Hace tres años regresó la temporada taurina a Bogotá, esto por orden de la Corte Constitucional quien obligó en el año 2015 a la realización de este espectáculo. Eso sí, reafirma que estos eventos crueles sí se pueden prohibir por vía legislativa, esto quiere decir que los congresistas deben tomar una decisión. Es importante recordar que con la sentencia 283 de 2014 esta alta corte manifestó que un espectáculo por más cultural o tradicional que sea sí se puede prohibir.
Teniendo en cuenta esto, se puede considerar absurda la discusión en la que algunos tratan de culpar a la actual administración sobre la realización de esta “temporada de toros”, la misma discusión de 2017, cuando el exalcalde Peñalosa no tuvo más remedio que permitir el uso taurino de la Santamaría.
Algunos sectores políticos pretenden instrumentalizar esta discusión aprovechándose del común desconocimiento de las sentencias de las altas cortes, mientras tanto, de una manera independiente, sectores del movimiento por la defensa de los animales, organiza junto a la alcaldía de Claudia López una serie de actividades como alternativa frente a la fiesta brava. En rueda de prensa la administración denomina esta temporada antitaurina como “No Brava”, mientras la indignación mediática y ciudadana crece.
Sectores animalistas como la coalición Colombia Sin Toreo hacen el llamado para que este masivo apoyo se mantenga y fortalezca cuando a mediados del mes de marzo el Congreso de la República retome sus debates, para que se priorice el Proyecto de Ley 064 de 2018, el cual tendría solo hasta el 20 de junio para tener los tres debates que le restan. Un reto que parece difícil de superar, pero que se ha visto en otras iniciativas legislativas.
El Proyecto de Ley busca eliminar las prácticas taurinas, además de brindar una serie de beneficios a quienes realmente se vean afectados por la prohibición, muy al estilo de los exitosos programas de sustitución de vehículos de tracción animal en varias ciudades del país. Esa idea de los animalistas que ayudaron a construir el Proyecto de Ley, demuestra que la lucha no es contra un taurino sino contra el uso de animales en la plaza. Quienes viven de esta “fiesta brava”, que no parecen ser muchos por la falta de cifras reales, pueden aprovechar este artículo del Proyecto de Ley para tener garantías laborales, contrario a los que sucedería si las corridas de toros tienen una muerte lenta, una muerte por falta de asistencia. Paradójicamente este Proyecto de Ley beneficia a los toros porque no volverán a las plazas, y beneficia a banderilleros, mozos de espadas, toreros, etc, porque tendrían las garantías laborales que los mismos empresarios taurinos les niegan.
Mientras tanto las entidades oficiales de Bogotá invitan a celebrar una “Fiesta no brava”, en la que se han unido desde la Filármónica Distrital, hasta transmilenio, pasando desde luego por la Secretaría de Gobierno, IDPAC y el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal, entre otras. ¿Buena noticia para la defensa animal? Sí. ¿Quiénes pedimos la abolición del toreo somos mayoría? Sí. ¿Existe suficiente ilustración en el Congreso para aprobar este Proyecto de Ley? Sí.
Entonces solo falta que el Congreso haga su trabajo y vote no por gusto sino por rigor legislativo.
