No es un secreto que la corrupción que se vive en el país, un fenómeno o enemigo que cada día se evidencia más en cada noticia a nivel nacional, se convirtió en el dolor de cabeza de los colombianos. Además, lo más lamentable son las pocas acciones y resultados de la Fiscalía, Procuraduría, Contraloría y Contaduría Nacional, entidades que son las encargadas de poner en cintura a los corruptos, las cuales cuentan con todas las herramientas y leyes para enjuiciar a estos descarados.
Las entidades nacionales y regionales encargadas de vigilar y controlar los recursos públicos dan la impresión a la ciudadanía de que se convirtieron en las instituciones de bolsillo de los políticos, las cuales en vez de enjuiciarlos por sus actos terminan pagándoles los favores antes entregados y por esas razones no pueden dar resultados que la ciudadanía espera.
De hecho, es muy frecuente ver cómo estos corruptos después de que se roban las arcas de sus municipios o departamentos pasean como pavos reales por las calles de los mismos en grandes camionetas, ya sea porque los declararon inocentes o porque les dieron casa por cárcel. Lo lamentable es que los entes de control cuentan con todas las herramientas para garantizar que estos hechos de corrupción no se repitan, más evitando que estos politiqueros le sigan mintiendo a sus pueblos mediante promesas de campaña que serán imposibles de cumplir.
Debido a este malestar de corrupción que vive el país nace la consulta anticorrupción impulsada por el Partido Verde, buscando bajo 7 preguntas consultarle a la ciudadanía sobre su decisión sobre algunas prácticas no santas realizadas por estas personas. Aunque dicha consulta no alcanzó el umbral exigido por la ley para dar cumplimiento al clamor ciudadano, sí fue sorprendente su resultado. Según el último reporte de la Registraduría fueron 11.667.702 de colombianos que se movilizaron para manifestar su rechazo y donde en la ciudad de Quibdó votaron más de 17.000 ciudadanos sin que se les ofreciera tejas, cemento y demás.
Esta votación envió un mensaje claro del cansancio de la población sobre esta situación, que le quita las oportunidades de inversión y desarrollo de obras en sus regiones o territorios. Así pues, el escenario perfecto para seguir demostrando la inconformidad con estas prácticas serán las elecciones del 2019, pues los próximos candidatos deberán demostrar con hechos que ellos luchan contra la corrupción que padecen en sus territorios y recoger dicho clamor ciudadano.
En el informe de Transparencia Nacional 2017 encontramos una relación recurrente entre debilidad institucional, bajo nivel de gestión en sus procesos y alto nivel de corrupción. Además, en sus resultados se destaca que de las gobernaciones solo cuatro están en riesgo moderado de corrupción: Antioquia, Santander, Caldas y Meta. Todas las demás se encuentran en los niveles medios y altos, y las peores en el ranking son Putumayo, La Guajira, Caquetá, Guainía, Vaupés y Chocó. De nuevo nos encontramos en el listado de corrupción y debemos prender las alarmas.
Lo mismo pasa en cuanto a los municipios. Barranquilla y Pereira pasan raspando, mientras que las demás ciudades capitales dejan mucho que desear en sus procesos de transparencia. Los peores son Puerto Carreño, Quibdó, Inírida, Mitú, Sincelejo y Leticia.
Quibdó tampoco se salva, pues hace parte del vergonzoso listado de escenarios perfectos para la corrupción. Pues bien, estos datos son preocupantes y más en una región donde las condiciones de vida de su población son deprimentes, ¿será que el grado de corrupción tiene una relación con el nivel de vida de la población? Recordemos que el Chocó es el departamento con mayor índice de necesidades básicas insatisfechas, llegando a casi el 80% de la población del departamento, al igual que su capital Quibdó.
Por otro lado, en los últimos procesos políticos del país surgió un dicho “el que paga para llegar, llega para robar”, frase que han representado muy bien muchos de los gobernantes chocoanos, pues en su mayoría han terminado en escándalos de corrupción durante sus ejercicios electorales y después de sus administraciones. Aún es muy recurrente la compra y venta de votos, que hoy ya se empieza a evidenciar sin haber iniciado el proceso electoral. Como dice el dicho: "en los ingredientes se verá el sabor del caldo”.
Los procesos electorales en el departamento del Chocó, especialmente en Quibdó, su capital, han sido nefastos para el desarrollo de esta región, situación evidenciada por varios factores como las prácticas politiqueras que terminan elevando campañas a cifras astronómicas con acuerdos firmados bajo de la mesa que generan un perjuicio evidente a los presupuestos públicos, acabando con las inversiones de los programas y proyectos de los diferentes sectores como son: educación, agricultura, cultura y deporte, turismo, salud, entre otros, que son determinantes para garantizar el desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida de esta población.
Así mismo, otro factor tiene que ver con la acción y participación de la población, que por la falta de conocimiento y compromiso ciudadano ayuda a que se sigan robando los recursos que les pertenecen. Por ejemplo, en los municipios chocoanos la veeduría ciudadana es muy poca o débil, y no se exigen rendiciones de cuentas sobre los proyectos anunciados y recursos económicos invertidos.
Llegó el momento de vencer la corrupción rampante en nuestro departamento eligiendo a personas con formación, experiencia, ética y que representen los buenos valores de la ciudadanía, personas que tengan características de líderes, sean cercanos a la población y se dediquen a servirle garantizando el desarrollo mediante la implementación de políticas públicas que mejoren el bienestar social, económico y ambiental de sus territorios.
El próximo alcalde de Quibdó y el gobernador del Chocó debe ser alguien con visión de desarrollo, capaz de servir como interlocutor con el gobierno nacional y emprender gestiones internacionales que le permitan obtener recursos adicionales para la solución de los problemas que se tienen en la ciudad, y para eso lo único que necesita es ofrecer propuestas serias que recojan el clamor de sus habitantes y demostrar que es capaz de realizarlas. Nosotros si somos capaces de hacerlo.
Las banderas de la lucha contra la corrupción debe ser ciudadana y todos debemos trabajar para que esta sea triunfante, pues con la transparencia ganamos todos, por eso es el enemigo a vencer en las regionales.