Por décadas las asociaciones gremiales han sido sobre el papel la única carta esperanzadora y tabla de salvación para miles de profesionales de comunes disciplinas. Pero un momento, ¿esperanza?, ¿salvación?, ¿de qué o de quién? Suena extraña la introducción porque nadie estudia para ser atacado y mucho menos para victimizarse.
Jorge es un bogotano de 32 años que ejerce la Contaduría pública desde hace cerca de 5 años en una empresa que se dedica a la producción de frascos plásticos. En el diálogo que hizo posible esta nota, Jorge recuerda con mucha nostalgia su primer día de universidad, su primer día de trabajo y también su primer día de divorciado. ¿Qué tienen en común estos tres días tan recordados por nuestro invitado?
La vida… aquel corto lapso de tiempo que transcurre entre el momento en que vemos por primera vez la luz (así sea la bombilla de un quirófano) y aquel en que daríamos todo el oro del mundo por respirar al menos un minuto más, incluso de manera casual ante la luz de un quirófano. La vida es tan corta como el suspiro de un ángel, como un parpadeo o incluso como la conciencia social del Estado y sus instituciones para quienes todos servimos día a día de manera desinteresada.
Jorge quisiera volver el tiempo atrás para compartir más con su familia, poder asistir al bautismo de su hija menor, a la fiesta de cumpleaños número 70 de su padre y en especial haber recordado la fecha de cada uno de sus aniversarios de casado. Ahora ya no hay nada, aquella que amó tiene otro hogar, sus hijos suelen hacer paseos dominicales con la nueva pareja de la mujer, a quien una vez juró amor eterno y de quien solamente separaría la muerte.
Como Jorge hay miles de trabajadores que colocan sus oficios por encima de sus vidas, de sus familias, de sus hijos… ¿Y a cambio qué se recibe?… Me atreví a decirle que un día cualquiera alguien ocuparía su lugar en la empresa para la cual labora y que los agradecimientos estaban de más porque el cumplimiento de sus funciones se encontraba estrictamente vinculado a los pagos estipulados en la relación contractual. Jorge depositó la mirada en su viejo maletín, respondió a mi afirmación con un: —¡Qué cruel! Pero es la verdad—y expresó su alto nivel de inconformidad hacia las asociaciones gremiales a las cuales pertenece. —¡Solo les interesa cobrar y tomarse fotos!— exclamó.
El oscuro negocio en que se ha convertido la educación superior, la guerra del centavo, el aumento desmedido de la competencia desleal y los intereses políticos y de enriquecimiento personal de muchos que se autoproclaman como “líderes gremiales” han llevado a muchas profesiones como la Contaduría pública a un estado total de orfandad y descuido, dejando a sus profesionales a merced de las guerras que se libran en una economía de libre mercado.
Jorge asegura que uno de los procedimientos más complejos e ineficientes que existen en la actualidad es el que hace referencia al pago de impuestos. —Es inequitativo, carente de tecnología y bastante confuso tanto para el contribuyente como para quien lo asesora— dice.
Es así como la vida se pasa tristemente detrás de un computador, esperando minutos, horas y tardes enteras a que las plataformas tecnológicas estatales funcionen, a depurar, analizar y generar a partir de datos, la información que día a día alimenta las cifras económicas del contexto nacional. ¿Para quién trabaja un contador?… Esta es la pregunta que muchos nos hacemos y cuya respuesta depende de a quién se le hace.
La participación en sonados casos de corrupción de contadores públicos hace que la sombra se torne más oscura, pero ¿es corrupción tan solo la que hace ruido en los medios de comunicación? Pues permítame decirle mi querido amigo que eso es falso y que aquel que promueve, calla y ejecuta acciones tendientes a la evasión fiscal y parafiscal también incurre en corrupción y se cataloga como roedor de cola grande.
Por ahora, Jorge, mi colega, se siente orgulloso de su formación y de su trabajo, espera que este mensaje llegue a muchos de sus colegas y que se tome la iniciativa real de crear una gran organización que agrupe a todos sus colegas en torno al común beneficio para todos y no para una pequeña élite.
Bien, este fue un pequeño análisis de la sombra, en la segunda entrega analizaremos la luz.