero ojo, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
Ética periodística, ¿de eso se estudia en las universidades?
Bueno, han renunciado Vicky, el policía y el senador y solo recuerdo una fuerte frase del buen escritor venezolano Alberto Barrera Tyszka cuando dice en su relato Balas perdidas: “Pero Latinoamérica se parece muy poco a las películas, incluso a sus propias películas”.
Y hablando de…
Y hablando de ojos, qué bueno fuera que se le meta el diente a un tema tan fuerte como es la desnutrición infantil, donde ya aparece en los medios de cinco muertos el último año por este concepto en Bogotá. Valdría la pena que le metan ojo al tema, pero eso sí, que no designen una comisión para ello porque bien se sabe que si queremos que el tema pase de largo, “lo mejor” es designar una comisión de expertos.