Pares lo había advertido. La situación en la frontera con Venezuela no es un juego, y las últimas revelaciones realizadas por el investigador Wilfredo Cañizares, director de la Fundación Progresar, lo demuestran una vez más. Según Cañizares "la entrada a Colombia el 23 de febrero del sr Juan Guaidó fue coordinada con los Rastrojos. Aquí están alias el brother armado, y el segundo al mando de este grupo paramilitar, alias el menor".
Tras la denuncia de Cañizares y la confirmación realizada por la policía acerca de que sí fueron «Los Rastrojos» quienes se reunieron con Guaidó en la frontera colombo-venezolana y ejecutaron un plan para escoltarlo hasta territorio colombiano, surgen varias preguntas:
¿Sabía el gobierno de Duque y Holmes Trujillo sobre esta operación paramilitar en la frontera? ¿Cuánto dinero pagó la oposición venezolana para que «Los Rastrojos» hicieran esta operación? ¿Cuánto dinero de la cooperación internacional se utilizó para hacer esta ‘vuelta’ -como se denominan estos procedimientos en la jerga de los delincuentes y asesinos-?
Lo dijimos desde el primer día: la entrada a Colombia el 23 de febrero del sr @jguaido fue coordinada con los Rastrojos. Aquí están alias el brother armado, y el segundo al mando de este grupo paramilitar, alias el menor. pic.twitter.com/qflAYBgWQf
— WILFREDO CAÑIZARES (@wilcan91) 12 de septiembre de 2019
La operación paramilitar llevada a cabo por «Los Rastrojos» para traer al autoproclamado presidente Juan Guaidó a territorio colombiano ese 23 de febrero, día célebre por la realización del concierto humanitario con la presentación de Juanes, quién de paso había manifestado que se encontraba «del lado correcto de la historia», al parecer fue un plan de desestabilización política contra Nicolás Maduro orquestado por la oposición venezolana de la mano de sectores de ultraderecha y antichavistas en Colombia.
Según la información recogida por Cañizares, el operativo de ingreso a Colombia de Guaidó para el concierto del 23 de febrero se realizó por Puerto Santander, coordinado por paramilitares de los Rastrojos, quienes montaron una operación candado desde Guaramito a Agua Clara, hasta cuando llegaron funcionarios públicos a recogerlo.
Tenemos los relatos de la comunidad, en donde nos cuentan cómo paramilitares de los Rastrojos, los obligaron a encerrarse durante 24 horas, hasta cuando el sr @jguaido llegó a Agua Clara y fue recogido por funcionarios de la alcaldía de Cúcuta y de la gobernación.
— WILFREDO CAÑIZARES (@wilcan91) 12 de septiembre de 2019
El contexto de esta historia
Desde esa semana previa al 23 de febrero, Washington había dicho que el 23 de febrero se iniciaría la entrada a Venezuela de la ayuda humanitaria desde Colombia, Brasil y otro lugar que mantienen en reserva los coordinadores de estas actividades. Desde Caracas, el gobierno de Nicolás Maduro, insistió en que no permitiría que entren a territorio venezolano las toneladas de alimentos y medicinas que han dispuesto varios países para aliviar la situación de algunos sectores de la población del vecino país.
«No se sabe en qué va a terminar este pulso entre Maduro y los países y las fuerzas que lo quieren tumbar, pero la situación no pinta bien. Podría ser que, a última hora, el gobierno de Caracas decida colaborar de alguna manera con la operación y esta sería la mejor salida para que la confrontación no se escale. Pero es improbable que esto ocurra. Es más probable que se produzca una violación del territorio de Venezuela y que se desaten incidentes violentos en la frontera», lo advirtió días antes León Valencia, director de la Fundación Paz y Reconciliación - Pares.
Valencia advertía que la ayuda no tenía un carácter exclusivamente humanitario. «Es una operación de alto calado político y así lo ha advertido la Cruz Roja Internacional que se negó a participar en estas operaciones. Para empezar, Estados Unidos, Colombia y Canadá, que están a la cabeza de esta ayuda, eligieron como interlocutor a Juan Guaidó a quien le han reconocido la condición de presidente legítimo de los venezolanos.»
Hay que recordar que desde el Puente Internacional Francisco de Paula Santander, sobre el río Táchira, ese fin de semana del 23 de febrero hubo varios intentos para ingresar la ayuda humanitaria como lo había previsto el autoproclamado presidente de Venezuela Juan Guaidó.
Sin embargo, una serie de disturbios e incendios dejaron en vilo la llegada de alimentos y medicinas. No hubo ganadores en este pulso entre países, pero sí perdedores: los ciudadanos.
La propuesta fue liderada por Guaidó, quien aseguró que haría todo lo que estuviera a su alcance para pasar el sábado la ayuda a territorio venezolano. Un día antes de la entrega, se realizaron dos conciertos en la frontera de ambos países como una intención “filantrópica y de paz”.
A raíz del concierto, donde se proclamaron las buenas intenciones y la buena voluntad de quienes participaron en tarima, se creyó que el sábado iba a haber un estado de aparente calma; pero sucedió todo lo contrario. Tan pronto hubo un intento para pasar la tan mencionada ayuda humanitaria, los camiones fueron incinerados.
Ante los desmanes que se presentaron ese fin de semana en la frontera, el lunes siguiente se reunió en Bogotá el Grupo de Lima, conformado por 14 países, entre ellos Colombia, y que tiene como objetivo buscar una salida pacífica a la crítica situación de Venezuela.
“El intento (de entrar la ayuda) produjo unas escenas dolorosas: 285 heridos. No hay el número preciso de los muertos, pero en la frontera con Brasil algunas fuentes incluso aseguran que hay 14 muertos”, dijo León Valencia, director de la Fundación Paz y Reconciliación-Pares.
“Veo que ellos aceptan que no tuvo la contundencia tanto el concierto como la búsqueda de penetrar Venezuela con drogas y con alimentos. Ellos pensaban que podían dividir de manera importante, producir una fractura de las fuerzas militares y de policía de Venezuela y no lo lograron”, explicó León Valencia en ese momento Valencia.