La justicia colombiana lleva más de dos años tratando de saber quién es alias Contador, el narco que manda en Tumaco. Hasta el momento sólo hay un mito, una estela de humo que se pierde entre el lodo del mar y en el humo de las cocinas de coca que pululan en la zona. De él solo se sabe que nació en Medellín en 1980, que su imperio se construyó en el municipio de Llorente y que por todo el puerto se mueve rodeado de unos 150 hombres, distribuidos en una caravana de camionetas de alta gama que generan el respeto, la admiración y también el miedo de más de enero.
Su apodo bien pudo haber sido el del Fantasma. No hay una sola foto, una huella digital, un vestigio del hombre que tiene el escabroso mérito de haber industrializado el negocio de la coca en Tumaco. Cuando en junio del 2017 cinco narcos del Cártel de Sinaloa liderados por alias Puma llegaron a sacar dos toneladas de cocaína por el río Mira hasta el Pacífico de donde saldría el cargamento hasta México, una operación que bordeó los USD$3.4 millones. El hombre que dio el visto bueno de la operación, el que habla directamente con el Cártel de Sinaloa, es alias Contador.
Tumaco se ha forrado en coca. Durante los últimos 15 años se han multiplicado las hectáreas de coca hasta llegar a las 26 mil. Después de la firma de los acuerdos de paz en el teatro Colón, en noviembre del 2016, las disidencias de las Farc, entre las que se destaca el temible Guacho, el líder del frente Oliver Sinisterra que mató a tres periodistas ecuatorianos a finales de abril, se disputan la zona. Contador es el que decide a quien le vende, con quien negocia, quien camina y quien vive en la zona. Y parece que ya le ha bajado el pulgar a Guacho.
Contador no le perdonó al líder de la Oliver Sinisterra el haber atraído a los medios de comunicación del mundo por el acto de sangre que cometió con los tres periodistas del diario El Comercio. Contador nunca perteneció a la guerrilla pero si financió a sus disidencias. Con el primero que hizo tratos fue con Yeison Segura Mina, alias don Y, quien era el comandante de la Daniel Aldana. Una vez Don Y murió en noviembre del 2016, este frente disidente quedó en manos de su hermano, alias David y de Walter David Arizala Vernaza, alias Guacho.
Los negocios fluyeron entre Contador y el Cártel de Sinaloa. En pocos meses el ejército de Contador se triplicó. De ahí se beneficiaba Guacho. La armonía entre los dos capos se rompió cuando Contador decidió atacar, con todo lo que tenía, al máximo jefe de la Oliver Sinisterra. Contador culpó a Guacho de poner en riesgo toda la operación por su imprudencia en la frontera con Ecuador. La inconformidad nació desde el Cartel de Sinaloa quien también está de acuerdo con su eliminación después del baño de sangre
El cerco se estrecha contra Guacho. Ya no sólo es el ejército el que lo persigue sino el temible ejército de Contador. La Fiscalía colombiana ha asegurado que es cuestión de días lo que se tardaría para tener la identificación certera del narco, un capo que no sólo ayudó a alimentar a la Oliver Sinisterra y la Daniel Aldana sino que es uno de los principales compradores de coca de Gentil Duarte. Los brazos de Contador son largos y atraviesan cordilleras Gentil Duarte se mueve hacia la zona de los llanos y el Putumayo. Según informa El Tiempo el narco Contador exporta cocaína a Estados Unidos y Europa y también mueve base de coca a laboratorios en Centroamérica.
Contador tiene propiedades en casi todo Tumaco. Sus testaferros se cuentan por docenas. Es amo y señor del puerto y de sus habitantes. Su poder llega a ser tan abrumador que el mismo Guacho le teme.