Si el Coronavirus es tan horrible como los medios lo venden, los bogotanos estamos condenados. Es cuestión de tiempo hasta que llegue el primer infectado a Colombia y no pasarán meses hasta que alguno se monte en TransMilenio. Aquí empezará lo que podría ser el principio del fin de los bogotanos.
Entre los empujones, estornudos y los inhumanos tumultos que se forman en casi todas las estaciones en horas de la tarde, el Coronavirus encontrará el campo perfecto para mostrar su real potencia. Seremos todos uno en una misma orgía de contagio. Porque Transmilenio, tan experto en sacarnos la piedra, hacernos sentir manoseados y llenarnos de humo y gripa los pulmones, será el mejor aliado del Coronavirus en su misión por acabar la humanidad. Y es que no habrá tapabocas que valga ni guantes que nos hagan sentir seguros. Si el Coronavirus entra al TransMilenio, no hay quien lo saque. Ese es el precio que tenemos que pagar nosotros, los rolos, por habernos conformado con el peor sistema de transporte que una capital nacional puede tener.
Queda esperar que la vacuna a este "monstruo" se desarrolle rápido, que el portador del virus se le demore la llegada a Colombia y que, en caso tal de que llegue a la capital, sea el exalcalde Peñalosa -principal culpable de la desgracia que representa TransMilenio para esta ciudad- el que reciba todos los estornudos en la cara por terco y chambón.
Pues amanecerá y sabremos sí hemos sido engañados por los medios y la radicalidad de estos para referirse al pánico que los seres humanos deberíamos estar sintiendo por esta enfermedad que ya ha matado a 3 mil personas en el mundo.
En todo caso, esperemos que el Coronavirus sea benevolente con nosotros los rolos. Excepto con Enrique Peñalosa porque, en mi opinión y con el mayor respeto posible, considero que no se merece tal benevolencia por habernos condenado a todos los rolos a un sistema de transporte más horrible que la peor de las gripas.
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