De desatarse una guerra en la península coreana el mundo se enfrentaría a la mayor tragedia humana desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). La paradoja de Corea del Norte es que es el Estado más hermético del mundo, pero a su vez es el que más interés genera en medios internacionales. Cada uno de sus movimientos políticos y militares son analizados con muchísimo detalle por los organismos de inteligencia de las principales potencias del mundo. Pero, ¿qué ha llevado a que un país de poco más de 25 millones de habitantes y con una economía atrasada pueda representar una seria amenaza para la seguridad mundial? La respuesta se encuentra en la historia.
Durante la Guerra Fría (1947-1991) las dos superpotencias mundiales, Estados Unidos y la Unión Soviética, se disputaron la hegemonía mundial y utilizaron como táctica para generar áreas de influencia el apoyo a bandos ideológicamente afines en conflictos internos en África, Asia y América Latina en una estrategia conocida como "guerra proxy". La Guerra en la península coreana (1950-1953) fue el primer gran conflicto que sacudió al mundo tras la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos apoyó a las fuerzas al sur y una Unión Soviética radicalizada con un Stalin paranoico apoyó las fuerzas comandadas por Kim Il-sung al norte. La península que había abrigado a un mismo pueblo por miles de años artificialmente fue dividida por los bandos en conflicto. En 1953 se firmó un armisticio, se creó una zona desmilitarizada y el conflicto se congeló.
En el marco de la Guerra fría Corea del Norte no fue motivo de desestabilización para el orden mundial porque formaba parte del área de influencia de la Unión Soviética y China en Asia Oriental. Por el contrario, Corea del Sur protegida por Estados Unidos se reconstruyó como un país con una economía tan boyante que para el último cuarto del siglo XX estaba a la cabeza entre los países más industrializados del mundo. Notable contraste con su hermana del norte que entre 1995- 1997 padeció una hambruna que le costó la vida a cerca de dos millones de norcoreanos según datos no oficiales.
A la par que Corea del Sur crecía en términos económicos su problemática hermana del norte lo hacía en el área armamentística y nuclear. A pesar del desmoronamiento de la Unión Soviética en 1991 su programa nuclear (que data de 1957) continuó lo que le permitió realizar una primera prueba nuclear a finales de 2006. Hasta el momento ha realizado cuatro pruebas y en la última efectuada en septiembre de 2016 se especuló con la posibilidad de haber utilizado una bomba de hidrógeno. Su ejército es uno de los más grandes del mundo y su fuerza de reserva fue estimada en 2010 en 4,700,000 efectivos. Asimismo, cuenta con un arsenal de bombas químicas y biológicas. Un Estado básicamente feudal y atrasado tiene la capacidad de borrar del mapa toda una península.
Hay que estar muy atentos a la reacción oficial del régimen de Kim Jong-un ante el ataque de Estados Unidos en Siria y los movimientos de Estados Unidos en Corea del Sur. Más de 60 años preparándose para la guerra convierten a Corea de Norte en el cuartel más grande del mundo, con millones de hombres adoctrinados en la férrea ideología Juche listos para dar su vida por el líder supremo. A todas luces representa una seria amenaza para la estabilidad mundial. La península es una bomba de tiempo y los avances del actual líder supremo Kim Jong-un (heredero de su padre Kim Jong-il que a su vez heredó el poder de Kim Il-sung creando así la primera y única dinastía comunista en el mundo) con el programa nuclear, la poca efectividad de las sanciones internacionales y el cambio geopolítico generado a raíz de la guerra civil en Siria podrían alterar radicalmente la estabilidad de la región.
Una guerra total en la península representaría una de las tragedias más grandes en la historia de la humanidad. Las bombas nucleares solo fueron usadas una vez en Hiroshima y Nagasaki y su capacidad de destrucción desborda lo humanamente imaginable. El mundo se encuentra en un momento de altísima tensión que debe llamar al diálogo y la reconciliación. Nadie sabría con claridad como responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo se podría estabilizar la península coreana de desatarse un conflicto?