Indudablemente la corrupción ha acompañado a Colombia en diferentes esferas de la vida nacional; por eso la lucha en contra de este flagelo es de vital importancia para preservar la democracia y las libertades; es un contrasentido que el Pacto Histórico de Gustavo Petro funja de manera engañosa como adalid de la lucha en contra de la corrupción cuando los partidos que siguen al candidato marxista son fervientes admiradores de las dictaduras comunistas de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte, Vietnam y China en donde no se controla la corrupción, ya que supuestamente esos regímenes son los que hacen la tarea, o sea yo con yo.
A lo que se debe agregar que administraciones de la llamada izquierda no se han quedado atrás en materia de corrupción como sucedió en el gobierno del Polo Democrático de Samuel Moreno en Bogotá con el carrusel de la contratación, que ocasionó un detrimento patrimonial de 2,2 billones de pesos, por lo que no hay que pasar por alto que El Polo Democrático respalda actualmente la candidatura de Petro, lo que dice a las claras que la corrupción no tiene color político y ningún partido o movimiento se puede declarar dueño de la pulcritud, mucho menos si su ideología es comunista.
Tampoco se puede olvidar que durante la alcaldía de Petro en Bogotá, fuentes serias afirman que hubo cerca de 500 mil contratos a dedo, en donde estaban presentes fundaciones fantasmas; también existieron contratos importantes sin el cumplimiento de requisitos legales, además hay que recordar las 100 motos eléctricas que fueron compradas por el Fondo de Vigilancia en el año 2012 y que le produjeron a la ciudad un detrimento patrimonial de 1.200 millones de pesos, en donde se encontró un interés indebido en la celebración de contratos, y por esa actuaciónhay condenas.
De la misma manera no hay que pasar por alto los 278 camiones viejos que Gustavo Petro compró siendo burgomaestre que costaron 78 mil millones de pesos para recoger las basuras, y en el 2020 solo se subastaron 78 camiones recaudándose 3.600 millones, lo que deja pérdidas cercanas a 74 mil millones de pesos en ese negocio y la mayoría de los carros se encuentran en mal estado o convertidos en chatarra.
Ello significa que con el candidato del Pacto Histórico se cumple el refrán popular que dice: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”; así Petro movilice su clientela para defender los desafueros que ha cometido, eso no lo exculpa del desastre en que convirtió a Bogotá y, si es elegido presidente llevará a Colombia a ser una nación invivible mediante una dictadura comunista sempiterna.
Hablando de corrupción en el plano internacional, el hecho más disoluto que se ha cometido en mucho tiempo, lo realizó el Partido Comunista de China, al no haber alertado a la humanidad de forma temprana sobre la Covid-19, lo que ha ocasionado una tragedia para el planeta de incalculables consecuencias; todos los desastres que sufren países como Colombia tienen su origen en la actitud del régimen comunista de la nación asiática advirtiendo que los dos fundamentos principales del marxismo son la violencia y la mentira, por lo que no es extraño la postura del gobierno de Pekín frente al resto del mundo; quedando evidenciado que el marxismo también es padre de la corrupción.
En atención a lo cual en lo que respecta a la corrupción, lo más parecido al ladrón que en una calle grita “cojan al ladrón”, es el marxismo en sus diferentes presentaciones, y que en estas calendas tiene la moda de llamarse “progresista”, en donde desde luego también se incluyen a los idiotas útiles y a los aliados de coyuntura; aunque seguidores de esa corriente sacan como excusas con respecto a la perversidad y la corrupción comunista, de que el marxismo ha sido mal aplicado, mal interpretado o los más avispados se atreven a decir que “el comunismo ya no existe”, pero como un ardid para poder engrupir a los crédulos, pero lo cierto es que la corrupción hace parte del ADN marxista leninista, a cuyos jefes solo les interesa el poder político, sin importar el precio.
Puesto que para las élites de la secta marxista leninista en diferentes partes del mundo, utilizar la corrupción es una “forma de lucha” ya sea para buscar o conquistar el poder político y así consolidar por siempre a sus camarillas en el manejo del Estado; de tal manera que para el caso de Latinoamérica indiscutiblemente que el Foro de Sao Paulo bajo la batuta de Lula da Silva dio la orientación política para que se materializara la corrupción de la empresa brasileña Odebrecht, que pagó coimas en más 13 países a funcionarios del sector privado y público, y también dio dinero para campañas políticas, comprometiendo a futuros gobiernos con el proyecto del socialismo de siglo XXl de diferentes maneras.
Es necesario reafirmar que los regímenes más corruptos que se han conocido en el planeta en el último siglo son los de las dictaduras marxistas o ¿quien puede controlar la corrupción en esas tiranías? Porque no se conoce de algún castigo a funcionario, y si lo hay es porque cayó en desgracia con la cúpula del partido comunista, de la misma manera la corrupción de la pandilla del PSUV (partido socialista unido de Venezuela) es inocultable y los controles a los bandidos de esa burocracia inhumana, son inexistentes, recordando que en Venezuela fue el país en donde Odebrecht repartió más sobornos, pues la cuantía sobrepasó los 100 millones de dólares, entonces ahí está retratado de cuerpo entero el comunismo totalitario con la corrupción.
En Colombia necesariamente con el conocimiento del Foro de Sao Paulo, entraron a las campañas presidenciales de Santos en 2010 y 2014 dineros que no se registraron de la empresa Odebrecht, y se podría pensar que dicho apoyó se enmarcó para promover el proceso de paz entre el gobierno y las Farc, dado que desde que se creó el Foro de Sao Paulo en 1990, Fidel Castro (1926-2016) diseñó como estrategia para tomarse el poder en los diferentes países de Latinoamérica, en primer lugar utilizar las elecciones, teniendo como tareas previas grandes protestas y movilizaciones sociales como ocurrió en Bolivia, Ecuador, Chile y Argentina.
Queda claro que la corrupción para las dictaduras marxistas leninistas es una adicción en vista de que la plaga no es cuestionada ni combatido en esos regímenes, sino que se usa únicamente en ocasiones de caballito de batalla para purgar a los enemigos políticos (como ocurrió en Cuba en 1989 con el general Arnaldo Ochoa), porque como lo hemos dicho en otras ocasiones, en los regímenes comunistas no se reprime a la corrupción cuando es practicada por la camarilla, puesto que ella es inherente al marxismo leninismo, cuyas pandillas buscan el poder del Estado eternamente y para que eso ocurra la corrupción debe de ir de la mano del comunismo totalitario.
De manera hipócrita en Colombia, partidos afiliados al Foro de Sao Paulo patrocinador de la corrupción de Odebrecht, se rasgan las vestiduras y promueven campañas en contra de ese azote, pero no renuncian a pertenecer a semejante engendro, buscando engañar a la ciudadanía; en razón de que todos los partidos que se visten de “progre” prácticamente en su totalidad hacen parte de la internacional comunista del Foro de Sao Paulo, aunque en algunas ocasiones dirigentes de esas colectividades lo niegan, sin embargo no es sino mirar la página web del conciliábulo y hay aparecen como miembros, pues al no ser cierta su pertenencia en sana lógica se deberían hacer borrar, pero como la mentira es un principio comunista, solamente pretenden timar a los ingenuos para tratar de mostrar que luchan en contra de la corrupción, cuando está patentado que el marxismo en sus diferentes expresiones es matriz de la corrupción.