Colfuturo, que nació como un programa para ayudar a formar capital humano altamente calificado por medio de posgrados en el exterior, parece estar promoviendo, en la práctica, la fuga de cerebros. La crisis reciente se desató en marzo de este año con el inesperado aumento del dólar y una pandemia que golpea cada vez más al sector laboral.
Las historias son innumerables: personas que tuvieron aumentos de cerca del 40% en el saldo de sus créditos; que se quedaron sin empleo y han tenido que regresar a vivir con sus padres o familiares, después de haber alcanzado cierta independencia en el pasado; que posponen decisiones como formar una familia, tener hijos, viajar, comprar casa por estar pagando una deuda que aumenta todos los días, etcétera. De hecho, uno de los testimonios escuchados en estos días es el de una persona que el año pasado estaba debiendo USD 14.000, ha realizado ocho pagos y que a la fecha adeuda USD 15.000. ¿Cómo se explica esta situación?
Colfuturo promueve un esquema de crédito-beca, en donde una parte es condonable, en el caso de que el beneficiario regrese al país. Esa parte proviene de recursos del gobierno nacional que son administrados por Colfuturo. Si la persona no regresa, debe pagar la totalidad de la deuda. Además, el crédito-beca de Colfuturo es en dólares, por lo que de por sí se sabe que existe un riesgo cambiario. Sin embargo, lo que era imposible de prever era tener un alza tan grande como la ocurrido en marzo de 2020, cuando aumentó en menos de un mes 22%. ¿Quién asume ese riesgo cambiario? Los beneficiarios y solo los beneficiarios. Aunque la relación sea completamente desigual, Colfuturo no asume ninguna parte de este riesgo, ni tampoco lo hace el gobierno nacional.
Igualmente, los créditos otorgados por Colfuturo, además de estar denominados en dólares, ocasionan el cobro de intereses sobre intereses. Así, los intereses generados por el crédito se suman al saldo de capital adeudado y, a su vez, generan más intereses. Esto, por supuesto, dificulta aún más el pago de la deuda y deja a los afectados en situación similar a la que enfrentaron numerosas familias colombianas en los años noventa con los créditos de vivienda denominados en Upac, que solo se solucionó con la intervención de la Corte Constitucional en defensa de los derechos de todos los colombianos.
Ante esta situación, un grupo de beneficiarios tocó las puertas de Colfuturo. Hubo varias comunicaciones pidiendo alivios para los beneficiarios. No obstante, las medidas fueron insuficientes. Generaron alivios temporales (pañitos de agua tibia), como el congelamiento del crédito por tres meses, que, por los relatos de algunos beneficiarios, no fueron medidas aplicadas a todos los que las solicitaron. Y tras los tres meses de congelamiento, se solicitaron nuevas medidas y fue enviado un boletín a la junta directiva de Colfuturo pidiendo medidas de alivio. Nunca se obtuvo respuesta.
En las entrevistas en medios de comunicación, los beneficiarios han reiterado la necesidad de que sean tomadas medidas urgentes por el alza del dólar, pero también porque la situación de desempleo y de incertidumbre laboral está afectando a gran parte de estos profesionales, que se fueron llenos de ilusiones a estudiar por fuera. Las respuestas de su director, Jerónimo Castro, son retóricas, y no parece posible establecer un diálogo franco y efectivo con él.
En esa misma línea, la junta directiva de la entidad, que es su máximo órgano decisorio, no ha accedido a tener un encuentro con los representantes de los deudores y desde la lejanía decide sobre la suerte de los deudores, convertidos ya en una cifra que alimenta los indicadores de gestión de la entidad y permite mostrar ante el gobierno, los patrocinadores y las instituciones educativas nacionales y extranjeras el aumento en la cobertura del programa, fundado en la angustia, el sufrimiento y la expoliación de quienes se atrevieron a soñar con la posibilidad de formarse en el exterior y de sus familias.
Ante la falta de respuestas, los afectados han tocado las puertas del Ministerio de Ciencia y Tecnología y el Ministerio de Educación con el fin de solicitar la adopción de medidas urgentes como las siguientes:
- Congelamiento de los créditos y la condonación de los intereses hasta enero de 2021 para los beneficiarios con créditos vigentes que así lo requieran.
- Condonación especial adicional para todos los créditos de los beneficiarios con el fin de aliviar la grave situación a la que estamos expuestos.
- Ajuste de la TRM en la conversión de los créditos para mitigar el riesgo cambiario. Para ello proponemos utilizar la TRM correspondiente promedio de los desembolsos.
- Conformar una mesa de diálogo con el director de Colfuturo, su junta directiva, los representantes del gobierno nacional y los de los afectados.
Aún no se han obtenido respuestas por parte del gobierno. Sin embargo, es necesario que se reconozcan las fallas del programa y se adopten medidas, porque el riesgo cambiario no puede ser asumido por el eslabón más débil de la cadena. Ante esta situación, muchos beneficiarios han optado por quedarse en el exterior y pagar la totalidad de la deuda, percibiendo ingresos en una moneda más fuerte. Esto significa que Colfuturo, en lugar de incentivar el regreso de profesionales calificados que le aporten al país, está propiciando que se queden por fuera ante la dificultad de pagar una deuda en dólares en un país con una de las monedas más devaluadas del mundo y en donde el desempleo está aumentando de forma acelerada.
Así pues, resulta pertinente cuestionarse acerca del modelo de país que se pretende construir cuando las iniciativas de sus ciudadanos orientadas a la satisfacción de derechos fundamentales, tales como acceder a vivienda o a una educación de calidad en su área de interés, se convierten en gravosas cadenas que subyugan a quienes buscan oportunidades de progreso para sí mismo y para su familia.
Si hay algo cierto es que el programa está sufriendo un desprestigio que no va a ser tan fácil de ocultar. Los beneficiarios sienten que les cerraron la puerta en la cara cuando necesitaban de solidaridad. El costo de estas decisiones es alto, y a largo plazo, quien puede acabar perdiendo más es Colfuturo.