Carlos Antonio Vélez, conocidísimo comentarista deportivo, manifestó recientemente por Antena 2 que estaba de acuerdo con la protesta social, pero no con sus organizadores, “líderes de papel con antecedentes pirómanos y delincuenciales” que buscan “torcer el camino para que una minoría ambiciosa se apropie de todo”. Se quejaba de que “el 21 tenemos fecha (futbolera) y no la vamos a poder hacer porque hay unos tipos listos para generar violencia”, para “vulnerar y socavar el principio de autoridad y atropellar los derechos de los demás”.
Vélez hacía referencia, claro está, al paro de este jueves, convocado por las fuerzas vivas del movimiento popular ante el paquetazo de medidas laborales, pensionales y tributarias que Duque nos quiere imponer por orden del FMI, Álvaro Uribe y la OCDE.
Cuán distinta su posición a la expresada por la recién coronada Señorita Colombia, y más aún a la de Gary Medel, capitán de la selección chilena de fútbol, quien, en otro escenario, dijo a nombre de su equipo: “Hemos tomado la decisión de no jugar el partido amistoso pactado con Perú, en atención al momento social que vive nuestro país. Somos jugadores de fútbol, pero ante todo personas y ciudadanos. Sabemos que representamos a un país complejo, y hoy Chile tiene otras prioridades mucho más importantes que el juego del próximo martes. Hay un partido más importante que es el de la igualdad, el de cambiar muchas cosas para que todos los chilenos vivan en un país más justo".
Carlos Antonio Vélez tiene razón al quejarse: si el 21 no se realiza la jornada por culpa del Paro, seguramente dejará de disfrutar de un jugoso contrato como comentarista, y eso para él es más importante que la necesidad que tenemos los colombianos de cambiar muchas cosas. Necesitamos, por ejemplo, por ejemplo, salir de la parte superior de la tabla de los países más inequitativos, lo cual implica erradicar el modelo neoliberal, que ahoga en la miseria a nuestras capas medias y sectores populares, al tiempo que apalanca el poder económico de cacaos y trasnacionales con reformas que convierten la estructura estatal en fuente de subastas, que hacen de los derechos sociales un negocio, que vuelven el código laboral una mera referencia bibliográfica y hacen imposible que tengamos paz y felicidad.
Todas estas son razones que nos obligan a respaldar el paro, así se trastorne la programación futbolera. Todo es cuestión de sabernos parar en la cancha. O nos paramos en el campo de los que todo lo tienen y nos traicionamos, o del lado de los que de todo carecemos. Decida usted. El comentador de marras ya lo hizo.
