La reforma laboral lo que pretende es recortar los derechos laborales, abaratar aún más la mano de obra, legalizar la precariedad y maquillar la informalidad. En definitiva lo que se busca es echar al tacho de la basura un siglo de luchas obreras en Colombia, las cuales conquistaron cosas básicas como la jornada de ocho horas.
La situación en materia laboral para Colombia es bastante compleja, por ejemplo, aparece desde hace seis años en el listado de los 10 peores países para trabajar en el mundo [1]. Tiene uno de los salarios más bajos en la región y una de las jornadas laborales más extensas en el mundo de acuerdo a la propia Ocde [2]. Adicionalmente, el desempleo en el mes de septiembre se ubicó en el 10.2%; y, la informalidad según el Dane se ubica en el 47%, cifra que según algunos expertos puede ser superior al 60%. Como si la situación no pudiera ser peor, el gobierno de Duque en cabeza de su Ministra de Trabajo Alicia Arango, gremios económicos como Anif y la Andi, incluso, el banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo han planteado una reforma laboral estructural que demuestra que toda situación mala es susceptible de empeorar.
Dicha reforma plantea cosas como mayor flexibilización laboral a partir de contratos por horas, disminuir el salario mínimo, implementar un salario diferencial para los jóvenes menores de 25 años (es decir un 75% de un SMMLV), abolir los intereses a las cesantías y facilitar el despido a los trabajadores, entre otros temas. La propuesta se venía cocinando desde agosto del 2018, de hecho, Anif ya había dejado plasmado los “Elementos para una reforma laboral estructural”, por lo cual, lo que se ha conocido en los últimos días no es nuevo. Lo que vendrá en adelante solo será la traducción de dicho documento en clave de proyecto de ley y probablemente algún intento por colgarle arandelas, matizarla y maquillarle las uñas al esperpento laboral que viene.
Estos sectores apuntan a endilgarle la responsabilidad al trabajo, pero no a los dolientes que nos tienen en el desempleo y la informalidad. De manera hábil engañan a ingenuos e incautos y venden la quimera que con esta propuesta se disminuirá el desempleo y enfrentaremos la informalidad, pero no indican que los responsables de la actual situación laboral son las orientaciones económicas neoliberales aplicadas juiciosamente por todos los gobiernos, incluidos, los de Uribe y Santos.
Lo que pretende la reforma de acuerdo a la Anif es “(…) la flexibilización del mercado laboral a través de la reducción de los costos no salariales”[3]. Es importante indicar que los mal llamados “costos no salariales” son: seguridad social (salud y pensión), prima legal, vacaciones, cesantías, ARL, las cofamiliares, trabajo nocturno y suplementario, periodo de prueba, incapacidades médicas y costos de despido, es decir, son derechos laborales adquiridos en la movilización por las y los trabajadores a lo largo del siglo XX en Colombia.
Además, la propuesta está inspirada en los peores ejemplos en materia de derechos laborales y bienestar para los trabajadores, como lo son Chile o España. En lo que tiene que ver con Chile resalta como ejemplo a seguir la reforma a la seguridad social de principios de los años ochenta, la cual “(…) permitió reducir las contribuciones para salud y pensiones del 29.3% al 20.5% de la nómina”. No obstante, es importante recordar que dicha reforma fue impuesta en la violenta dictadura de Pinochet y es uno de los motivos del levantamiento del pueblo chileno. Por otro lado, en lo que tiene que ver con el ejemplo español, pretenden replicar la nefasta reforma laboral del 2012 que estableció el despido justificado como norma general. Los efectos de dicha reforma han sido que “(…) la indemnización media se desplomó de los 530 euros en diciembre de 2011 a los 198 en el mismo mes de 2017” [4], es decir, hoy en España es un 63% más barato despedir a un trabajador.
Frente a esta arremetida lo que nos corresponde a las y los colombianos, organizaciones sociales, estudiantiles y sindicales es salirle al paso con las más imponentes movilizaciones de dignidad y sumarnos al gran paro nacional. El ejemplo a seguir es el del pueblo ecuatoriano, además del camino que está trazando el pueblo chileno contra el neoliberalismo y las “recomendaciones” de la Ocde y el FMI. ¡Este 21 de noviembre vamos por la dignidad y los derechos! ¡Viva el paro nacional!
[1] Índice global de los derechos de la CSI 2019 (2019). Confederación Sindical Internacional. Recuperado el 5 de 11 de 2019.
[2] Colombianos, entre los que más horas trabajan y menos calidad de vida tienen. (1 de 10 de 2019). Blu Radio. Recuperado el 5 de 11 de 2019.
[3] Elementos para una reforma estructural laboral.(08 de 2018). Anif. Recuperado el 8 de 10 de 2019.
[4] Las consecuencias de la reforma laboral de Rajoy: despedir a un trabajador es un 63% más barato ahora. (11 de 8 de 2018). La Sexta Noticias. Recuperado el 6 de 10 de 2019.