Dicen que el problema de nuestra época es que el futuro ya no es lo que era, pues ahora es la memoria del pasado. Condena eterna, la COP16 es otro saludo a la bandera. No hay manera de cruzar la meta volante de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, 2030: la ONU y sus secuaces tendrían que manipular los datos (WorldBank.org, sdgatlas).
Sin reformas estructurales, los paliativos tradicionales ya no calman a nadie. Verbigracia, la inequidad es transversal. Condenados a repetir la historia, recomiendo repasar la obra de Milanovic, empezando por su reciente publicación: ‘Miradas sobre la desigualdad: De la Revolución Francesa al final de la Guerra Fría” (2024).
Ahí elabora una regresión para explorar el espíritu de la época, las tribulaciones y recomendaciones, según algunos tecnócratas que supuestamente desafiaron la frontera del conocimiento, aunque contribuyeron a erigir los muros que determinaron nuestra actual involución, segregando a la mayoría o exiliando al humanismo.
Las condiciones iniciales de los diferentes capítulos no difieren esencialmente del ahora, cuando el debate se desvirtuó tras complicar las ficciones o restricciones matemáticas. Los ideales nunca se afianzaron, y las revoluciones terminaron defraudando, pues los líderes académicos, socialistas o capitalistas, impusieron su corrupción.
Hace 1 década, desde el inútil Banco Mundial, Él caricaturizó la era reciente con un “paquidermo”, que describe la inequidad económica y la inmovilidad social (https://t.ly/etxZh), además de las voluminosas publicaciones “científicas” y legislativas que derrocaron los ideales constitucionales. La ‘Distribución global de la renta: desde la caída del muro de Berlín hasta la Gran Recesión’, también avizoraba aquellas conclusiones que no parecen de Perogrullo para quienes descalibraron o desequilibraron la balanza del poder, público-privado.
Iniciando este siglo quedó en evidencia la irracionalidad de la bolsa, y en 2008 se desinflaron las ilusiones del endeudamiento, ensombreciendo a la artificial o endeble clase media. Acaso al legado de Milanovic le falta incorporar la extinción del empleo y la nueva guerra del Muro de los Lamentos.
Como sea, su gran logro fue demostrar la globalización de las persistentes e insostenibles policrisis,; pero ni siquiera hemos sido capaces de superar las diferencias que nos dividen a escala local, y la polarización electoral deja en tablas cada partida -impidiendo cambiar las reglas, los incentivos o las fichas del juego-.
Entre tantos reproches que pasan inadvertidos, o no impulsa a realizar una decidida intervención, el Banco Mundial publicó su Reporte 2024, titulado La Trampa del Ingreso Medio (https://t.ly/Rszxu), donde sólo 31% de los países pudo saltar hacia los Ingresos Altos, aunque paradójicamente se trataba de Poblaciones Pequeñas, como Panamá o Uruguay.
Como sea, estamos condenados a padecer los desequilibrios que terminan reforzando o mutando la apologética Destrucción Creativa, y el lavado de manos de los modernos Herodes, tiranos libertarios que secuestran a los inocentes y vulnerables, en nombre del neoliberalismo tecnológico, financiero y de mercadeo, mientras el calentamiento global continúa exacerbando los ánimos, cada vez más pugnaces y beligerantes.
