Mañana se inaugura en Estados Unidos la Copa América Centenario, un torneo que unificará nuevamente a los representantes de las tres confederaciones de fútbol del continente americano. Varios hinchas esperan ver cómo su país levanta la copa y se proclama campeón de una singular competición, la cual no es más que un invento comercial de la CONMEBOL. Sin embargo, este servirá como prueba de campo para algunos equipos en pleno proceso de renovación, como el seleccionado colombiano.
Surge de la corrupción
Desde las sombras, en pleno destape de la mafia que se apoderó del fútbol a nivel mundial, y mientras los nombres de los capos empezaban a salir a flote, a los dirigentes de nuestro continente se les ocurrió confirmar esta fantástica idea - anunciada en 2014 - para seguir con su línea de negocios turbios, sin importarles que eran noticia en sus países por las investigaciones que el gobierno norteamericano había iniciado contra ellos, y donde la cárcel los empezaba a llamar. Como si no pasara nada. Diabólicos.
En su momento y para los terceros todo esto parecía algo ilógico, pero tomó forma en la luz y se convirtió en algo imposible de frenar. Los derechos de televisión, fueron “licitados” por un total de 77.5 millones de dólares y otros por 20 millones en sobornos. Entonces, el torneo “se hacía o se hacía”. No había marcha atrás. La empresa Datisa – encabezada por Alejandro Burzaco, José Hawila, Hugo y Mariano Jinkis – fue quien se apoderó no solo de los derechos de esta copa: lo hizo también con la de 2015 y las 3 ediciones siguientes, cada una con un valor diferente. Una vez más, las coimas del futbol volvían a repartirse entre las cuentas de los dirigentes de cada país. Tremendo negocio.
Lo único que preocupaba a algunos de los capos era el tener que viajar a EE.UU como parte de la delegación de su respectiva selección, donde varios que eran investigados no se querían imaginar ni por un segundo el tener que cambiar sus finas camisas y corbatas – manchadas de corrupción – por los famosos uniformes color naranja y cadenas para las manos. Pero la hora de salvarse y soltarle la mano al compañero de al lado había llegado y algunos se entregaron prendiendo así el ventilador, como Luis Bedoya – expresidente de la FCF – que prefirió negociar, entregar dineros, bienes y delatar más cómplices para conseguir una rebaja en su condena.
Las investigaciones continúan y hombres como Nicolás Leoz y Juan Ángel Naput – expresidente y actual presidente de CONMEBOL - entre otros dirigentes de varios países, siguen al borde de la cornisa y en cualquier momento pueden ser detenidos no solo por el bochorno de los derechos de televisión, sino por la reventa de entradas del pasado mundial de Brasil. Las boletas originales de cortesía asignadas por la FIFA a directivos fueron vendidas a personas del común, por sumas que llegaban incluso a los USD $7 mil cada una. Varias de ellas, por ejemplo, se encontraban marcadas con el nombre del fallecido Julio Humberto Grondona – expresidente de AFA y vicepresidente de FIFA – uno de los máximos capos en la historia del fútbol. Sin duda, otro detonante del FIFA GATE.
Y mejor ni hablemos de los cientos de dirigentes que roban dineros de los clubes a diario; aquellos que dejan al borde de la desaparición a grandes equipos o en categorías inferiores, sin salarios a empleados humildes y demás calamidades que suceden puertas adentro de los letreros de un equipo de fútbol. A ellos, les dedicaremos otro momento.
Lo deportivo se mira de reojo
Para los que llenaban, siguen y seguirán llenando sus cuentas bancarias gracias al fútbol, el campo deportivo es mirado de reojo. Los negocios siempre tendrán prioridad, pero los éxitos y fracasos deportivos -- quieran o no-- van ligados a la carrera como dirigente. Tal es el ejemplo del señor Mauricio Macri, quien fue presidente del Club Atlético Boca Juniors en la década del 2000, cargo que le sirvió de trampolín político, donde fue escalando poco a poco hasta convertirse en el actual presidente de la Argentina. ¡Vaya salto!
Sin embargo, la minoría excluida de ese mundo lleno de corrupción organizacional, como los jugadores y cuerpos técnicos, encuentra en esta copa, una oportunidad de revalidar procesos de recambio en los planteles, de acoplamiento para sistemas tácticos, la mayoría, con el objetivo de llegar lo mejor posible a las jornadas de eliminatorias para el Mundial que están por llegar. Para otros se convirtió en una obligación ganar este torneo, opinión que fue cambiando, debido a que en el momento en que se anunció esta copa, muchos no le dieron importancia y hoy el concepto es otro.
También sirve para la venta de los jugadores a otros equipos o a grupos empresariales. Y es que las jugosas comisiones que algunos reciben por debajo de cuerda al finalizar estos multimillonarios negocios añaden varios ceros en la cuenta bancaria. ¡Casi lo olvidaba!
La cantidad de bajas por lesiones han puesto a orar a los técnicos que suplican por no tener una más, pues se han visto obligados a cambiar casi a diario las listas de jugadores. La mayoría de titulares y estrellas de cada selección vienen con una importante carga física. Incluso jugadores que hace más de dos años no tienen vacaciones plenas: me refiero a aquellos que estuvieron presentes en el pasado mundial.
Todo esto parece algo casi inhumano, pero la gloria y el orgullo deportivo pueden más. Así que no espere ver un gran espectáculo, mejor observe la Eurocopa o simplemente, relájese y disfrute del fútbol, que a pesar de ser un “paciente muy enfermo” sigue siendo el deporte más hermoso del mundo.
