En la película, una ciudadana Estadounidense adquiere el virus tras hacer un viaje a Hong Kong, (China). Este nuevo virus entro a su cuerpo a través del contacto con un vector contaminado en un casino de dicha ciudad, al parecer un hombre que estaba a su lado jugando ruleta, al tocar unas de sus fichas, le trasmite lo que posteriormente sera una nueva Pandemia. Sin embargo, en el final de la película, el contagio del virus se da el día 1, desde el momento en que ella le da la mano a un chef, sin saber que sus manos habían tocado a un cerdo, que días antes había sido infectado por un murciélago portador del virus.
Al igual que el nuevo COVID-19, este virus trasmuto de un animal a un humano y ahora se trasmite de persona a persona. La hipótesis que se plantean desde el comienzo los científicos es que proviene originalmente de un murciélago, como si fuera poca coincidencia, los síntomas aparecen entre la primera y la segunda semana de haberlo contraído, y lo que lo hace mas difícil de controlar es que hay personas asintomáticas que no presentan fiebre de 39°, tos seca, malestar general y por ello pueden propagar esta enfermedad contagiando a otras personas que posteriormente si la desarrollan.
Otras similitudes de la película con lo que vivimos actualmente, es que entre las recomendaciones que se hacen por parte de la OMS esta el lavado frecuente de manos, el distanciamiento social y manejar una distancia de 3 metros para evitar todo tipo de contacto con estas partículas que son invisibles al ojo humano, pero que pueden estar en cualquier superficie que tocamos o en cualquier secreción humana.
Calles desoladas, estadios vacíos y convertidos en centros de cuarenta, desabastecimiento de todo tipo de productos, y un pánico colectivo que se apodera de las masas, haciéndolas actuar sin cordura, ni mesura. Estos elementos dan cuenta como la realidad sino supera la ficción, por lo menos la iguala y convierte en una analogía.
La sociedad del riesgo.
El eslogan de la película es "nada se contagia mas rápido que el miedo", después de la experiencia del 21N los colombianos sabemos que esta afirmación es veraz. El pánico inducido que se vivió aquella noche del 21 de noviembre del 2019, a través de las redes sociales, nos pudo llevar al extremo de matarnos entre vecinos, haciéndonos pensar que estábamos poniendo a salvo a nuestro entorno de un enemigo externo que hasta el sol de hoy no sabemos quien o quienes eran (aunque muchos sospechamos que ese libreto fue escrito en la Casa de Nariño, empero eso es solo una intuición de "mamertos").
El siglo XXI se ha caracterizado por la expansión de la Internet a nivel mundial y la creación de todo un universo virtual al alcance de nuestras manos, es la primera vez en la historia humana que estamos a un click del todo y el nada. A su vez, el nivel de desinformación y fake news, nos ha impuesto un nuevo reto, el avance progresivo de la ciencia y la tecnología vs la consolidación de las sectas religiosas, el emprendedurismo y la sub-politica, todas estas corrientes creadoras de dogmas y verdades absolutas por quienes la ejercen, son victimas de la infamia y la calumnia que circulan en la red a la velocidad de la luz.
Para el fallecido sociólogo alemán Ulrich Beck el Hombre ha desarrollado la capacidad de destruir el mundo tal cual lo conocemos, la bomba atómica y el constante desarrollo nuclear a nivel mundial es una muestra de ello. Desde entonces tanto el planeta como la humanidad vive en una constante incertidumbre y riesgo (1998).
Por lo anterior, las sociedades contemporáneas se vuelven cada vez más reflexivas por la necesidad de pensarse a sí mismas, discutir sus problemáticas sociales y cuestionar las consecuencias y el impacto socioambiental de diversos procesos de modernización, que han generado e incrementado los riesgos globales, nacionales, regionales y locales; riesgos que son tanto urbanos como rurales.
Estos riesgos son producidos por la forma desecologizada e insustentable de un modelo dominante de explotación capitalista con el que los seres humanos se han relacionado con la naturaleza, el medio ambiente y los recursos naturales en los últimos 200 años; sin dimensionar que aquellos “objetos” son quienes soportan todos los procesos de producción y reproducción sociocultural y por lo tanto, quienes condicionan nuestra continuidad como especie.
Esta explotación excesiva de los recursos naturales ha generado una variedad de crisis ambientales, como el denominado calentamiento global y el cambio climático, de los que se derivan innumerables riesgos, como las sequías prolongadas, las lluvias intensas, y la consiguiente vulnerabilidad de la garantía del abastecimiento de agua y la seguridad alimentaria en las ciudades y para cada uno de los ciudadanos.
Hoy el riesgo al que hacemos frente como humanidad no es nuevo, las epidemias y pandemias (guerras y recesiones), hace mucho que nos acompañan en lo que llamamos proceso civilizatorio. No obstante, este nuevo Coronavirus ha sido mas difícil de contener que sus predecesores la gripe aviar o la gripe porcina, lo cual nos pone un reto que debemos asumir con mesura y calma, el pánico solo traerá miedo y confusión, debemos acatar las recomendaciones de la OMS y lo mas importante debemos hacer un uso racional de nuestros recursos económicos, ambientales y sociales.
Ojala que esta nueva pandemia sea el comienzo de una conciencia socioambiental que se desmarque de las discusiones ideológicas de los neo-liberales, tercera vía o comunistas. Necesitamos a toda la humanidad en sinergia para salvar la tierra de la mano destructora del Hombre, nuestro antropocentrismo, la lógica costo/beneficio y el espíritu del indivialismo, deben quedar en el ayer, este nuevo hombre debe reinventarse fuera del cristianismo, eurocentrismo y el capitalismo salvaje.