Este año, además de la despiadada agonía a que el reencarnado Hitler de Putin sometió al pueblo de Ucrania, escudado en una supuesta desnazificación, en Colombia soportamos el viacrucis de la agonía del gobierno de Duque, después de:
a) hacer trizas en lo esencial el acuerdo de paz, maquillado con algunas obras PDET, como para despistar;
b) archivar la construcción de la doble calzada Santander de Quilichao-Popayán;
c) renovar, en la mayoría de desplazados y víctimas de la violencia, el dolor y cuota de sangre vertida en la cruz por el Nazareno y religiosamente derramada por campesinos, indígenas y comunidades negras, gracias a la acción incontrolada de los numerosos grupos armados delincuenciales y oficiales, que se disputan el territorio, el narcotráfico, la minería ilegal, extorsión, y en medio de operativos confusos, como el del Putumayo, donde fueron masacrados varios civiles con el pretexto de atacar a guerrilleros.
En Popayán, en medio de la polémica por la elección del nuevo rector de la casi bicentenaria universidad del Cauca, y el bloqueo (ya superado) por parte de habitantes de La Yunga —después de 9 años de incumplimiento en la pavimentación de la carretera al relleno sanitario y otras obras prometidas, por parte de sucesivas administraciones municipales y departamentales de nuevo fluyen los viajeros y multitudes, tras dos años de encuarentenada suspensión de la movilidad y reuniones durante las vacaciones en que para la mayoría de la población se convirtió la Semana Santa.
Este momento es tan significativo e importante en Popayán y el Cauca, por el turismo religioso institucionalizado alrededor de tradiciones religiosas como las cuatricentenarias procesiones y numerosas exposiciones, conciertos y actividades culturales programadas, que ayudan a revitalizar los hoteles, restaurantes y economía del rebusque.
Como despertando de un letargo similar al pos-terremoto del 31 de marzo de 1983, de nuevo desfilarán los engalanados pasos por las calles del centro de Popayán, que aprovechando dos años de cuarentena y prohibición de reuniones multitudinarias, fueron abiertas para la renovación de redes de acueducto y alcantarillado, antes de ser pavimentadas.
Algunas con asfalto y concreto, para ser peatonalizadas y el tránsito de vehículos particulares y de servicio público, según anunció el alcalde Juan Carlos López, que pronto deberá definir el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, el cobro de catastro multipropósito y plusvalía urbana a quienes ganaron con la conversión de fincas en lotes urbanos, la institucionalización del Banco de Tierras para construcción de vivienda popular, y la ejecución de proyectos para los que ya consiguió financiación nacional, como la construcción de la PTAR, la avenida de los próceres, el parque lineal del río Molino y la construcción de la nueva galería del barrio Bolívar que cuenta con la oposición de un sector del comercio del sector que ve en peligro su estabilidad hasta que no se aclare lo relacionado con la ubicación de los actuales vendedores.
Sin duda que la estación más dura del viacrucis de 2022 la viviremos con la elección presidencial, no sólo por la polarización entre dos propuestas a las que no les conviene el centro.
También, por las irregularidades evidenciadas en la elección para el Congreso, por una Registraduría, que al igual que la Fiscalía, Procuraduría, Contraloría, Defensoría, etc., fueron escogidas por el gobierno y el uribismo y, sin embargo, después de vetar como jurados a los maestros de Fecode, son tan descarados que denuncian fraude en contra de los mismos jurados nombrados por los funcionarios de la Registraduría. (Está tan caído el gobierno de la “Seguridad Democrática” que sus alumnos no ganan los exámenes ni soplándoles), comenta en el corrillo Epaminondas Gordillo, conversando con su interlocutor el “filósofo” Trasquetereus.