Amar el running es amar la vida, es amar mi cuerpo con sus virtudes y defectos, amar el running es trascender los límites físicos y mentales, es experimentar como en la vida misma la dicha y el sufrimiento en una fracción de tiempo. Es querer dejar atrás la tristeza y la ansiedad para convertirme en un mejor ser que irradie luz por donde camine en la vida.
Participé el pasado 12 de noviembre en una carrera de 10 kilómetros en melgar tolima, patrocinada por varias entidades públicas y privadas la cual me dejó bonitas experiencias para seguir amando más la vida. Fueron 10800 metros de sudor y dolor que me dejaron feliz cruzando la meta en 1 hora y 11 minutos.
Pero más allá del tiempo registrado las sensaciones que me dejó la carrera fueron positivas desde que llegué a este bello municipio un día antes para instalarme en un hotel. Allí trabajé en el año 2012 y conocí gente buena y trabajadora, recuerdo que llegaba con herramientas para la industria metalmecánica y hacía demostraciones al mejor estilo de aquellos gitanos de cien años de soledad cuando arribaron a macondo sorprendiendo a sus habitantes con el hielo y el espejo, algo que ellos nunca habían visto.
Ese sábado recordé a mi amiga Adriana quien era una de mis compradoras y lejos estaba yo de imaginarme que esa amiga tan especial partiría tan temprano a los 52 años de edad víctima de un agresivo cáncer de ovario. Logré despedirme de ella una semana antes de fallecer en la uci de un hospital de Bogotá. Ya no podía hablar, todavía recuerdo su mirada triste como queriendo decir: " gracias por tu amistad".
Ximena Restrepo, la diva paisa que le abrió el camino a Anthony Zambrano
El domingo 12 de noviembre llegué puntual a las 5 : 30 am al sitio de encuentro para comenzar el calentamiento que duró 45 minutos y estando allí me di cuenta que la carrera fue organizada para los turistas de Bogotá que en su mayoría colmaron el parque central de melgar: habían familias, amigos y parejas con un objetivo en común: disfrutar de este maravilloso momento que Dios nos daba para dar lo mejor de sí mismos.
La partida fue a las 6 : 20 am y alrededor de 500 personas salimos en busca de esos 10 kilómetros alentados al inicio con frases motivadoras de un helicóptero de tolemaida que sobrevolaba los cielos de melgar el cual nos acompañó hasta el primer kilómetro de carrera. Mientras yo corría disfrutaba de las bellezas de este paisaje y de la brisa de la mañana, a lo lejos se veían las montañas nubladas como presagiando un ambiente muy agradable para correr.
Después del kilómetro 2 de carrera el grupo se partió completamente y ya adelante iban los atletas élite que competían por los primeros puestos. Yo iba mucho más atrás pero me sentía bien corriendo a mi ritmo, aquí lo importante era competir con migo mismo. En el kilómetro 3 me alcanzó y me pasó un corredor de aproximadamente 70 años de edad y con 1.40 metros de estatura con un trote particular debido a sus cortas piernas, un ejemplo admirable de fortaleza mental que vemos a diario en las personas de la tercera edad.
El kilómetro 5 fue animado por los habitantes de melgar que nos alentaban a lado y lado de las calles y sus mascotas mirándonos con curiosidad. Llegó el kilómetro 7 y nos recibió una banda musical de algún colegio del municipio, el sonido de sus instrumentos ya era un aliciente para el cuerpo y el alma que a esa hora ya sentía los rigores de 7.000 metros recorridos.
El camino hacia el kilómetro 8 fue anecdótico para mi porque experimenté la soledad del runner cuan sale a entrenar ya que me quedé sin grupo y no veía atletas adelante ni atrás y en algún momento llegué a imaginar que me había desviado de ruta. ya ingresando al centro de melgar por la vía principal vi a lo lejos la linea de meta y rematé con las pocas fuerzas físicas que llevaba en ese instante pero lo que desconocía era que la carrera todavía no terminaba faltaban 2 kilometros más para llegar y en ese momento cuando retomaba nuevas energías para continuar entendí que el running es una mezcla de lucha permanente entre cuerpo, mente y alma porque cuando el cuerpo ya no tiene la energía física para continuar, la mente si quiere seguir y es ahí donde aparece el alma para conectar cuerpo y mente y lograr llegar a la meta.
Finalmente logré superar ese último kilómetro con dificultad caminando y corriendo pero llegué a la meta con la satisfacción del deber cumplido demostrándome una vez más que con disciplina y constancia se cumplen los sueños superando las subidas y bajadas que nos ofrece la vida.