En la cultura occidental es una de las épocas más esperadas, motivo de unión, esperanza y fe: la Navidad.
Es el momento de los balances, de las evaluaciones personales, empresariales, familiares, de rescatar lo positivo para replicar y extraer las enseñanzas de lo no tan positivo.
Tiempos de tribulación en el año 2020, momentos difíciles, desasosiego, temor ante lo desconocido, miedo al presente y desesperanza para el futuro. Pero la fe y capacidad de la humanidad siempre está presente.
Para una adecuada gestión de crisis, en todos los campos de la vida, en todos los niveles, es importante que salga a flote el liderazgo motivacional, el liderazgo inspirador, el liderazgo visionario, que permita continuar con el enfoque hacia el éxito, hacia las metas trazadas.
Fácil de decir, no tan fácil de ejecutar. Sobre todo en tiempos de crisis a nivel mundial, que toca a todos los miembros de la sociedad… seres queridos que han partido… familias que se han derrumbado… pérdida de puestos de trabajo… empresas que han cerrado… aumento de la desigualdad social… incremento de la inseguridad… crisis total, para la cual no existía una preparación adecuada, porque nadie la esperaba, nadie, ni el más escéptico de los seres humanos avizoraba una tragedia de salud pública como la generada por la denominada COVID-19.
Muchas actividades se detuvieron, ¿qué se puede hacer en estos momentos? Lo primero es reconocer la crisis, aceptarla, evaluarla y definir un nuevo plan de acción, una nueva orientación estratégica.
¿Cómo actuar? Tres requisitos se deben cumplir: Capacitación continua, estrategias adecuadas y comunicación asertiva.
Capacitación continua. El conocimiento es la base de todo, empírico o en academia; es importante la capacitación, la investigación, el desarrollo de habilidades y competencias a nivel personal, laboral, profesional y empresarial. La educación brinda las herramientas para la superación.
Estrategias adecuadas. La estrategia es la definición del camino a seguir para llegar a un objetivo, son las acciones a ejecutar con los recursos adecuados de forma eficiente y eficaz. Si la meta trazada no se alcanza, hay que cambiar la forma de llegar a ella, no cambiar la meta. La estrategia debe adaptarse a las nuevas necesidades, a la nueva realidad.
Comunicación asertiva. Se pueden tener ideas y realizar descubrimientos maravillosos, pero si estos no se logran comunicar, difundir y compartir adecuadamente, todo será en vano. La adecuada comunicación, en todas las vías, en todos los sentidos, es la piedra angular de la adecuada gestión de crisis. El mundo necesita mejorar la comunicación, tener claridad en sus mensajes, que los emisores realmente sean facilitadores y que los receptores sean motivados para interiorizar y comprender lo comunicado.
La gestión de crisis (crisis management) fundamentalmente debe permitir identificar las señales de alerta, detectar los puntos débiles y las oportunidades empresariales y personales, y con base en lo anterior planear las acciones a implementar para reducir la factibilidad de ocurrencia de una crisis. Estas acciones deben ser coordinadas y ejecutadas en los espacios y tiempos debidos, monitoreadas, evaluadas y corregidas según correspondan para garantizar el éxito de las mismas. Esta es básicamente la composición del plan de gestión de crisis o Crisis Management Plan (CMP).
La Navidad es fe, esperanza y motivación, lo que con una adecuada preparación permitirá superar las grandes dificultades y retos que fueron afrontadas por la humanidad en este 2020. Es necesaria la unión, colaboración y solidaridad a niveles macro y micro del planeta, entre continentes y países, entre empresarios y colaboradores, entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas, entre gobernantes y dirigidos.
La Navidad es considerada la mejor época del año, es un tiempo de esperanza y motivación, es un tiempo para reflexionar, analizar y definir el próximo paso exitoso a seguir.