El 30 de agosto de 1995, Atlético Nacional jugaba, frente al histórico Gremio de Brasil, su segunda final de Copa Libertadores, el torneo de clubes más importante en Sudamérica y el más antiguo del mundo. Sin embargo, esa final se perdió. Hoy, 20 años después, el conjunto verdolaga tiene la posibilidad de instalarse de nuevo en una final de este prestigioso torneo internacional. Como ferviente y apasionado hincha del verde paisa, siento la necesidad de estar feliz, de llenarme esperanzas y de ver por primera vez al equipo de mis amores en una final de Libertadores, pues llegué al mundo tan solo 9 días después de caer ante los brasileros en 1995.
Y es que los logros del equipo antioqueño no son producto de la casualidad, de casos fortuitos, de ayudas de la Dimayor, como lo sustentan los hinchas de los demás equipos. No señor, lo logros de este equipo son producto de la inversión que se realiza constantemente desde el cuerpo técnico hasta sus jugadores, pasando por instalaciones deportivas, médicas y patrocinios importantes que han derivado en los títulos obtenidos y las constantes disputas por obtener uno internacional.
Hoy, como hinchas, queremos que la hazaña de 1989 se repita. Es el tiempo del fútbol colombiano; es la oportunidad de que se ratifique el gran momento por el que atraviesa Nacional y el buen nivel que demuestra la mayoría de sus jugadores.
Solo resta pedirle a esos jugadores que dejen todo en la cancha; que se entreguen al máximo para alcanzar la gloria eterna y llegar a la cima de una hinchada que los aclama como ídolos, y que cada día de juego corean sus nombres al ritmo un bombo.
Nosotros, los hinchas de Nacional, no pedimos el apoyo de los demás colombianos. Nos basta con el de nosotros mismos. El hincha de otro equipo que apoye a Nacional, felicidades porque es una persona que piensa en el fútbol Colombiano y lo importante que sería para nuestro fútbol el obtener un nuevo título internacional. Pero al que no lo apoye, no le estamos pidiendo limosna.
Muchos se ilusionan con que Armani se vista de René Higuita; que Davinson Sánchez se vista de nuestro aclamado e inmortal Andrés Escobar y defienda con el alma; que Faryd Díaz se vista de Luis Fernando “El Chonto” Herrera; que Alex Mejía se vista de Alexis García; que Borja, a pesar de que acaba de llegar al equipo, se convierta en Albeiro “El Palomo” Usurriaga; que Reinaldo Rueda se vista de Francisco Maturana y que Nacional reencarne ese fabuloso equipo del 1989. Pero no, yo quiero que estos jugadores hagan historia, que sientan que pueden quedar grabados como lo estandartes de un equipo que apunta de pujanza, de lucha, gallardía y a veces más ganas que fútbol logren una hazaña propia.
Espero con ansias que el miércoles 13 de julio podamos pasar a una nueva final continental y esta vez apreciarla de manera directa. ¡Vamos Nacional! El coraje es tu lema y estandarte, tu hinchada tu fuerza vital y el honor es tu emblema para triunfar, Dios bendiga a quienes defienden esta sagrada camiseta con amor y pasión.