Vivimos casi siempre en el engaño.
Si como comerciante usted es de los que envuelve todo en plástico exagerado, o como ciudadano usted mismo se envuelve en plástico creyendo que así se protege más, a la luz de la ciencia más bien debe reevaluar estas prácticas.
En la actual pandemia, envolver todo en plástico excesivo como protección es doblemente contraproducente: tanto para la salud humana como para la del planeta.
Un estudio publicado en la prestigiosa revista The Lancet arrojó que el nuevo coronavirus permanece activo más tiempo en superficies de plástico o acero inoxidable que en papel o tela.
Según el estudio, el virus dejó de hallarse activo en papel a las 3 horas, a los 2 días desapareció de madera y tela, y fue hasta los 7 días que desapareció de acero inoxidable y plástico. “Sorprendentemente, un nivel detectable de virus aún podría estar presente en la capa exterior de un tapabocas quirúrgico el día siete”, se lee en el informe.
Como explica el portal Stat News, los virus sobreviven menos tiempo en superficies porosas como tela o papel, dado que el “sobre” de proteínas en que vienen envueltos se rompe más rápido. “Las superficies porosas resecan los virus que caen en ellas, acelerando la destrucción de la envoltura”, se lee en el artículo.
Y otro estudio publicado en The New England Journal of Medicine arrojó que el nuevo coronavirus sobrevive más tiempo, hasta 72 horas (3 días), en plástico, hasta 48 horas (2 días) en acero inoxidable, hasta 24 horas en cartón y hasta 4 horas en cobre.
En otras palabras, el plástico que ahora vemos por doquier no es la mejor forma de blindarnos del coronavirus.
De ahí que utilizar tapabocas biodegradables elaborados con toallas de cocina (cuyo papel absorbente es resistente) o con telas naturales lavables y reutilizables como algodón o franela, así como papel reciclado o cartón en las envolturas de domicilios y encomiendas, es una mejor opción para cuidar nuestra salud y también la del planeta.
Ante estos reveladores hallazgos, para quienes abogamos por un desarrollo más sostenible es decepcionante constatar el velo de desinformación que sigue aquejando a nuestras sociedades, sobre todo en países en vías de desarrollo.
A falta de una población mejor educada e informada, es responsabilidad ineludible de las autoridades estar muy al día, con los últimos hallazgos científicos disponibles, para trazar políticas públicas sensatas y útiles tanto a la salud humana como a la del planeta, sin generar basura en exceso.
Pésimo ejemplo de ello es que la Resolución 735 del 8 de mayo de 2020 del Ministerio de Salud de Colombia (emitida tras la publicación entre marzo y abril de los estudios arriba citados) recomiende, en su artículo 4.2.2, literal g, que los servicios a domicilio se entreguen en “doble bolsa” (que, no nos engañemos, casi siempre son plásticas), pudiendo ser mejor de papel reciclado, que inactiva más rápido el coronavirus.
En este espacio hemos repetido hasta el cansancio que, en materia de gestión de residuos, los pasos básicos para un consumo y prácticas de producción más responsables empiezan por evitar, reducir y reutilizar, antes que reciclar o desechar.
En materia de desarrollo ambientalmente sostenible, ¿hasta cuándo la desinformada o abiertamente negligente actuación de nuestras autoridades seguirá dejando en un segundo plano el cuidado de la salud del planeta y con ello nuestra propia salud como humanos?
