Estábamos acostumbrados a que Andrés Pastrana Arango, expresidente de Colombia, de manera cíclica o cada que se le antojaba, arremetiera contra el otro expresidente Ernesto Samper con su monotemática versión del Proceso 8000. Pastrana, no desperdiciada espacio alguno en los medios, para regresar al refrito y trasnochado tema, de los supuestos dineros que entraron a la campaña de Samper en 1993.
Pues bien: con la reciente versión de los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, quedó en evidencia que detrás de la carta existió un vulgar chantaje y Pastrana se "pegó un tiro en el pie" en la comisión de la Verdad. Mi santa abuela, Petrona Oliveros de Peña, decía algo que encaja preciso como pieza de reloj suizo: "cae primero un mentiroso que un cojo". Pastrana duró muchos años con el cuento, pero ahí viene otra certera perla de la prolífica Petrona: "para verdades, el tiempo". El tiempo resulta el mejor aliado de la verdad.
No estoy sosteniendo que, a la campaña de Ernesto Samper, como casi todas las campañas de ese tiempo, no fue permeada por dineros ilícitos: casi todas lo fueron, pero en esta ocasión, de lo que se trata, es martillar con una falsedad (la carta no fue falsa, el propósito si lo fue) y así, lograr un único objetivo: manipular la verdad para conseguir réditos políticos y a la vez, tramitar rancios resentimientos y revivir viejos odios de clase.
Ernesto Samper tranquilamente en retaliación a ello podría salir a reclamarle a Pastrana por sus relaciones con Jeffrey Epstein, pero Samper, siempre ha observado una conducta prudente, sosegada y unas respuestas serenas, a la altura de su condición de expresidente. Bien por Samper, de no seguirle el juego.
Lo anterior lo traigo a colación porque igual a Pastrana, sucede con el manido tema de Venezuela: cada que se acercan las elecciones es traído a la palestra con mayor intensidad. Reducir nuestra precaria situación política, a una deliberada, diseñada y calculada polarización, que se enmarca dentro de las divergencias entre la Izquierda y la Derecha es la obsesión. Se busca el enfrentamiento entre extremos. Las ideologías en lugar de ofrecer espacios de debates y discusiones civilizadas, se convirtieron en etiquetas y estigmas insuperables que causan una inmovilidad mental que avasalla y confina lo reflexivo; de esta manera, logran eficazmente que el pensamiento crítico se apabulle, se inhiba y prime lo emocional sobre lo racional.
Igual que Pastrana con el reiterativo tema se maneja en épocas preelectorales la situación de Venezuela. Si por algún motivo, te atreves a pensar un poco al respecto, expresar ideas progresistas, reclamar tus derechos o expresar tu inconformismo y participar en las protestas, serás tildado peyorativamente de "izquierdoso" o guerrillero.
A esa cultura zombi nos han llevado: te necesitan obsecuente, sumiso, irreflexivo, resignado y ataráxico, el propósito es conducirnos a un estado tal de postración mental, que los temas centrales de conversación serán hablar de Maluma, James Rodríguez, Epa Colombia, Marbel o J Balvin.
Cuando los que siempre han gobernado (y lo han hecho mal durante 201 años) se encuentran contra las cuerdas de la opinión pública y así como Pastrana, hacía con el Proceso 8000, salta el tema de Venezuela, que no se puede negar su difícil situación, y sale también el recurrente tema de las ex FARC, que les sirve hasta para remedio. Con lo anterior se manipula a la opinión pública y se aliena.
Ahora, que próximamente vienen las elecciones y es época preelectoral, arreciará la inoculación del miedo, como arma de dominación política. Aupados por los abyectos y sesgados medios de comunicación, volverá el desgastado cuento del Castrochavismo o este mutará al "neocomunismo" y dirán que les van a expropiar lo que no tienen. Este viejo cuento todavía tiene unos pocos adeptos, pero a la mayoría ya les causa urticaria.
Mientras tanto, la corrupción que se hacía invisible cuando se daba la lucha antisubversiva y esta prevalecía, hoy se hace visible y se campea como "Pedro por su casa". Un escándalo de corrupción tras otro, hace que el segundo sea opacado por el primero, porque cada día, el que aparece es más grave que el anterior: el escándalo de los Pandora Papers, opacara al de las MinTIC.
En este contexto usted es el único que decide: o continuamos en lo mismo o cambiamos esto, con nuestro voto bien informado y consciente. Cambiar este estado de cosas, que se han anclado en el tiempo, solo depende de usted como elector.
Así las cosas, la juventud tiene la obligación, de salir a votar ese histórico Domingo que se aproxima, donde la vamos a romper. No podemos quedarnos en casa, observando el partido de la liga española o matando guayabo. Hay que salir a ratificar en las urnas, el gran descontento expresado en las calles aquel 28 de abril.
Vigilar los softwares de la Registraduría debe convertirse en un imperativo, el fraude acecha con todos sus componentes y la punta de lanza que lo legitima, son la manipulación de las engañosas encuestas. Hay que solicitar con tiempo que se hagan presentes, organizaciones como el Centro Carter y la Unión Europea, que actúen como garantes de la transparencia, que deben tener los resultados de la contienda electoral. Si no se toman acciones como las anteriores, un eventual triunfo se envolatará en las turbias aguas de los organismos de control hoy cooptados por un régimen agónico retaliador y atrabiliario.
No podemos darles el gusto de abstenernos a votar. La abstención, solo beneficia a amplios sectores de la politiquera tradicional. De usted depende si cambiamos las cosas o seguimos en ellas.