Queremos compartir algunos comentarios sobre la marcha nacional del 19 de septiembre, convocada por la CUT en apoyo al Gobierno, la reforma pensional, y contra la implementación del llamado Golpe de Estado que se viene adelantando por parte del Consejo Nacional Electoral con la investigación de la presunta violación de los topes electorales en la campaña electoral de 2022.
Es importante abrir el debate sobre la nueva situación política creada por discurso del Presidente Gustavo Petro en la Asamblea Nacional Popular por las reformas, la paz y la unidad, los días 14 y 15 de septiembre en Bogotá, una de cuyas conclusiones fundamentales fue la de responder a los planes de la ultraderecha con la movilización de masas, empezando por la convocatoria a marchar el 19 de septiembre en favor de las reformas y contra la desestabilización del Gobierno Nacional.
La idea central es reiterar que sin un aparato político con fuerte incidencia de masas en las regiones, pues las grandes corrientes de opinión van a quedar expuestas a la espontaneidad de los acontecimientos de coyuntura y propensas a las orientaciones de la gran prensa de las oligarquías y de los medios de comunicación de masas, por lo cual el objetivo central de la izquierda en estos momentos, es organizar el movimiento democrático y popular para lo cual es absolutamente necesario primero que todo organizar la cabeza directiva de la izquierda para poder organizar y dirigir el movimiento popular.
No creo que la movilización del 19 de septiembre en Medellín vaya a estar muy concurrida, o se disponga a superar el número de participantes de movilizaciones anteriores en los dos años que van corridos de este gobierno.
Para sustentar esta opinión tenemos el análisis de la situación del PH en Antioquia y por supuesto la visión que tenemos de la derecha regional, que se confirma con los resultados de octubre para concejos y asambleas, alcaldes y gobernadores, donde la ultraderecha dio sopa y seco a los sectores de izquierda y democráticos, con mayorías apabullantes en el ejecutivo y en los concejos y asambleas, sentimiento y estado de ánimo que pensamos se conserva todavía, a un año de las elecciones de octubre de 2023.
No obstante la polémica sobre las denuncias del presidente acerca del golpe de estado y de las confidencias sobre el plan para asesinarlo, el común y corriente de la gente anda en la vuelta del pan coger, ajena a los círculos políticos donde se cocina el poder.
Podría ser que el discurso del presidente en la Asamblea Nacional de Bogotá despierte el estado de ánimo de amplios sectores populares sumidos en la indignación y en la incertidumbre con el actual estado de cosas, en Bogotá y Cali por lo menos, pero creo que en Medellín va a ser difícil superar por lo pronto el garrotazo que dio la ultraderecha del GEA y del Centro Democrático.
Veremos cuál va a ser la participación de los partidos y movimientos integrantes del PH en Medellín, distrito de ciencia, tecnología e innovación; habrá que ponerle mucho cuidado a la asistencia de las organizaciones sociales, porque el grupo de estudiantes, profesores, maestros, DDH, mujeres, grupos sindicales, partidos políticos ya están contados hace rato en las movilizaciones y concentraciones del Área Metropolitana.
Esperamos, además, que la marcha no se disuelva en dos o tres vertientes de corrientes políticas de izquierda diferentes como ya ha ocurrido en ocasiones anteriores.
La posibilidad de que Bogotá marque la pauta con una participación masiva, superior a las anteriores movilizaciones, sería la tabla de salvación para Cali, B/quilla y B/manga, porque lo de Medellín por sabido se calla, es más, si sacamos una participación decorosa en la capital de la montaña, podríamos darnos por bien servidos habida cuenta del estado de cosas y de la situación del estado de animo de la gente en el distrito de ciencia, tecnología e innovación.
La crisis de la U de A: “38 congresistas piden incluir rescate financiero para la U de A en presupuesto de 2025”; el gobernador de Antioquia le debería dedicar tanto amor a la universidad así como se lo consagra a las 4 G y al túnel del Toyo; la suspensión de los diálogos con el ELN por la bomba en Arauca; factores que conspiran y le están quitando participación popular a la movilización del 19 de septiembre.
No obstante estos obstáculos la marcha de hoy se convierte un termómetro significativo para medir la correlación de fuerzas del momento político, sobre todo en Bogotá donde el Petrismo siempre ha tenido una fuerza política considerable, como lo demostró cuando el exprocurador Ordóñez lo sancionó con la pérdida de su investidura como alcalde y fue rehabilitado por la Corte IDDHH-
Sin embargo, algunos analistas aseguran que el pico de las marchas a favor de Petro ya tocaron el techo y no tienen más espacio social y político donde crecer.
