La presidenta de Brasil Dilma Rouseff y su antecesor Lula da Silva, se tambalean por un escándalo de corrupción en Petrobras. Los políticos corruptos, que allá también hay por montones, saquearon bajo la mirada complaciente de los dos mandatarios el presupuesto de la petrolera estatal. La gente indignada por semejante despojo ha mantenido una movilización envidiable que ha obligado a destapar todas las ollas podridas y a tocar los intocables.
Pues las cifras del escándalo de Reficar, hacen palidecer los robos de Petrobras. Lo nuestro es la madre de todas las corrupciones y aquí no hemos sacado ni un piecito a la calle, tal vez porque nos han dicho muchas mentiras y verdades a medias adornadas con mermelada.
Que fue mala planeación, verdad a medias; que efectivamente los costos se subieron pero no por corrupción sino porque eso era lo que debía costar la tal refinería, mentira endulzada; que se hizo una obra mucho mayor, es decir se amplió la ampliación, verdad amarga porque con esos costos hacen inviable el negocio, tanto que nuestro “socio” se bajó de la empresa tiempo y nosotros no vimos el problema y por el contrario corrimos a recomprarle este elefante.
Por otra parte aparecen las mentiras políticas o mejor las lavadas de mano. Santos muy orondo dice que “el pecado original” se dio en el Paraíso Uribista. Claro pero el pecado original da paso a otros pecados mortales que se cometen en su gobierno, como seguir pagando mansamente los sobrecostos, como no denunciar estos delitos o irregularidades sino hasta que el contralor puso el grito en el cielo.
Los hallazgos de la Contraloría se resumen en
costos inexplicables de mucho más del doble,
ampliación de contratos de hasta 500 % del valor inicial y la recompra al socio externo
Uribe por su parte llama cínico a Santos pero no desmiente los hallazgos de la Contraloría que en resumen son costos inexplicables de mucho más del doble, ampliación de contratos de hasta el 500% del valor inicial y la recompra al socio externo.
Los ministros involucrados guardan silencio, muertos del miedo de quedar untados, cuando ya están pegoteados hasta la coronilla. La cartera de Minas y Energía directamente involucrada estuvo en manos de dos ministros durante los dos períodos de Uribe y allí dicen que estuvo el “pecado original”. Por el lado de Santos el manejo ha sido tan errático que en seis años han pasado por el cargo cinco personas. Con esa duración promedio de un año escaso, no han tenido tiempo de corregir ningún pecado y es posible que hayan cometido otros por acción o por omisión.
Con los ministros de Hacienda la cosa es distinta, del 2007 a hoy, ha habido solo tres: Oscar Iván Zuluaga, Juan Carlos Echeverry y Mauricio Cárdenas. Es vital que ellos le expliquen al país ¿por qué aceptaron los sobrecostos?, ¿por qué se tragaron el precio de la recompra de las acciones a un valor muy superior al que las habían vendido? y, sobre todo, ¿por qué no informaron de estas irregularidades?
Para finalizar, los directamente implicados, Isaac Yanovich y Javier Gutiérrez, presidentes de Ecopetrol desde el 2002 hasta el 2014, junto con Fabio Echeverri Correa, presidente de la Junta por doce años, hasta el 2013, y los presidentes de Reficar Orlando Cabrales y Reyes Reynoso deben ser llamados de inmediato a dar explicaciones sobre sus dudosas decisiones.
Ah, queda por supuesto la gran pregunta, como en Brasil: ¿hasta dónde estaban informados los jefes de todos ellos, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos? ¿Acaso no es Ecopetrol la mayor empresa de la Nación, y Reficar el mayor proyecto de Ecopetrol?
Que no nos venga Juanpa con el cuentico pendejo de la austeridad, para ahorrarse tres pesos con la tal prohibición de viajar en primera, cuando se han gastado alegremente casi cinco mil millones de dólares de más en una refinería que todavía no arranca. Claro eso no es derroche eso solo es corrupción, eso sí bien refinada.
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