Para nadie es un secreto que los medios de comunicación tienen una gran influencia en el modo de actuar y pensar de las personas. De ahí que se les conozca como el cuarto poder. Tampoco, es un secreto que el común cree ciegamente en unos más que otros. Sin embargo, deberíamos entender que por tratarse de empresas algunos tienden a incurrir a métodos alejados de la moral y la ética.
Por ello, es frecuente que algunos medios de comunicación no hablen de temas relevantes porque tienen involucrado a un “innombrable” del país o de la ciudad, que quizás no es dueño del medio de comunicación, pero sí pauta con este. Así mismo, es reiterativo que nos digan qué temas debemos hablar, la tan afamada ‘Agenda Setting’. Por eso, no nos debe extrañar que en las últimas semanas se le haya dado un gran despliegue noticioso al Coronavirus o Covid-19, pero no se haya dado relevancia a temas como los mencionados en la interceptación de audios telefónicos al ‘Ñeñe’ Hernández, en los que se menciona un posible fraude electoral y sumas de dineros que habrían entrado a la campaña de Iván Duque en el 2018.
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Claro, temas que al parecer no son nada en comparación con el Coronavirus. Más allá de hablar del poder de los medios de comunicación o los temas mediáticos, quiero recordarles a los dueños de estos medios, periodistas, comunicadores y a todo aquel que lee estas líneas, que, “el objetivo de los medios de Comunicación Social es mostrarnos al mundo tal y como es: con sus miserias y grandezas, alegrías y tristezas, triunfos y fracasos de la humanidad”, así como lo señala, el libro ‘Ética del Comunicador Profesional’ de Jesús Morales León.
Entonces, no deberíamos ser tan selectivos a la hora de escoger qué información vamos a difundir. Debemos preocuparnos más donde está nuestra libertad y aquel juramento de siempre decir la verdad. Pero aún más importante, no deberíamos dejarnos doblegar por aquel que tiene poder económico o político, o que es un “innombrable” porque, en caso de ser así, nos deberíamos preguntar ¿dónde está la ética?