El desencanto de mucha gente que votó contra Uribe-Rodolfo Hernández, o de los que eligieron a Petro con la ilusión y con las expectativas creadas por los cambios prometidos que no se han podido cumplir en estos dos años de gobierno, por culpa de la correlación de fuerzas en el Congreso o por el mal manejo de los problemas internos en el gobierno y dentro del PH, o por la avalancha de los medios de comunicación del sistema, por las Cortes, y los organismos de control, los gremios y los bancos, entre otros-
O por la imposibilidad de llegar un Acuerdo Nacional con los sectores financieros que manejan la economía del país para sacar adelante el contenido de las reformas que se están necesitando urgentemente para el desarrollo del país.
Todos estos elementos de carácter interno unidos a los aspectos objetivos de la crisis de la economía internacional, han permitido que una franja muy amplia de la opinión haya girado hacia la derecha conservadora y la ultraderecha fascista se haya profundizado.
El equilibrio de las fuerzas políticas, en favor y en contra del gobierno se va definir en el 2025 con las reformas de la jurisdicción especial agraria, la reforma de la salud, de la educación (U de A), laboral, pensional, el nuevo código minero, la reforma a la justicia, la ley de servicios públicos, ente otras.
Si las mayorías de los trabajadores formales e informales (40% y 60%, respectivamente y) no sienten en sus bolsillos y en la canasta familiar los beneficios de la reactivación de la economía pues va a ser difícil convencerlos a favor del proyecto democrático del PH, y en contra de los medios de comunicación del sistema dominante; se van a abstener de votar por el que diga Petro, o van a ser cautivados por el canto de sirena del autoritarismo, “la seguridad democrática, la cohesión social y el emprendimiento individual”, la guerra y la seguridad y el orden de la autoridad fascistas.
La movilización del 19 de septiembre, a 51 años del golpe de estado de Pinochet contra el Presidente Allende, va a mostrar la participación de masas al llamado del Presidente Petro.
El movimiento revolucionario y democrático tiene que estar bien parado en la realidad de los hechos para poder orientar a los trabajadores, acumular fuerzas, y avanzar en la organización del aparato político unitario del PH en las regiones, mucho más allá de las elecciones, condición “sine quanon” para poder responderle a la ultraderecha en el escenario que fuere necesario.
El último atentado del ELN en Arauca le está sirviendo en bandeja de plata a los sectores de la ultraderecha el espacio y la ocasión de posicionar el lenguaje de la guerra, la narrativa del autoritarismo y del regreso de los “falsos positivos”, de las desapariciones forzadas, de los desplazamientos de comunidades campesinas, de la acumulación de capital por el despojo del salario, de la tierra y del trabajo en condiciones dignas.
Aunque algunos comentaristas dicen que las negociaciones del gobierno con los Comuneros del Sur, ha sido un error porque apenas son unos 300 hombres en el Cauca que no representan al ELN y que han propiciado la división y la desautorización del COCE quienes son la “legitima autoridad” con la cual venía negociando el gobierno.
Así las cosas con este panorama político nacional; con una economía que tuvo signos de recuperación en el 2º trimestre de 2024 con la reactivación de la agricultura, la industria a través de las confecciones y los textiles y el incremento del turismo; con el control de la inflación y la tendencia a la baja en las tasas de interés del Banco de la Republica; con un paro camionero de los transportadores de carga y de los taxistas y de los vuelos de pasajeros, hábilmente manejado por el gobierno habida cuenta la correlación de fuerzas; con la elección de procurador a la vista con el riesgo de que quede en manos de la ultraderecha de Vargas Lleras.
Y sobre todo con la amenaza de que la Corte Constitucional tumbe la reforma pensional por vicios de trámite y el Consejo Nacional Electoral continúe investigando la campaña electoral de 2022 por violaciones de los topes electorales como paso inicial para un golpe blando del Congreso y de la Corte Suprema de Justicia contra el Presidente Gustavo Petro.
Es en estas condiciones y con estos elementos de juicio, en medio de la polarización, la incertidumbre y la violencia, como se llevarán a cabo las movilizaciones y concentraciones el 19 de septiembre de 2024, por la defensa de la reforma pensional, contra el golpe de Estado y por la defensa de la democracia.
Nota: “La marcha fue muy nutrida (en Medellín), lástima sin los partidos y sin los jóvenes, una de las marchas más grandes de las que he estado presente” Fernando Rivera.
