Leí el artículo de Ray Charrupí, titulado “No me gusta ni cinco la Cabal, pero la descontextualizaron”, en el que el director de Chao Racismo se pregunta "¿Por qué todo el país no dudo ni un segundo en calificarla como racista y como consecuencia que recibiera miles de despectivos comentarios en su contra en las redes sociales?" Para él los señalamientos en contra de la Representante a la cámara obedecen a una tergiversación de su opinión: la revista descontextualizó la declaración de la señora Cabal y la ciudadanía aprovechó para hacer un ajuste de cuentas pendiente por lo que ella expresó en contra de Gabo cuando falleció.
En el artículo el autor cita la declaración de María Fernanada Cabal en la revista impresa para contextualizarla:
“ -Que opinión tiene acerca de las diferentes”
“En el mundo ideal lo mejor seria vivir con el grado de solidaridad de los indígenas, todos son participativos y colaboradores. Con la comunidad negra es más difícil porque ha vivido un desarraigo de 500 años y cuando uno de ellos tiene poder, lo quiere solo para él. Mira la historia de los alcaldes de Chocó, están presos. Si uno los pone a trabajar se agarran de las greñas. Ellos sí tienen sentido de la propiedad, no quieren soltarse de las cosas porque vienen de no tener nada.”
Como una de las ciudadanas que por redes sociales señaló a la Representante a la Cámara de racista siento la necesidad de ratificar mi señalamiento, que nada tiene que ver con un ajuste de cuentas porque la señora mandara a Gabo al infierno. El contexto que menciona el señor Ray Charrupí para argumentar que la declaración de la señora Cabal no es ofensiva, que es la respuesta completa, es profundamente racista y solo reproduce estereotipos.
La señora Cabal habla de las comunidades indígenas como una totalidad y desconoce los esfuerzos de sus organizaciones para constituir esa "solidaridad y participación"en medio de profundas diferencias y enarbola la idea de estas comunidades como "buenas" en contraste con la "difícil comunidad negra", a la que también generaliza, puesto que son muchas comunidades, pero que ella, obediente al imaginario social, referencia en el Chocó. Parece que la denominación raizales y palanqueros para ella no tiene sentido, menos aún las diferencias entre las comunidades negras afrocolombianas del caribe, del pacífico y las que están a lo largo y ancho del país, que al parecer para ella son inexistentes.
Para la Representante la causa de la dificultad es que "han vivido en desarraigo 500 años", afirmación con la que lejos de reconocer la deuda histórica que la nación colombiana tiene pendiente con los pueblos afrodiaspóricos que habitan el territorio, hace más bien hincapié en negar su pertenencia al país. ¿Desarraigo? No señora, no hay que investigar mucho para reconocer el arraigo de estos pueblos, que a partir de los diálogos interculturales entre sus herencias construyeron identidad cultural, idiomas, formas de producción que cuidan el medio ambiente, relaciones sociales solidarias y participativas como la mano cambiada, la tonga, la uramba y el trueque. Justamente es el arraigo lo que caracterizan al movimiento afrocolombiano como el único que tiene una lucha antirracista en íntima relación con el territorio, o explíquenme cómo es que fue posible la lucha por la titulación colectiva de los territorios de las comunidades negras y afrocolombianas en medio del mencionado “desarraigo”.
Y la cosa empeora. ¿Todos los alcaldes de la historia del Chocó están presos? ¿Es posible que los alcaldes de los 31 municipios del Chocó estén en la cárcel? Es más, obviando el desatino de la generalización, y sólo ubicándonos en Quibdó ¿es cierto que todos los alcaldes de su historia están presos? ¿Por qué la representante no menciona que las familias políticas poderosas en el Chocó están investigadas por parapolítica por sus nexos con la AUC y que pertenecieron a las fuerzas políticas de Uribe?
Pero dejando por fuera la última pregunta para no incomodar, quiero señalar que el improperio de la señora Cabal pone el problema de la corrupción como un problema étnico de “la comunidad negra”:
“Viven un desarraigo de 500 años”, “tienen sentido de propiedad, no quieren soltarse de las cosas porque vienen de no tener nada”, entonces “cuando uno de ellos tiene el poder solo lo quiere para él” y “si los pone a trabajar si agarran de las greñas”. ¿Acaso esa es la descripción adecuada para hablar de las comunidades negras afocolombianas? ¿No será que la gente mestiza de este país es la que vive ese desarraigo del 500 años que explica las políticas de blanqueamiento, eugenesia y exclusión que caracterizan la historia política de Colombia? ¿No será que con la afirmación “si los pone a trabajar se agarran de las greñas” esta señora legitima las barreras que enfrentan las personas negras afrocolombianas para acceder al trabajo y a sus derechos?
Es la respuesta de la señora Cabal la que está descontextualizada, o está contextualizada en su imaginario racista, pues le preguntaron qué opinión tiene acerca de las diferentes comunidades y su opinión sobre "la comunidades negra" es una amalgama de desarraigo, corrupción y agarrarse de las greñas. ¿Y los aportes históricos, sociales, políticos y económicos de los pueblos afrocolombianos? ¿Y las víctimas del etnocidio que azota a los pueblos indígenas y afrocolombianos en el país? En la respuesta de la señora Cabal ni siquiera aparecen las usuales opiniones sobre los logros deportivos y culturales con los que las personas afrocolombianas revelan otra imagen del país que no es la de violencia y narcotráfico.
El artículo del señor Charrupí naturaliza el racismo presente en la declaración de la Representante a la Cámara. Lo que si le acepto al autor, es la necesidad de investigar más a fondo para hacer un análisis más profundo, en este caso, de la declaración de Maria Fernanda Cabal, y con ello aportar a la aplicación de la ley 1482 con la que el país implementó las recomendaciones de la Convención Internacional sobre la Eliminación de TODAS las formas de DISCRIMINACIÓN RACIAL.
